La Acción de Vidángoz

Aquel 25 de junio, como de costumbre, andarían los bidankoztarras con la resaca de la romería a la ermita de San Juan, pero ese día no pintaba para nada como otros años, parecía que se iba a torcer, y de qué manera…

A mediados de junio se había producido el segundo levantamiento realista, entrando un contingente por Roncesvalles y, poco después, otro por Irati. No había salido el tema según lo planeado porque cuando estaban los realistas al otro lado de la muga casi listos para emprender un nuevo alzamiento, Francia les había requisado prácticamente todas las armas, pero aún así, habían decidido seguir adelante con apenas 150 fusiles que habían podido conseguir por otro lado.

Sea como fuere, las tropas realistas se había reunido en Uztárroz. Los liberales tuvieron noticia de esta nueva incursión de los facciosos y fueron tras ellos por Aezkoa hasta llegar a Ochagavía, donde estaban establecidos el día de San Juan. Ahí dividieron sus fuerzas para intentar hacer una pinza atacando por dos puntos a las tropas realistas, y es por eso que mientras parte del contingente fue por Izalzu hacia Uztárroz, otra parte se dirigió hacia Vidángoz.

Las tropas realistas se ve que se habían visto venir la jugada y habían pasado el día en las alturas de Santa Bárbara,  desde donde podían vigilar si sus enemigos avanzaban hacia ellos. Desde allí pudieron ver que un contingente de soldados constitucionales se estaba desplazando desde Ochagavía a Vidángoz y parece que llegaron a lanzar algún pequeño ataque (como se puede comprobar en el cuadro inferior), aunque no se desataron las hostilidades.

Así, al final del día se encontraban las tropas constitucionalistas acampadas en las cercanías de Vidángoz, donde iban a pernoctar. Sabedores de esta circunstancia, los realistas prepararon un ataque nocturno para tratar aprovechar el factor sorpresa.

Ayudados por guías locales, tres columnas realistas fueron evitando a los vigías constitucionalistas colocados en lugares estratégicos para acercarse a los tres puntos convenidos desde los que habrían de lanzar el ataque sobre los liberales. Hacia las 3:00 de la madrugada, cuando el general Quesada y sus 85 hombres llegaban a su posición, fueron descubiertos por los constitucionales y comenzó un tiroteo, no sin algo de desconcierto por parte de éstos, y se inició el enfrentamiento. No obstante, las otras dos columnas todavía no habían llegado a los puntos convenidos y el plan no se pudo desarrollar del todo según lo esperado. Aún así, los realistas llegaron a hacerse con el pueblo y los cabecillas Ladrón y Villanueva con sus hombres recorrieron las calles con vivas al rey y mueras a la constitución, y también liberaron a algunos simpatizantes que estaban presos en la cárcel local (Manuel Mendigacha, mencionado en las páginas 2 y 4, entre ellos).

Si atendemos a la crónica realizada por el párroco de Uztárroz, la denominada Acción de Vidángoz fue un éxito casi total, pues cogió por sorpresa a los constitucionales, les causó entre ocho y diez muertos y diversos fallecidos, y, además, 30 soldados fueron hechos prisioneros. También se apoderaron de doce caballos del enemigo y de varias maletas de oficiales. Por contra, en sus filas solo registraron dos heridos. Los constitucionales tuvieron que huír a Izal e Irurozqui y los realistas se replegaron a Roncal para reabastecerse y por temer la llegada de refuerzos liberales.

La versión liberal (Diario Constitucional de Barcelona), como os podréis imaginar, es bien distinta: pese a que les cogieron por sorpresa, se repusieron y consiguieron vencer, causando al enemigo 30 muertos y diversos heridos, registrando en sus filas un solo fallecido y siete heridos. Los realistas tuvieron que huír a Roncal y los liberales se retiraron a Irurozqui a esperar a los refuerzos que venían de Irati.

¿A quién creemos? Pues probablemente a todos y a nadie, y el resultado, seguramente, habría sido algo intermedio, pero no tenemos datos objetivos al respecto, salvo el fallecimiento de un teniente en las filas liberales.

En medio de todo esto, nuestros antepasados aguantando el chaparrón… y lo que vendría en los meses siguientes. Con esta situación, seguro que las fiestas de San Pedro de aquel año no estuvieron tan animadas como de costumbre…

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