De cuando el príncipe durmió en Vidángoz

El siglo XIX fue época de grandes exploraciones y, en cierto modo, nuestro valle de Roncal fue uno de esos últimos confines a los que llegar o por explorar.

Es por ello que el príncipe Bonaparte, en 1866, en el tercero de sus viajes a las tierras del euskera, tuvo especial interés en conocer esta indómita tierra nuestra, y Vidángoz fue su última frontera. Así, estuvo en nuestro pueblo del 8 al 12 de marzo de aquel año, tomando notas de gramática y léxico de nuestro uskara, no pudiendo visitar más villas del valle, como era su intención, debido a una gran nevada. En esos días en Vidángoz padeció Bonaparte unas fiebres, pero se recuperó sin problema.

Se hospedó en casa de Prudencio Hualde, en la Vicaría, por ser con quien había tenido trato por las traducciones, pero tal vez en este momento conoció también a Mendigacha, ya que era el vecino de enfrente y, seguramente, le habrían hablado de él.

En Vidángoz señaló haber encontrado ‘granos de oro entre esos valientes montañeses tan inteligentes, tan hospitalarios, pese a vivir enterrados en medio de nevadas y rodeados por todos lados de barrancos, precipicios, osos y lobos’.

Los bidankoztarras le dejaron una buena impresión, ¿no os parece?

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