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De cuando había dos Vidángoz

Leído el título de este artículo. ahora viene cuando empezamos a echar humo por la cabeza. Bueno, no. La verdad es que, quien más quien menos, todo el mundo ha oído hablar de el otro Vidángoz, aquel que se encontraría un poco más arriba de Ziberria, en lo que se denomina el campo de Navarro y sus alrededores. La verdad es que pruebas tangibles de la existencia de aquel poblado no tenemos, pero en las siguientes líneas veréis que hay muchos más indicios que con el poblado en San Juan.

La pista fundamental sería la ermita románica de San Sebastián, que apoyaría esta teoría de la misma manera que la ermita de San Juan apoyaba la anterior, pero ya hemos dicho que esto no era demasiado concluyente.

Así que iremos a otra serie de indicios: por un lado, los ‘arqueológicos’ (esto es un decir). Ha habido varios momentos en los que al mover tierra en aquel entorno han salido una serie de paredes que, a juzgar por lo que señalaban quienes las vieron, ‘aquello no eran paredes de fincas sino de casas’. La primera referencia temporal me la daba Evaristo Lengorna, cuando señalaba que, tras alguna riada histórica que les llenó de bolos la huerta que todavía tienen (al lado del antiguo corral), estaban vaciándola de piedras en ondalan y salieron una serie de muros de lo que algún mayor de casa Lengorna denominó la etxezarra, en referencia a una antigua casa que había existido en aquel lugar.

Años más tarde, un mocé llamado Agustín Mainz [Jimeno / Santxena] estuvo trabajando en las obras de la traída de aguas en la década de 1950, y hace años recordaba que en aquella obra, al realizar las zanjas ‘donde el campo de Navarro’, en algunos tramos salían muchas paredes consecutivas que tenían toda la pinta de ser de antiguas casas.

Por último, al realizar las obras de reforma de la pista forestal de Vidángoz a Roncal a finales de la década de 1990, en el nuevo tramo que parte prácticamente desde Ziberria también se oyó que había salido alguna pared antigua.

Aparte de todo esto, tenemos la evidencia clara de la toponimia, que nos indica que el paraje que hay entre el actual pueblo y el entorno donde se encuentra la ermita de San Sebastián se denomina Bidankozarte, paraje del que esta publicación toma su nombre, y cuyo significado no es otro que ‘entre Vidángoz’, esto es, el lugar situado entre (un) Vidángoz y (el otro) Vidángoz.

Y es en este punto del boletín donde ya entramos en la historia literalmente, esto es, cuando empieza a aparecer Vidángoz como tal en la documentación. La primera mención histórica a nuestro pueblo es de hace casi 1.000 años… y no se menciona un Vidángoz, sino dos. El documento, fechado en 1.085, trata de la cesión del rey Sancho Ramírez al Monasterio de Leire de los monasterios reales (porque hasta entonces eran propiedad del rey) de Igal, Burdaspal, Roncal y Santa Engracia con sus respectivas pertenencias. Entre las propiedades del Monasterio de Igal constan un palacio en Içiçe (Iciz), una casa en Ustés, las iglesias de Bidangoç y Bidangoç, Gosa (Güesa) y Sarres (Sarriés) y dos cubilares (majadales), uno en Abodi y otro en Ori.

Podríamos pensar que esto de que Vidángoz se nombrara dos veces en aquel documento se podía deber a una errata, pero casi un siglo después en 1178, el obispo de Pamplona y el abad de Leire acuerdan sus derechos sobre diversas iglesias y lugares y se mencionan en esa ocasión Bidangoz y Bidangoiz.

Dos décadas después, en 1197 hay una sentencia arbitral sobre las mutuas reclamaciones del Obispado de Pamplona y el Monasterio de Leire en las que aparecen las iglesias de Bidangoz y Bidangoz.

Y por último, en 1198 el propio Papa confirma desde Roma los derechos del Monasterio de Leire sobre diversas iglesias y lugares, entre ellos, Vidángoz y Vidángoz.

Así que todo parece probar la existencia de dos Vidángoz… aunque el segundo no lo tengamos localizado aún.

Apellidos bidankoztarras: Mainz

Se ha hecho de rogar, pero al final le ha llegado el turno al apellido Mainz, que cierra el podio de apellidos más habituales en Vidángoz en los últimos tres siglos, solo superado en frecuencia por Sanz y Urzainqui.

Mainz es un apellido que consta en nuestro pueblo desde hace seis siglos: en el apeo de población de 1426 vemos por primera vez a Blasco Maynz y a Lope Maynz entre los 64 dueños de casas de Vidángoz. El apellido parecía desaparecer en el siguiente listado histórico del que disponemos, en 1501, pero poco después, en 1515, reaparece con Ysavel Maynz. No hay más listados nominales hasta 1612, pero en un documento de 1553 en la que símplemente se da referencia numérica de la cantidad de vecinos de Vidángoz, firma el alcalde Domingo Mainz.

Ya en el siglo XVII, en 1612 constan Pasqual y Pedro Maynz como dueños de casas; en 1634, Domingo, Pascoal, Miguel y Pascoala Maynz; en 1645, Domingo y Pascoala Maynz; en 1646, además, Pascoal Maynz es alcalde; 1677, Phelipe, Crisóstomo y Rafael Mainz; y en 1726, Daniel, Baleriano, Domingo y Ana Mainz.

A partir del siglo XIX, desde 1810, ya podemos afinar hasta en las casas por las que ha pasado Mainz como primer apellido: Montxonena, Danielna, Paskel, Artutx [actual Pelairea], Aristu vieja [actual Iturriondo], Aristu, Molena, Jimeno, Matías [actual Remendía], Makurra, Navarro, Anarna, Pantxo, Maizena, Santxena, Xoko, Mailusa, Vicaría, Mendigatxa, Bernabé [actual Harretxe], Mux, Bomba, Refelna, Landa y Arriola. Así, en los dos últimos siglos ha habido Mainzes en un tercio de las casas de Vidángoz, lo cual nos da una idea de lo abundante que ha sido el apellido en nuestro pueblo.

Pero cabe pensar que, en su día, tal vez no lo sería, o si no, ¿por qué se habría de denominar a una casa “la de Mainz”? Pues, seguramente, porque en aquel entonces sería el único Mainz que habría en el pueblo, y de ahí que a la casa de Mainz la denominaran Mainz+ena, y con el tiempo evolucionara hasta el actual Maizena. Se repite lo que comentábamos en su día con el archicomún apellido Sanz, que se ve que en su día no lo sería tanto, y de ahí que tengamos casa Santz+ena, casa Santxena.

El apellido Mainz en Vidángoz tiene otra particularidad, otra curiosidad: en un pueblo en el que prácticamente no hay alusiones a quién hizo una casa en las piedras de su fachada, encontramos en el dintel de casa Azkue la inscripción “PEDRO D MAIZ […] 623”. Bueno, hay que señalar que esa piedra no estaba originalmente en ese lugar, en esa casa, sino que llegó a ella en su última reforma… pero casualmente, como podéis ver en el tercer párrafo de este artículo, apenas once años antes de ese 1623 había un Pedro Maynz dueño de una casa en Vidángoz, ¿coincidencia?

Para terminar, trataremos su incierto significado. Hay quienes señalan que procede de la ciudad alemana de Mainz, pero en nuestro caso parece poco probable. Yo supongo que podría ser un patronímico de Martín, un Martíniz abreviado como pasa con otros apellidos como Sáez, Díez, etc… O, tal vez, por analogía con el apellido Sainz, que es patronímico de Sancho, ¿podría Mainz serlo de Mancho? A saber…

Nacimientos, bodas y defunciones en 1921

Para terminar con este número y como suele ser costumbre en la última revistica de cada año, vamos a hacer repaso de quienes nacieron, se casaron y murieron en Vidángoz en el año que estaba a punto de empezar hace ahora un siglo.

En el capítulo de nacimientos, digamos que 1921 fue un año flojico, ya que solo nacieron nueve niñ@s, cuando la media en aquellos años estaba en doce. Por orden cronológico, son los siguientes: Fermina Artuch Urzainqui [Maisterra], Teodoro Sanz Fuertes [Txantxolit / Antxon], Ángel Sanz Jimeno [Zinpintarna], Jorge Asín Gayarre [Pelaire], N. De Andrés Fuertes [Xapatero], Bernardino Mainz Mainz [Refelna], Benigna Mainz Mainz [Mendigatxa], Bernardina Iriarte Sanz [Iriarte / Txikiborda] y Pedro Ornat Sanz [La Santa].

A grandes trazos, la vida de estos nueve fue así: uno nació muerto, el de Xapatero, pero el resto llegaron a la edad adulta. De ellos, tres, Teodoro, Jorge y Pedro fueron cabezas de familia en Vidángoz, casándose los dos primeros con sendas bidankoztarras y el tercero con una de Garde. Otros tres, Ángel, Bernardino y Benigna, emigraron a América en la que sería la última gran oleada que cruzó el charco, aunque uno de ellos, Bernardino, terminó regresando. De ellos solo se casó Benigna, como la mayoría de sus quintos, con un bidankoztar. Fermina no se casó y se quedó en la casa nativa junto a sus padres y hermanos. En cuanto a Bernardina, toda su familia dejó Vidángoz en torno al final de la Guerra Civil para marchar a Pamplona, donde hizo su vida ya lejos de Vidángoz.

Ángela Urzainqui y Felipe Jimeno, casados en 1921 a casa Hualderna.

En el capítulo de bodas también fue 1921 un año regular, celebrándose tan solo dos enlaces cuando la media era casi de 2,5. Las parejas que se unieron en aquel año fueron Felipe Jimeno Ornat [Garro / Hualderna] con Ángela Urzainqui Hualde [Hualderna] y Pedro Mainz Salvoch [Aristu] con Felisa Pérez Jimeno [Landarna / Aristu]. Unas parejas bastante prototípicas para la época, en las que ambos contrayentes eran de Vidángoz, donde ambos novios tenían 26 años (algo más jóvenes de la media de edad al casarse en la época en nuestro pueblo, que era de casi 29 años para los varones) y ambas novias 23 años (también algo más jóvenes que la media de la época, que era de 24,5 años para las mujeres).

Ambas parejas se quedaron en Vidángoz y fueron cabezas de familia en sendas casas: La primera, en casa Hualderna, donde nacieron sus nueve hij@s; y la segunda en casa Aristu, donde vinieron al mundo otras ocho criaturas.

Como podéis ver, parejas muy al estilo de su tiempo.

Por último, llegamos al capítulo de defunciones. Para empezar, diremos que fueron diez, con lo que aquel año Vidángoz tuvo saldo vegetativo negativo (más fallecimientos que nacimientos). Fallecieron varios cabeza de familia: Miguela Salvoch Pérez [Escuela / Mailusa] con 59 años, Pedro Antonio Mayo Landa [Uztárroz / Rakax] con 78 años, Manuela Mayo Garde [Uztárroz / Bomba] con 73 años, Amalia Mendigacha Mainz [Bernabel / Llabari / Garín] con 32 años, Cecilio Sanz Hualde [Landarna / Santxena] con 79 años y Balbina Monzón Barrena [Monxon / Largotena] con 67 años.  Como podéis ver, la mayoría llegaron a una edad considerable para su época, excepción hecha de la desdichada Amalia, sobre cuyas circunstancias podéis leer el artículo dedicado a casa Montes/Garín en el Bidankozarte nº 12, pero que probablemente se habría visto afectada por las consecuencias que trajo su condena en un caso de estafa de 1.000 pesetas a Jacinto Garín.

También fallecieron aquel año cuatro menores. Dos de ellos algo más crecidos y debido a unas fiebres tifoideas: Quintín Urzainqui Urzainqui [Pantxo], de 13 años, y Elena Pérez Goyeneche [Diego], de 5 años. Los otros dos, el que nació muerto en casa Xapatero, N. De Andrés Fuertes, ya mencionado en los nacimientos, y otro de apenas cinco meses, Juan Dandiararena Ros, también en casa Xapatero, sacado de la inclusa y que se hallaba lactando con Isidra Fuertes, práctica ésta habitual en la época.

Pues hasta aquí 1921, un año que ya veis que tuvo sus particularidades.

Uskararen eleak – Las palabras del Uskara

El libro del que hablaremos en esta ocasión iba a haber visto la luz cuando nos sorprendió el confinamiento de marzo, aunque finalmente se publicó con la llegada del verano.

Portada de Uskararen eleak (Pamiela, 2020)

Escrito por la burgiar Josune Aznárez Alkat, se titula Uskararen eleak – Las palabras del uskara (Pamiela, 2020) y recoge otro de los aspectos de nuestro extinto dialecto roncalés que pervive en nuestros días además de la toponimia y la oiconimia (los nombres de las casas): el habla cotidiana.

Para ello, Josune recogió testimonios en las siete villas del valle de Roncal entrevistando a gente mayor de cada pueblo. En el caso de Vidángoz, colaboraron Estefanía Juanco Jimeno [Antxon], Engracia Mainz Pérez [Aristu / Juanko], Ascensión Marco Iglesias [Garde / Danielna], Simeón Pasquel Galech [Matxin], Mª Agustina Salvoch De Andrés [Salbotx], Mª Cruz Salvoch Jimeno [Calderero / Lengorna], Mª Esther Sanz Iriarte [Txantxolit] y Mª Dolores Urzainqui Pérez [Santxena], algun@s ya fallecid@s.

El resultado, más de 500 palabras con origen en el uskara que se siguen usando en el habla cotidiana de nuestros pueblos. Otro pequeño tesoro que no debería faltar en nuestras casas.

Se puede comprar en el bar de Danielna, en librerías y online en www.pamiela.com. Y también se pueden realizar aportaciones en el blog uskarareneleak.blogspot.com.

Encuentros con los ‘rojos’ en el monte

Durante el tiempo que los maquis pasaron ocultos en el monte de Vidángoz y teniendo en cuenta que en aquella época se hacía mucha vida en el monte, es lógico pensar que hubo muchos más encuentros con los guerrilleros de los que yo he podido constatar.

Detrás del hecho de no hablar de los encuentros con los maquis había una doble razón. Por un lado, si no se denunciaba ante las fuerzas del orden público, quien lo hubiera hecho se enfrentaba a una desorbitada multa. Si no, que se lo digan al pobre Liborio Sanz [Mailusa], que tuvo la mala fortuna de cruzarse en el monte con algún guerrillero, no dió parte a las autoridades militares… y alguien le denunció. El resultado, una multica de 500 pesetas, una verdadera fortuna para aquella época, y más para un pastor. Para hacernos una idea de la cuantía de la sanción, baste mencionar que el precio de una casa media en aquellos años era de en torno a 4.000 pesetas.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que entre los maquis había gente de pueblos cercanos a Vidángoz como Burgui, Garde, Isaba, Salvatierra, Sigüés… Aquí van los nombres de algunos guerrilleros que tomaron parte en esta gran operación del maquis, aunque no necesariamente todos ellos pasaran por Vidángoz y, como podréis comprobar, sus apellidos les delatan: Jacinto Ochoa, Ángel Galé, Tomás Galé, Roberto Gayarre, Ubaldo Sola…

Teniendo en cuenta este último extremo, se entiende que hubiera quien en el propio Vidángoz brindara a los maquis algo de ayuda proporcionándoles un poco de comida, más si tenemos en cuenta que con algunos de ellos habría incluso lazos de amistad anteriores a la guerra.

Pero si hay dos encuentros con los maquis que se recuerdan son los de la tarde-noche previa al tiroteo de Egullorre, el 24 de octubre, ocurridos en varias bordas (las de Aristu, Makurra, Lengorna, Mendigatxa…) cercanas a la Cañada en Gaiaputua.

Uno de los encuentros se produjo con Isidro Urzainqui [Kostiol / Santxena], que al ir a entrar a una de las bordas se vió encañonado por diversas armas. En esto, salió uno de entre los maquis que pidió al resto que bajaran las armas y a Isidro que le diera un cigarro. Éste contestó que él no fumaba, a lo que el guerrillero replicó ‘¡Serás sinvergüenza! ¡Pero si tú eres el dueño del estanco!’. Isidro se vio sorprendido. Y el maqui aún preguntó más: ‘¿Y qué tal está la sorda?’. Y con aquello Isidro ya supo que tenía ante sí a alguien conocido, que resultó ser uno de Sigüés que había estado trabajando en la madera en el monte de Vidángoz y durante aquella temporada se había alojado en casa Santxena, que era la única fonda de Vidángoz.

Dejaron marchar a Isidro después de haberle entregado propaganda para que la repartiera en el pueblo, material que no sabemos en qué punto desechó, pues con aquello no podía volver a casa Santxena, donde estaban alojados algunos militares.

También en aquel entorno de Gaiaputua fueron a toparse los maquis con Pío Ornat [Ornat / Zinpintarna], alcalde en aquel entonces y en la pasada guerra requeté voluntario. Debió de responder a las preguntas que le hicieron y se dice que, posteriormente, incluso llegó a llevarles algo de comida a escondidas. Eso sí, al llegar al pueblo tuvo que avisar a las autoridades militares de que unos 300 maquis se encontraban durmiendo a escasos dos kilómetros del pueblo…

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