El Libro de Fuegos de 1366 da cuenta de los 30 vecinos (propietarios) que vivían en Vidángoz. La cifra, que nos puede resultar escasa, duplica los 15 fuegos o familias que había en el pueblo tan solo 16 años antes.
¿Qué pasó para que el pueblo duplicara su población? Bueno, la pregunta en realidad tiene trampa. No es que el pueblo estuviera experimentando un crecimiento sin precedentes. La cuestión es que el anterior Libro de Fuegos se realizó en 1350, solo 2 años después de la primera gran epidemia de peste negra (1348), una catástrofe demográfica que según algunas hipótesis pudo acabar con el 60% de la población navarra. No sabemos cuánta gente viviría en Vidángoz antes de aquel desastre ni cuantos murieron o escaparon a otro lugar que creyeron más seguro, pero lo que queda claro es que se recuperaron del golpe relativamente rápido.
Ya entre aquellos 30 cabezas de familia, de los que se señala que son todos labradores y no hay hidalgos (la hidalguía colectiva le fue concedida al Valle de Roncal en 1412), encontramos algunos apellidos que se nos hacen conocidos, como Cambra, Hualde, Mancho, Yeneguiz (en Vidángoz había casa Ynigizena), Landa…
El pueblo debió de seguir creciendo durante el siguiente siglo y medio, para después estabilizarse y mantenerse prácticamente con el mismo tamaño durante los cinco siglos siguientes, esto es, en torno a 70 casas.