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Los maquis en octubre de 1944

Partida de maquis

Hoy hace 75 años que comenzó la denominada “Operación Reconquista”, la invasión del maquis, la guerrilla antifranquista. En este hilo bosquejaré el contexto general y me centraré en los principales sucesos que tuvieron lugar en Vidángoz (Valle de Roncal) y alrededores.

Quien quiera, también tiene a su disposición en Youtube la charla sobre este tema que di en agosto (https://youtu.be/L7FlTtPo5nA) y el boletín de Bidankozarte nº 33, publicado en septiembre, donde me centro más en los hechos sucedidos en Vidángoz, y que podéis descargaros aquí: http://www.vidangoz.com/bidankozarte/aleak/gazteleraz/bidankozarte_33_erd.pdf.

Españoles exiliados en Francia

Si bien los españoles en el exilio nunca habían abandonado la idea de volver a recuperar España, desde su partida al término de la guerra civil su situación había ido de mal en peor: campos de refugiados, campos de concentración posteriormente, ocupación nazi…

En 1942 los nazis habían empezado a perder terreno en la II Guerra Mundial y para el verano de 1944 el final de la contienda parecía cercano. A finales de agosto los aliados recuperan París y la mayor parte de Francia con la participación destacada de republicanos españoles.

Operación reconquista, con el fin de ocupar el Val d’Aran

Los republicanos, tras haber ayudado a recuperar Francia, esperaban que los aliados les “devolvieran el favor” y que lo siguiente sería dar el salto a España, donde todavía mandaba el fascismo. Se elaboró un plan que consistía en lo siguiente: Ocupar el Val d’Aran a mediados/finales de octubre, antes de que quedara prácticamente aislado del resto de España por las nieves invernales. Y es que después de nevar, el único acceso a dicho valle desde la península sería el túnel de Viella, fácilmente controlable. Allí se instalaría el gobierno exiliado, ya en suelo español, y pensaban ellos que esto obligaría a los aliados a seguirles y entrar en guerra con Franco.

Plan de incursiones maquis por todo el Pirineo

Pero primero había que conseguir ese objetivo de conquistar el Val d’Aran, y ¿cómo hacerlo? Se planificó una estrategia de distracción que consistía en que diversos contingentes de maquis cruzaran la frontera por diversos puntos de los Pirineos, haciendo que las fuerzas armadas de Franco se dirigieran a esos lugares y el Val d’Aran quedara menos vigilado.

«Linea P» con la que Franco pretendía defenderse de posibles ataques desde Francia.

Franco, por su parte, llevaba tiempo temiendo que los republicanos con ayuda de los aliados le atacaran por los Pirineos y por ello había empezado a fortificar el lado sur de la cordillera con búnkeres, nidos de ametralladoras, etc… la denominada LíneaP (P de Pirineos).

También había empleado a los denominados “desafectos” como mano de obra esclava en la construcción de infraestructuras, muchas de ellas carreteras que conectaban valles pirenaicos mediante carreteras que discurrían paralelas a los Pirineos.

Inicio de la incursión del maquis por el valle de Roncal

La antes citada maniobra de distracción comenzó la noche del 3 de octubre de 1944, con maquis entrando por la zona de Roncesvalles y por el Valle de Roncal. Centrándonos en el grupo que entró por el puerto de Krutxeta (Uztárroz), debían de ser unos 100 maquis. Al poco de cruzar la muga, en el Alto de Laza tuvieron un primer enfrentamiento (4 de octubre) con la policía armada, en el que falleció el guardia civil que les guiaba.

Zotropea, el lugar donde los maquis se dividieron en tres grupos

Los maquis siguieron avanzando hacia el sur y, apenas 5 km después, se dividieron en tres grupos. El primero de ellos tomo dirección a Esparza de Salazar; el segundo de ellos seguiría hacia el sur, dirección a Vidángoz; y el tercero no está claro, pero probablemente habrían ido en dirección a Isaba. De este 3º grupo ya no sabemos más.

El grupo que fue hacia Salazar terminó pasando al Valle de Aezkoa, donde hay noticias detalladas del paso de los maquis que podéis leer el esta entrada del blog de Turismo Abaurrea: https://www.turismoabaurrea.com/2014/08/los-maquis-en-abaurrea.html. Aquí seguiremos al grupo que fue hacia Vidángoz.

En la Sierra de Ferniando / Azaltegia tuvo lugar un enfrentamiento entre maquis y militares

No muy lejos de donde se separaron los tres grupos, en la Sierra de Ferniando y Azaltegia, en término de Vidángoz, los maquis tuvieron un nuevo enfrentamiento con el ejército (Batallón América XIX), donde fallece un soldado (5 de octubre).

Tras ese enfrentamiento, los maquis siguieron hasta Vidángoz, donde repartieron propaganda e invitaron al pueblo a rebelarse y unirse a ellos, pero la respuesta que obtuvieron fue decepcionante. Según el mando maqui “Chispita”, después de esto se dispersaron.

Sin embargo, la gente mayor de Vidángoz señala que algunos de aquellos maquis permanecieron ocultos en los montes del pueblo, y en los días y semanas siguientes bajaban de vez en cuando en busca de comida, generalmente en grupos muy reducidos y al anochecer.

El Txaparro era uno de los puntos de vigilancia de los militares

Tras los primeros enfrentamientos con los maquis, el ejército había enviado un destacamento a Vidángoz para controlar posibles incursiones guerrilleras, y solían hacer labores de vigilancia en puntos estratégicos: las ventanas de las primeras casas del pueblo, lugares elevados…

Un día, bajaban 7 u 8 maquis y cuando se encontraban a escasos 100 metros del pueblo,  junto a la huerta de Diego de Landeta, uno de los guerrilleros recibió un tiro, falleciendo en el acto. El resto huyeron, para salvarse y pensando que el tirador era alguien del propio Vidángoz.

La trampa de casa Xoko fue un buen escondite

Es por eso que, a la gente del pueblo que bajaba de trabajar en el monte, les amenazaban con que habían de volver a Vidángoz en busca de venganza por su camarada muerto. Y al llegar estas noticias al pueblo, claro está, cundió el pánico.

Cada cual afrontó la situación como se le ocurrió: unos decidieron quedarse en sus casas y afrontar lo que pudiera pasar; otros escaparon al monte, temiendo lo que pudiera ser de ellos si los maquis los encontraban en el pueblo; Y otros, unas cuantas decenas se escondieron en la “trampa de (casa) Xoko”, un habitáculo que quedaba por debajo del nivel de la calle y de la entrada de la casa y cuyo acceso, de no conocerse su existencia, pasaba desapercibido a la vista.

Viella, capital del Val d’Aran y objetivo que los maquis no consiguieron.

Llegó entonces el “día D” de la “Operación Reconquista”, el 19 de octubre, cuando los maquis entraron por el Val d’Aran y consiguieron tomar el control de algunos de sus pueblos camino de su capital, Viella, objetivo éste que finalmente no lograrían.

Entre tanto, el día 20-21 de octubre otra partida de unos 400 maquis, penetraba por el portillo de Arrakogoiti en el Valle de Roncal, camino de Garde, de donde seguirían hacia Teruel por Huesca, ruta habitual usada por el maquis por transitar por zonas poco pobladas.

Collado de Arrakogoiti, por donde entraron los maquis el 20-21 de octubre.

Los maquis llegaron hasta Belabarze, donde hicieron noche, pero, según la versión oficial, tuvieron que darse media vuelta y volver a cruzar la frontera con Francia ante el acoso al que les estaba sometiendo el ejército.

Digo según la versión oficial porque, casualmente, un par de días después andaba por el monte de Vidángoz un contingente grande de maquis, “por lo menos 300” según algún testigo, lo que podría corresponderse con los 400 que habían entrado por Arrakogoiti.

Multa que se impuso a Liborio Sanz por no comunicar la presencia de «rojos».

Quien tuviera contacto con ellos había de informar a la autoridad militar, so pena de una fuerte multa, como le ocurrió al pastor Liborio Sanz, quien recibió una sanción de 500 pesetas por no haber comunicado que se había encontrado con los “rojos”.

En la tarde-noche del 24 de octubre, con el tiempo tornándose invernal, varios vecinos de Vidángoz, entre ellos el alcalde, se encontraron con la tropa de maquis, que se preparaba para pasar la noche en varias bordas que había en torno a la Cañada Real de los Roncaleses.

De aquellos encuentros quedaba claro que, entre los maquis, había gente de algunos pueblos cercanos a Vidángoz: Garde, Burgui,  Salvatierra de Esca, Sigüés… Y es por ello que también hubo quien les ayudó en lo posible.

El alcalde llegó a Vidángoz e informó a los militares, que prepararon su estrategia para el amanecer siguiente. En esta tarea, hicieron caso omiso de las indicaciones de los bidankoztarras, y fueron casi emboscados por los maquis.

Lugar del cementerio de Vidángoz donde reposan los restos de aquellos maquis.

En el amanecer del 25 de octubre, en el término de Egullorre, hubo un encarnizado enfrentamiento entre maquis y ejército, llegándose incluso al cuerpo, hasta que los militares se retiraron por verse en posición desventajosa hasta que llegaran refuerzos.

El balance del enfrentamiento, brutal: 6 maquis y 5 militares muertos, entre ellos el teniente al mando. Los muertos fueron enterrados en el cementerio de Vidángoz, aunque a los maquis ni se les inscribió en registro civil, ni se les ofició funeral, ni se les enterró con caja.

En su recorrido por la cañada, los maquis tuvieron dos enfrentamientos más con las fuerzas armadas.

Los maquis prosiguieron por la cañada hacia el sur, y parece que en su avance, tuvieron otro enfrentamiento con el ejército en término de Uscarrés, en torno a la “Borda de Palacios”, si bien no hay apenas datos sobre este enfrentamiento.

Siguiendo en su avance cañada abajo, el día 27, en la “Borda de Zalba”, en término de Navascués, tuvieron otro enfrentamiento con los militares al amanecer del día 27 de octubre, falleciendo 5 maquis y 2 soldados y siendo detenidos 30 guerrilleros.

Juan Layana, a quien los maquis tomaron por guía.

De los maquis que pudieron escapar, algunos optaron por intentar llegar de nuevo a la muga con Francia, pero tomando un camino distinto para evitar al ejército. En Odieta, al Sudeste de Vidángoz, tomaron por guía al pastor Juan Layana, recién casado a nuestro pueblo.

Juan les guió hábilmente, esquivando incluso un puesto de la policía armada que habrían encontrado de haber seguido el camino habitual. Así llegaron al monte Santa Bárbara cuando estaba anocheciendo y con el tiempo realmente desapacible (niebla, nieve…).

Portillo de Largintia, donde los maquis quedaron a su suerte tras escapar Juan Layana.

Temiendo por su vida y aprovechando las circunstancias (anocheciendo, niebla, los maquis se iban quedando atrás por el cansancio), se tiró por una fuerte pendiente hacia abajo y consiguió así escapar, llegando horas después a Urzainqui, donde se puso a salvo.

De los maquis que quedaron a su suerte en Santa Bárbara, en el Portillo de Largintía, decía el propio Juan que difícilmente habrían podido sobrevivir a esa noche, tal y como estaba el tiempo y sin haber encontrado un refugio donde cobijarse.

Casualmente, la primavera siguiente, tras el deshielo, se encontraron en ese término varios esqueletos, que la quienes tenían noticia de lo ocurrido con los maquis no dudaron en relacionar con aquellos.

Jesús Monzón, dirigente del PCE en el exilio hasta que fracasó la Operación Reconquista.

El día 28 de octubre el PCE abortó la Operación Reconquista, apartó de su dirección a quien la había dirigido (el navarro Jesús Monzón) y puso al frente a Santiago Carrillo. La estrategia, a partir de entonces, descartó la lucha armada de los maquis y dejó de apoyarlos.

En mayo de 1945, varias personalidades del Valle de Roncal y alrededores fueron condecorados por la actuación de sus pueblos durante la invasión de los maquis.

Antes de terminar, me gustaría que si tienes algún dato/historia/anécdota más en relación a los maquis y los Valles de Roncal / Salazar, lo pusieras como comentario a esta entrada o bien escribieras un email a bidankozarte@yahoo.es.

Y así termina esta entrada sobre la incursión de los maquis en Vidángoz y el Valle de Roncal en octubre de 1944, que comenzó, como decíamos al inicio, tal día como hoy hace 75 años.

Un guía llamado Juan ‘Xapatero’

Tras el tiroteo de Egullorre los maquis huyeron por la Cañada abajo y en los días siguientes tuvieron más enfrentamientos con las fuerzas armadas que cada vez les seguían más de cerca. No sabemos si el episodio de un enfrentamiento en la denominada borda de Palacios (Uscarrés) al que se refieren algunos mayores de Vidángoz fue a continuación del de Egullorre o fue en otro momento, por ahora no tenemos forma de comprobarlo.

Lo que sí sabemos es que dos días después de aquel tiroteo en las cercanías de Vidángoz, en el amanecer del 27 de octubre, los contingentes militares de Burgui y Navascués habían cercado a los maquis que se encontraban pernoctando en la borda de Zalba (Navascués). Se registró allí otro fuerte enfrentamiento en el que fallecieron cinco maquis fallecieron y otros 30 fueron hechos prisioneros, mientras que los militares solo tuvieron dos muertos en sus filas.

En cualquier caso, parece que algunos maquis consiguieron escapar vivos de ésta, pero en esta ocasión vieron que no había otra salida que dar la vuelta e intentar alcanzar nuevamente la muga con Francia.

Así que no sabemos exactamente si era un grupo de maquis huídos tras el enfrentamiento de la borda de Palacios o tras el de la borda de Zalba, pero el caso es que un grupo de guerrilleros (entre los que presumimos que no quedaba nadie de la zona) llegó al término de Odieta, en la muga de Vidángoz con Burgui y se encontró con Juan Layana [Ezcároz/Xapatero] que andaba de pastor allí, y a quien tomaron como guía para que les llevara hasta la frontera. A punta de pistola, claro.

El pobre Juan Xapatero se acababa de casar a Vidángoz (era natural de Ezcároz), pues la boda había sido tan solo nueve días antes de este encuentro, y ya temía por su vida. Aún así, cumplió a la perfección con su cometido, esquivando incluso el puesto que la policía armada había instalado en la borda de Xapatero de Araingibelea, punto por el que, en principio, habían de pasar, llevando a los guerrilleros hasta Santa Bárbara por otro cerro, por ese en el que se encuentra la borda de Pilar (en Lexarra, ya en término de Roncal).

El caso es que, llegando al Portillo de Largintia, aprovechando que el temporal dificultaba la visión (unos dicen que empezaba a nevar, otros que había niebla…), que la noche se acercaba y que los maquis iban cansados de tanto día moviéndose, peleando y malcomiendo, debió de pensar ésta es la mía y, en un descuido de los guerrilleros (otra versión dice que con la colaboración de alguno de ellos), se tiró barranco abajo por lugar tan escarpado que los que lo conocen señalan que es casi imposible salir vivo si uno desciende por allí.

Las balas debieron de silbar, pero Juan Xapatero ya había huído y, algo después, consiguió llegar a Urzainqui donde, pese a ser noche cerrada y a los recelos que había por la presencia de maquis, consiguió que le reconocieran y le abrieran la puerta en casa Tiburcio, y llamaron a Vidángoz para hacer saber que estaba a salvo.

¿Y qué fue de aquellos maquis? Según señalaba Juan Layana, era difícil, si no imposible, que hubieran sobrevivido a aquella noche en las condiciones en que se encontraban y esto vendría a confirmar lo que se cuenta de que tiempo después, en la primavera, hallaron en aquel lugar varios esqueletos, que no dudaron en relacionar con los maquis que habían quedado aquella noche en Largintia.

Tampoco sabemos si, de haber muerto, lo hicieron todos, o tal vez alguno consiguió llegar a la muga y ponerse a salvo o incluso, como otra versión dice, algunos maquis salieron de aquella pero fueron encontrados y detenidos o muertos por el ejército.

Otro misterio sin resolver…

Apellidos bidankoztarras: Hualde

Como señalaba al inicio de este número, esta vez trataremos el apellido Hualde y su recorrido histórico en Vidángoz.

La verdad es que Hualde es un apellido relativamente frecuente en Euskal Herria, ya que podría traducirse como ‘al lado del agua’ y, así, de manera análoga a otros como Elizalde (‘al lado de la iglesia’), es un apellido que perfectamente podría existir en cualquier pueblo con río (o sea, en casi cualquier pueblo).

Dicho esto, vamos con la historia del apellido Hualde que, al igual que todos los apellidos frecuentes de Vidángoz (Hualde es el 5º apellido mas frecuente en nuestro pueblo en los últimos tres siglos y pico, solo superado por Sanz, Urzainqui, Mainz y Salvoch), tiene miga.

Casa Hualderna, literalmente «la de Hualde», aunque la denominación es anterior a los datos que podemos rastrear…

La mención más antigua al apellido Hualde es de hace seis siglos y medio, de 1366/1368, cuando uno de los treinta vecinos de Vidángoz se llamaba Sancho Hualde. Entonces no se heredaban los apellidos de padres a hijos, por lo que los actuales Hualde probablemente no tengan parentesco con éste, pero como dato, ahí queda.

En los siguientes libros de fuegos y apeos de población hasta 1613 no vuelve a aparecer, y en esa ocasión lo hace solamente en una mujer viuda llamada Cathalina Hualde. Desde al menos ese momento hasta la actualidad, la presencia de Hualde sera ya constante: en 1634 solo aparece un Domingo Hualde, en 1646 Pedro Hualde, en 1677 dos Juan Hualdes… y a partir de 1700 ya podemos seguir la pista completa a todas las ramas de Hualdes, si bien no sabemos cuánto de común tienen de ahí hacia atrás en el tiempo.

Antes de empezar con las líneas, y al contrario de lo que pasaba con Pérez, cuyas ramas en los últimos tres siglos habían llegado de otros pueblos del valle, señalar que en el caso del apellido Hualde todas las ramas son autóctonas de Vidángoz y las cinco que he localizado tienen inicio antes de 1700 (y, probablemente, partirían de un tronco común o, tal vez, dos).

Empezaré por las ramas más efímeras, aquellas que tuvieron poco recorrido a partir de 1700. La primera se localiza en casa Maisterra, donde vivían Pedro Hualde y Magdalena Urzainqui. La casa nativa la heredó una hija (y el Hualde no continuó), Juana Feliciana, y un hijo, Feliciano, se casó a casa Inigizena (actual casa Peña) y el apellido desapareció de aquella en la siguiente generación.

Firma de Prudencio Hualde, uno de los Hualde más ilustres que ha dado Vidángoz.

Un camino similar llevó la línea que partía de casa Lengorna, con Domingo Hualde y Cathalina Urzainqui, donde también heredó una hija, Pascuala Feliciana, y de donde pasó un hijo a casa Pelaire o a casa Garro y dos hijas de éste, María Josepha y María Joachina Hualde Glaria, ocuparon las dos casas mencionadas, pero, al ser mujeres, el apellido dejó de transmitirse.

La tercera rama, en casa Calderero e iniciada con Pasqual Hualde y Elena García, fue aún más efímera, ya que en la siguiente generacion heredó su hija mayor, Susana, y ya no se transmitió a la descendencia el apellido Hualde.

La cuarta línea que analizaré es la de los Hualdes de casa Arlla/Xapatero, iniciada con Fermín Hualde con sus dos matrimonios. Esta rama, aparte de mantenerse en casa Arlla hasta 1893, cuando falleció la última Hualde que heredó la casa (Petra Tomasa Hualde Salboch), llevó el apellido Hualde a las casas de Xoko (María Ysabel Hualde Sanz, en 1779), Anarna (María Sebastiana Hualde Sanz, en 1788), Txikiborda (María Tomasa Hualde Salboch, en 1884), Hualderna (María Tomasa Hualde Salboch, en 1915), Landarna (Casimira Antonia Hualde Barrena, en 1825), Txantxolit (María Sebastiana Hualde Barrena, en 1836), y Makurra (Petra Antonia Hualde Barrena, en 1838). La última Hualde de este linaje, María Tomasa Hualde Salboch, falleció en casa Hualderna en 1929.

La familia Hualde Pérez, seguramente la más extensa en número de miembros.

La última rama, la más extensa y que llega hasta nuestros días se inició en casa Diego o casa Casero/Txantxolit (eran dueños de ambas casas y casa Casero la tenían alquilada, tal vez le venga desde entonces el nombre de casa Casero, donde ‘casero‘ equivale a ‘inquilino‘) y el primer matrimonio que conocemos es  el de Agustín Hualde y María Urzainqui. En casa Diego duró solo dos generaciones más, pero desde allí pasó a las casas de Malkorna (Juan Hualde Urzainqui, en 1722), Laskorna (Juana María Hualde Sanz, en 1766), Hualderna (Fermina Agustina Hualde Armendáriz, en 1782), Mailusa (María Ramona Hualde Urzainqui, en 1792), Ornat (María Francisca Hualde Urzainqui, en 1795), Rakax (Josef Ramón Hualde Mayo, en 1849), Vicaría (Pedro Prudencio Hualde Mayo, en 1853), Santxena (Juana Ygnacia Hualde Yriart, en 1791), Pelaire (Pedro Pasqual Huarte Yriart, en 1796), Maisterra (María Cruz Hualde Anaut, en 1854), Arriola/Mux (Román Hualde Salvoch, en 1901), Navarro (Pedro María Hualde Salboch, en 1884), Ferniando (Javiera Hualde Mainz, en 1915), Danielna (Jacoba Hualde Mainz, en 1916), Angelena/José María (Jacoba Hualde Mainz, hacia 1920/1921), Lengorna (María Santos Hualde Mainz, en 1924), Txestas (Antonio Hualde Mainz, en 1925), Molena (Enrique Hualde Pérez, en 1953), Juanko (Enrique Hualde Pérez, en 1957), Mendigatxa, Aristu, Landeta y Remendía (antigua Matías), éstas últimas en tiempos más recientes. En resumen, que esta línea esparció Hualdes por más de un tercio de las casas de Vidángoz.

Apellidos bidankoztarras: Urzainqui

Esta vez vamos a conocer la historia del apellido Urzainqui en Vidángoz, un apellido que no es el más habitual en los últimos tres siglos de txiripa, y es que solo es superado por el apellido Sanz y por muy poco.

Así es que, siendo un apellido tan frecuente, os podéis imaginar que da un poco de pereza adentrarse en el berenjenal que supone estudiar un apellido tan extendido… pero algún día había que hacerlo, así que vamos a empezar por el principio.

José Mariano Urzainqui Urzainqui [Txestas] fue secretario del Ayuntamiento de Vidángoz durante 10 años a finales del Siglo XIX.

José Mariano Urzainqui Urzainqui [Txestas] fue secretario del Ayuntamiento de Vidángoz durante 10 años a finales del Siglo XIX.

¿Cuándo está documentado el primer Urzainqui en Vidángoz? Pues, hasta donde yo he indagado, parece que el primero en llevar ese apellido en Vidángoz lo encontramos en 1515 (y en 1501 no constaba), donde aparece un tal Blasco Urzaynquy, seguramente venido de Urzainqui (y es que inicialmente ese era el significado de este apellido, que hacía referencia a alguien natural del pueblo de Urzainqui que había salido de él para establecerse en otro sitio, en este caso en Vidángoz). Y es que en aquella época los apellidos todavía no se transmitían como hoy en todos los casos, digamos que estaban en proceso de fijación. Desde allí hasta un siglo más tarde, prácticamente, no he encontrado más Urzainquis (principalmente porque no hay apenas listados donde hacerlo).

Ya en 1605 aparece un Pedro Urzainqui en un proceso judicial de los Tribunales Reales de Navarra, donde consta entre los que han denunciado a otro vecino por injurias. Este mismo Urzainqui es quien vuelve a aparecer en unos documentos sobre rentas de 1612-1613, lo que hoy en día vendría a ser una especie de catastro. Y de aquí en adelante es donde comienza el boom de los Urzainqui, ya que apenas dos décadas después, en otro documento estadístico de 1634, ya hay cuatro Urzainquis entre los 85 vecinos o cabezas de familia de Vidángoz (no sabemos si todos son descendientes de aquel Pedro), tres en el barrio de Iriartea y uno en el de Iribarnea, aunque no podamos llegar a saber qué casa ocupaban. El número que se mantiene en los Apeos de población de 1645-1646, cuando uno de aquellos cuatro ha llegado a alcalde (Juan Urzainqui). En el Apeo de Población de 1677 ya son cinco los vecinos con este apellido, y uno de ellos tiene la circunstancia de ser pobre mendigante.

Casa Pantxo, probablemente sede de la saga más longeva de Urzainquis.

Casa Pantxo, probablemente sede de la saga más longeva de Urzainquis.

Ya en el siglo XVIII se mantiene la tendencia y el apellido sigue extendiéndose y llega a su máximo en el Apeo del año 1726, cuando en nueve casas el cabeza de familia (tres mujeres y seis hombres) lleva por primer apellido Urzainqui, siendo dos de las mujeres pobres de solemnidad, circunstancia tristemente frecuente en viudas y mozas (solteras).

No disponemos de más listados nominales hasta el siglo XIX, pero entonces, tanto en la matrícula parroquial de 1810 como en el listado de propietarios de 1816 hay ocho vecinos apellidados Urzainqui, cifra que con ligeros altibajos se mantendrá hasta nuestros días (9 en el catastro de 1847, 8 en el de 1883, 7 en el de 1898, 8 en el de 1916 y 7 en la matrícula parroquial de 1942).

Así pues, es fácil suponer que no habrá muchas casas en las que no habrá habido Urzainquis (y menos aún si tenemos en cuenta a las esposas, que no aparecen en los listados de vecinos por constar el nombre del marido como cabeza de familia). Así, por barrios, tenemos que en el barrio de Iriburua ha habido Urzainquis en las casas de Diego, Cosme, Laskorna, Lengorna y Arguedas; en el barrio de Iriartea en las casas de La Santa, Artutx (actual Pelairea), Algarra, Navarro y Hualderna; En Iribarnea, en casa de Xereno, Anarna, Kostiol, Pantxo, Ferniando, Ornat, Secretario, Arotx (actual Arbizu), Santxena, Maisterra, Rakax, Xapatero, Txestas, Landa y Llabari; Y en Egullorre, en casa de Malkorna, Xoko, Paxapan, Santos (actual Mailusa), Anxelmo (actual Calderero), Vicaría, Zinpintarna y Arriola.

En resumen, el apellido ha pasado por al menos 33 casas de las poco más de 70 que históricamente ha venido teniendo Vidángoz, casi la mitad.

Como dato curioso, señalar que hay varias casas en las que el apellido Urzainqui se ha mantenido durante muchas generaciones, como las casas Lengorna, Kostiol, Pantxo o Ferniando.

Así que podemos atrevernos a decir que todos seremos Urzainqui en cierto grado…

Tres requetés bidankoztarras muertos (11/06/1937)

Obituario de Antonio Larrea y Pascual Urzainqui

Obituario de Antonio Larrea y Pascual Urzainqui

Tal día como hoy hace 80 años la última guerra civil iba camino de cumplir año. Las tropas ‘nacionales’ avanzaban por el denominado Frente del Norte. Entre esas fuerzas se encontraban varios requetés bidankoztarras pertenecientes al Tercio de Montejurra: Antonio Larrea Miguéliz (Xapatero), Dionisio Mayo Urzainqui (Rakax), Pío Ornat Jimeno (Ornat / Zinpintarna), Eusebio Pérez Goyeneche (Diego), Cecilio Pérez Sanz (Santxena), Abundio Sanz Sanz (Danielna), Juan Urzainqui Pérez (Kostiol) y Pascual Urzainqui Hualde (Lengorna).

En aquel junio de 1937, tras haber sometido Durango, los requetés avanzaban hacia Bilbao. Para ello, habían de superar el denominado Cinturón de Hierro, un sistema defensivo que trataba de mantener la ciudad libre de las fuerzas sublevadas.
Esquela de los tres requetés bidankoztarras

Esquela de los tres requetés bidankoztarras

El día 11 de junio se inició la ofensiva definitiva sobre la capital vizcaína y en ella tomaron parte, entre otros, los ocho requetés bidankoztarras que formaban parte del Tercio de Montejurra, falleciendo en el asalto a las fortificaciones del Gallo (Galdakao) de aquel día tres de ellos: Antonio Larrea, Juan Urzainqui y Pascual Urzainqui.
Tres bidankoztarras muertos en un mismo día, noticia que seguramente causó un gran pesar cuando se recibió en el pueblo.
Las imágenes del Cinturón de Hierro en Galdakao han sido proporcionadas por la asociación de memoria histórica Galdakao Gogora.
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