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El aprovisionamiento de los castillos roncaleses en 1364

Visto desde el presente se nos suele antojar un orgullo el hecho de haber tenido en el pasado relativamente reciente castillos en nuestros alrededores. Sabemos que hace seis siglos y medio todavía había en nuestro valle tres castillos que defendían la frontera del Reino de Navarra: el de Pintano (en el actual término de Burgui), el de Burgui y el de Isaba.

Pero más allá de lo “atractiva” que nos pueda resultar la idea, y mirando por los bidangoztarras de entonces, el hecho de tener tantos castillos cerca tenía otras implicaciones no tan positivas.

Los castillos, infrastructuras que antaño había que mantener y proveer.

Los castillos, infrastructuras que antaño había que mantener y proveer.

Por un lado, la inseguridad que implicaba su situación en la muga del Reino (tanto con los Condados de Sola (Soule) y Bearn como con Aragón) tanto en el aspecto defensivo como en el sanitario (tan solo 15 años antes de esta fecha, entre 1348 y 1350, se produjo el primer gran brote de peste negra en Navarra, que redujo a menos de la mitad la población en nuestros pueblos (muchos de ellos desaparecieron) y que, además, venía precedido de algunos años de escasez de alimentos).

Por otro lado, el hecho de que los castillos tenían una guarnición (una dotación de soldados) permanente, que había que sustentar. Y este sustento, este mantenimiento de las tropas y los castillos, eran una más de las cargas que tenían que soportar los roncaleses de antaño, sin olvidar el resto de tributos que realizaban a la hacienda del Reino y a la Colegiata de Roncesvalles.

El caso es que en aquel verano de 1364, Carlos II, rey de Navarra, ordena a García Miguel de Elcarte, tesorero del reino, y éste, a su vez, a Pedro de Cassaver, recibidor de la Merindad de Sangüesa, que devuelva a los concejos de Burgui, Roncal, Vidángoz y Garde los cahices de trigo que habían adelantado para la provisión de los castillos de Burgui y Pintano.

Esto es, esos cuatro pueblos del valle habían cubierto (probablemente realizando un esfuerzo y no sabemos con qué margen de voluntariedad) unas necesidades del Reino que en aquel momento aquel no podía y, posteriormente, se les reponía lo aportado. Como era normal en aquel tiempo, la moneda de cambio no era dinero físico, sino el trigo, y con él se realizaban tanto préstamos como tributos.

Grabado sobre la batalla de Cocherel (1364), en la que los reinos de Navarra e Inglaterra se enfrentaron al de Francia.

Grabado sobre la batalla de Cocherel (1364), en la que los reinos de Navarra e Inglaterra se enfrentaron al de Francia, en un episodio de la Guerra de los 100 años.

Pero, ¿cómo un reino no tenía ni para aportar la provisión de un castillo? Eso es como no tener dinero ni para pagar la nómina a sus funcionarios (el tema suena actual, ¿eh?). La explicación es que Carlos II además de rey de Navarra era conde de Evreux (actual Francia) y, por cuestiones familiares pretendía además el trono de Francia. Esto le hizo meterse en la Guerra de los 100 años (1337-1453), en la que los principales contendientes fueron Inglaterra y Francia, pero donde tomaron parte otros diversos reinos.

En ese contexto bélico, en la primavera de 1364 Navarra e Inglaterra se enfrentaron a Francia en la Batalla de Cocherel (Evreux, actual Francia, a menos de 100 km de París). Parecía que la batalla estaba ganada, los franceses se escapaban, los navarros se crecieron y los persiguieron en su retirada. Pero, como decía Zabalza cuando fue entrenador de Osasuna, “si nos confiamos somos muy malos” y los refuerzos terminaron con los arqueros de la retaguardia y aquello terminó en masacre. Una derrota que hizo al rey replantearse su política exterior. En resumen, y siguiendo con símiles futbolísticos, que Navarra quería “jugar en Europa” pero con el presupuesto que tenían, no andarían muy sobrados. Y tocaba pagar a los de siempre: después de aquella derrota primaveral, ese verano no había ni trigo para las guarniciones de los castillos.

En resumen, que antes no hacían Trenes de Alta Velocidad, ni Circuitos de Navarra, ni Navarra Arenas, pero, al final, antes como ahora, el dinero no se dedicaba a mejorar la vida de los navarros.

Esarena

En esta ocasión el topónimo que trataremos es Esarena. Es un término cercano al pueblo, aunque tal vez éste no es de uso tan común como otros como Ziberria, Landeta, Elizarena, etc…

El caso es que Esarena se denomina al entorno del barranco de Esarena, que desagua en el pozo de Ziberria. Para tener una referencia inconfundible, en Esarena se ubica la ermita de San Sebastián, también llamada de la Asunción.

Mapa en el que se refleja la situación de Esarena

Mapa en el que se refleja la situación de Esarena

Es prácticamente seguro, por tanto, que el “otro Bidángoz” o Bidangoiz, como se denominaba al otro pueblo que mencionábamos al explicar el topónimo Bidankozarte (o Bidangozarte) en el nº 1 de esta publicación, se ubicara en este término de Esarena. El pueblo habría desaparecido como tal en algún momento entre el año 1198 (cuando se menciona por última vez en la documentación de Leire) y 1350, aunque poco más se puede afinar, ya que las fuentes de aquella época son escasas. Lo mismo desapareció por completo por la epidemia de peste negra de 1348 que acabó con más de la mitad de la población de Navarra en apenas 3 meses y como consecuencia de la cual quedaron despoblados para siempre un montón de pueblos. En el Vidángoz que hoy conocemos quedaron 15 casas habitadas (no sabemos sobre cuantas, pero en pocos años volvió a haber 30 casas, con lo cual seguramente, al menos 30 casas habría antes de la peste), y no fue de los peores parados del valle de Roncal. O tal vez no fue la peste y la población de Bidangoiz fue mermando en detrimento del Vidángoz que hoy conocemos por alguna razón que se nos escapa.

Sea como fuere, de aquel poblado no quedó desde 1350 más que la iglesia y, tal vez, alguna casa suelta, no sabemos con qué continuidad en el tiempo.

En cuanto al nombre del paraje, el topónimo Esarena aparece en la documentación al menos desde 1586 (Essarena) y el término se repite periódicamente en la documentación en los años y siglos posteriores.

La ermita de San Sebastián o de la Asunción, en el paraje de Esarena

La ermita de San Sebastián o de la Asunción, en el paraje de Esarena

Si atendemos a su grafía actual (que prácticamente es la que ha tenido en los últimos cuatro siglos y medio) Esarena, etimológicamente, podría descomponerse como Esa- (yeso) + -rena (sufijo posesivo), “el/la del yeso” o “lo del yeso”, lo que, hasta donde yo conozco, no tiene mucho que ver con la realidad de ese paraje.

Pero en una de las menciones a este paraje que aparece en la documentación, se le denomina Echerena (1701), y tal vez esto nos puede dar un indicio del origen del topónimo: Etxe- (casa) + -rena (sufijo posesivo), con lo que vendría a significar “el/la de la casa” o “lo de la casa”, dando a entender que solo quedaría una, al estilo de lo que sucedía en Navarzato, donde solo había una casica.

Por último, señalar que por Esarena también sube actualmente la pista forestal que lleva a Roncal. Hay que señalar que el trozo de pista que discurre por Esarena es un trazado reciente, de hace un par de décadas, diferente al trazado original que abrieron los prisioneros del franquismo que realizaron trabajos forzados y a los que se viene homenajeando desde hace casi diez años en torno a estas fechas en el alto de Igal. Dicho trazado original partía del corral de Arguedas y subía por Bidankozarte.

Así pues, venga su nombre de donde venga, queda claro que Esarena es un paraje con historia.

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