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Un guía llamado Juan ‘Xapatero’

Tras el tiroteo de Egullorre los maquis huyeron por la Cañada abajo y en los días siguientes tuvieron más enfrentamientos con las fuerzas armadas que cada vez les seguían más de cerca. No sabemos si el episodio de un enfrentamiento en la denominada borda de Palacios (Uscarrés) al que se refieren algunos mayores de Vidángoz fue a continuación del de Egullorre o fue en otro momento, por ahora no tenemos forma de comprobarlo.

Lo que sí sabemos es que dos días después de aquel tiroteo en las cercanías de Vidángoz, en el amanecer del 27 de octubre, los contingentes militares de Burgui y Navascués habían cercado a los maquis que se encontraban pernoctando en la borda de Zalba (Navascués). Se registró allí otro fuerte enfrentamiento en el que fallecieron cinco maquis fallecieron y otros 30 fueron hechos prisioneros, mientras que los militares solo tuvieron dos muertos en sus filas.

En cualquier caso, parece que algunos maquis consiguieron escapar vivos de ésta, pero en esta ocasión vieron que no había otra salida que dar la vuelta e intentar alcanzar nuevamente la muga con Francia.

Así que no sabemos exactamente si era un grupo de maquis huídos tras el enfrentamiento de la borda de Palacios o tras el de la borda de Zalba, pero el caso es que un grupo de guerrilleros (entre los que presumimos que no quedaba nadie de la zona) llegó al término de Odieta, en la muga de Vidángoz con Burgui y se encontró con Juan Layana [Ezcároz/Xapatero] que andaba de pastor allí, y a quien tomaron como guía para que les llevara hasta la frontera. A punta de pistola, claro.

El pobre Juan Xapatero se acababa de casar a Vidángoz (era natural de Ezcároz), pues la boda había sido tan solo nueve días antes de este encuentro, y ya temía por su vida. Aún así, cumplió a la perfección con su cometido, esquivando incluso el puesto que la policía armada había instalado en la borda de Xapatero de Araingibelea, punto por el que, en principio, habían de pasar, llevando a los guerrilleros hasta Santa Bárbara por otro cerro, por ese en el que se encuentra la borda de Pilar (en Lexarra, ya en término de Roncal).

El caso es que, llegando al Portillo de Largintia, aprovechando que el temporal dificultaba la visión (unos dicen que empezaba a nevar, otros que había niebla…), que la noche se acercaba y que los maquis iban cansados de tanto día moviéndose, peleando y malcomiendo, debió de pensar ésta es la mía y, en un descuido de los guerrilleros (otra versión dice que con la colaboración de alguno de ellos), se tiró barranco abajo por lugar tan escarpado que los que lo conocen señalan que es casi imposible salir vivo si uno desciende por allí.

Las balas debieron de silbar, pero Juan Xapatero ya había huído y, algo después, consiguió llegar a Urzainqui donde, pese a ser noche cerrada y a los recelos que había por la presencia de maquis, consiguió que le reconocieran y le abrieran la puerta en casa Tiburcio, y llamaron a Vidángoz para hacer saber que estaba a salvo.

¿Y qué fue de aquellos maquis? Según señalaba Juan Layana, era difícil, si no imposible, que hubieran sobrevivido a aquella noche en las condiciones en que se encontraban y esto vendría a confirmar lo que se cuenta de que tiempo después, en la primavera, hallaron en aquel lugar varios esqueletos, que no dudaron en relacionar con los maquis que habían quedado aquella noche en Largintia.

Tampoco sabemos si, de haber muerto, lo hicieron todos, o tal vez alguno consiguió llegar a la muga y ponerse a salvo o incluso, como otra versión dice, algunos maquis salieron de aquella pero fueron encontrados y detenidos o muertos por el ejército.

Otro misterio sin resolver…

Odieta

Trayendo a colación el suceso relatado en la sección de hemeroteca, hoy conoceremos un poco sobre el topónimo Odieta.

Vista parcial de Odieta, con el collado donde está la borda de Landarna (Foto: www.mendikat.com)

Vista parcial de Odieta, con el collado donde está la borda de Landarna (Foto: www.mendikat.com)

Este paraje se encuentra en la parte sureste del término municipal de Vidángoz, en torno al punto donde coinciden las mugas de nuestro pueblo, Burgui y Roncal. Este monte, que en palabras de Crisanto Pasquel (Paskel) es “el más extenso de Vidángoz”, limita con muchos otros parajes: al norte, con lo de Arlla y Epaio; al sur, con término de Burgui, donde sigue denominándose Odieta; al este, con término de Roncal, donde parte sigue denominándose Odieta y parte Epeio; y oeste, con Baraku, Lizanzorea (Azanzorea) y Ariztoia.

Restos de la borda de Landarna, en Odieta (Foto: www.mendikat.com)

Restos de la borda de Landarna, en Odieta (Foto: www.mendikat.com)

En este término podemos encontrar bordas (lo que queda de ellas) de varias casas de Vidángoz: Jimeno (por eso ocurrió allí el suceso del rayo que alcanzó a Manuela Jimeno [Jimeno], porque se encontraba trabajando en las tierras de en torno a la borda de su casa), Ferniando, Diego, Landarna (la que se intuye en la foto, obtenida de www.mendikat.com), Ornat, Larranbe… Y alguna más que me habré dejado.

En cuanto al significado del nombre, de Odieta, en esta ocasión es bastante sencilla, ya que se trata de un topónimo bastante común en Euskal Herria. De hecho, en Navarra hay incluso un pueblo y un valle llamados así, Odieta. El topónimo se compone de dos partículas, odi- (del vasco “hodi”, barranco, cañón) + -eta (sufijo locativo o abundancial), con lo que tendríamos que Odieta, más o menos, significaría los barrancos o los cañones., en referencia a un terreno resquebrajado.

Relacionado con el nombre Odieta seguramente también esté la denominada sima de Odieta, por cuanto la raíz hodi- hace referencia también a conductos o estructuras tubulares, con lo que, antiguamente, bien podría valer para hacer referencia a un lugar llamado las simas, que, tal vez al principio, designara a una extensión más pequeña.

Un verano «de locos» (1915)

Mujer mirando a la tormenta mientras ara

Mujer mirando a la tormenta mientras ara

A veces el rebuscar en la hemeroteca en busca de una noticia que haya sucedido hace justo 25, 50, 75 o 100 años no resulta tarea fácil, o, aunque se encuentre, a veces no resulta lo suficientemente interesante como para dedicarle unas líneas… Pero este no es el caso, ya que, a falta de una noticia extraordinaria, hay al menos dos.

Como pudimos ver en la sección de hemeroteca del anterior número de Bidankozarte, el final de la primavera trajo una gran tormenta que, además de cuantiosos daños materiales, terminó con la vida de Manuela Glaría (Aristu).

Pues bien, cuando el vecindario estaba tratando de superar el trágico acontecimiento, apenas un mes después, el pueblo sufrió otra sacudida extraordinaria. Era el mediodía del 13 de julio y, mientras en Ernaz, en la Piedra de San Martín, los roncaleses estarían renovando El Tributo de las Tres Vacas, unos nubarrones negros comenzaban a oscurecer el cielo bidankoztar.

La vecina Manuela Jimeno Mendigacha (Jimeno) de Vidángoz se encontraba arando una finca familiar en el término de Odieta con dos mulas. La tormenta comenzó a romper y empezaron a caer los primeros rayos.

Recorte del Diario de Navarra del 15/07/1915

Recorte del Diario de Navarra del 15/07/1915

La situación del paraje de Odieta, y el hecho de que el arado fuera metálico dieron lugar a una desgraciada combinación, y un rayo alcanzó de lleno el apero y, por extensión, atravesó a quien lo guiaba, esto es, a la pobre Manuela.

Si el suceso es macabro de por sí, no es menos dramática la situación que quedó en casa Jimeno: 6 huérfanos con edades comprendidas entre los 2 y los 15 años, el viudo Agustín Salvoch Urzainqui (Zinpintarna) y, además, el padre de ella, José Jimeno Pérez (Jimeno), al que cuidaban en la casa.

La noticia que da cuenta de ello puede consultarse tanto en el Diario de Navarra como en El Pensamiento Navarro (con menos detalle) del 15 de julio de 1915.

Recorte del Diario de Navarra del 25/07/1915

Recorte del Diario de Navarra del 25/07/1915

Y, apenas 10 días después, otro suceso fuera de lo habitual tuvo lugar en nuestro pueblo. Se rumoreaba de andaba por estos lares una demente que se había escapado del manicomio de Pamplona. Esto quiere decir que había andado por esos montes más de 60 kilómetros por muy recta que hubiera querido venir…

El Gobierno Civil había avisado a diversos municipios al respecto, y el alcalde puso a sus agentes de la autoridad a buscarla, pues había noticias de que andaba por aquí. Finalmente, José Urzainqui Machín (Xoko),  guarda municipal, fue quien dio con la fugada, probablemente cerca de Zeleia (3 kilómetros al norte del pueblo).

Esta segunda noticia se ha encontrado en el Diario de Navarra del 25 de julio de 1915, donde, para rematar los sucesos atípicos, se indicaba que también había aparecido un perro rabioso en el pueblo, de procedencia desconocida, que habían tenido que matar.

En resumen, que aquel mes de julio de 1915 fue un mes de locos.

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