Este siguiente testimonio del uskara, que supongo que habrá quien ya lo haya conocido en la exposición Navarrorum que pudo visitarse en nuestro valle el año pasado, es también del siglo XVII, concretamente de 1616.
Como el título indica, este documento es de carácter diplomático, y es que es un documento surgido de la necesidad de comunicación entre dos comunidades vecinas cuyas administraciones funcionan en sendos idiomas ajenos (lenguas que ellos, como administradores o representantes públicos, necesariamente han de conocer), pero que, al mismo tiempo, comparten otro idioma, el euskera.
Concretamente, estamos hablando de una carta que envía Gabriel de Etxart, procurador del Rey de Francia en Zuberoa (Tierra de Sola o Soule), a Miguel Ros, alcalde del Valle de Roncal (lo que hoy denominaríamos Presidente de la Junta del Valle de Roncal). En ella, negocian el disfrute de diversos pastos en los puertos pirenaicos, en esa zona que compartían los pastores y los ganados de ambas comunidades.
Pues bien, el redactor de la misiva, consciente de que no tienen manera de entenderse en la lengua administrativa de su territorio (el francés) ni en la del destinatario de la carta (el castellano), decide emplear, con buen criterio, la lengua que comparte con su interlocutor: el euskera.
Con este motivo, la carta comienza con una explicación al respecto que, literalmente, dice así: ‘Jauna, ceren çuc ezpaituçu francez lengoageric endelegatzen, eta nic ezpaitaquit escribatzen espagnolez, haren causaz heuscaraz escribataren dut guthun haur, esperançaz plazer hartaren duçula goure lengoage naturalaz‘.
El fragmento anterior se traduciría como ‘Señor, puesto que usted no entiende la lengua francesa, y yo no sé escribir en español, por ese motivo escribiré en euskara esta carta, con la esperanza de que recibirás con placer en nuestra lengua natural’.
Reseñable tanto el hecho de que se reconozca el euskara como ‘nuestra lengua natural’ y, por otro, el aprecio al idioma que muestra el autor de la carta y que presume del receptor de la misma con ese ‘recibirás con placer’.
Queda claro pues que el euskera también era válido para los negocios o los asuntos diplomáticos, al menos para aquellos con nuestros vecinos más cercanos al norte de los Pirineos.