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El legado musical de Mariano Mendigacha

Quien no conozca mucho de Mariano Mendigacha, quien solo haya leído lo que en estos boletines he ido dando a conocer sobre su figura, tal vez todavía no se haga una idea de todo lo que nos legó.

Copla de tono histórico (sobre la Guerra de Independencia).

Copla de tono histórico (sobre la Guerra de Independencia).

Además de lo que le solicitaban propiamente los estudiosos del euskera que lo tuvieron por colaborador, traducciones de este o aquel texto, cómo se conjugaba en el uskara de Vidángoz tal o cual forma verbal o qué vocablo se empleaba en nuestro pueblo para denominar un objeto determinado, tenemos la suerte de que Mariano llegó a viejo con buena cabeza y que a Resurrección María de Azkue se le ocurrió pedirle que le contara en uskara los quehaceres cotidianos y las costumbres que había en Vidángoz, con lo que, además de salvaguardar nuestra ancestral forma de hablar, también dio testimonio de diversas cuestiones de tipo folklórico que no han llegado a nuestros días y que, de otra forma, no habríamos conocido.

Copla amorosa

Copla amorosa

Una de estas cuestiones es la música, canciones que se cantaban en el Vidángoz de hace más de un siglo.  Seguramente no sea éste el aspecto más conocido del legado de Mendigacha, pero no habrá muchos pueblos que puedan reproducir ocho canciones tal y como sonaban hace más de cien años… y muchos menos si se tiene en cuenta que, como señalaba el propio Mariano, en nuestra tierra ‘se avergonzaban de cantar canción que no fuese jota’. Y digo que se podrían reproducir tal cual porque nos han llegado no solo las letras de las canciones, sino también las partituras de sus melodías (producidas por Estanislao Osés, secretario de Vidángoz en el momento en que recopiló estas canciones y que se casó con la bidankoztar Florentina Aizagar Goyena [Matías/Aizagar]).

Así, aunque no son muchas canciones, hay un poco de todo: melodías populares o de ronda (Gaiaren gai ona, Irurean dantza o Urzainkirik), humorísticas (Goazen, goazen kementik o Tun tun), canciones de iglesia (Ots, aingurieki!) e incluso nanas (Botto ninak o Moto nina).

Además de estas canciones, Mariano también nos dejó casi cuarenta coplas que suponemos que se cantarían con tono de jota, y cuya temática es muy diversa.

Podéis consultar en la sección que he abierto en el blog a tal efecto tanto las canciones con sus partituras y letras («Particularidades del dialecto roncalés» y «Nafar aire zaharretan») como las coplas («Particularidades del dialecto roncalés» / Azkue Bibliotekako Artxiboa) y traducciones de ambas.

Las cartas de Mariano Mendigatxa (IV)

En la carta del 28 de septiembre de 1903 Mariano Mendigacha (Mendigatxa) expone los cultivos que se daban en Vidángoz: trigo (gari), avena (olo), hordio/cebada (garagar), gerón/yero (xeuri) y veza (zalge). A decir verdad, el cuarto de ellos yo no sabía ni que existía, y no sé si los más mayores recordarán si se sembraba mucho o poco gerón/yero.

Por otra parte, y en lo que respecta al tiempo, menciona que el 14 de septiembre nevó casi hasta el pueblo. Parece que algo ha cambiado el clima desde entonces…

Trigo, el cereal más cultivado en Vidángoz

Trigo, el cereal más cultivado en Vidángoz

A continuación, algo más sobre su vida personal: dice que pocos días antes se murió “el amigo más grande que he tenido en vida”, que aunque estaba sano, estuvo tres días en cama y al cuarto murió. Consultando el archivo parroquial no encontramos el nombre del amigo de Mariano, ya que no hay una anotación en los difuntos desde el 12 de agosto hasta el final del año, y el difunto de esa fecha no encaja en la descripción que Mariano Mendigacha hace de él.

Para terminar con esta carta, Mariano menciona otras fiestas que ya no sé celebran. Señala que la mencionada fiesta se costea mediante un estipendio que se cobra los días 28 y 29 de septiembre, en los que se celebran en la iglesia grandes funciones por los difuntos, y los dos días siguientes, el 30 de septiembre y 1 de octubre, “los vivos hacemos gran gasto y viene mucha gente de fuera a esta fiesta”. Vamos, que parece que en aquel tiempo cualquier excusa era buena para unos días de fiesta.

El solfeo se le resistía al sobrino de Mariano Mendigacha

El solfeo se le resistía al sobrino de Mariano Mendigacha

Con respecto a la siguiente carta, poca sustancia hay en lo relativo a la vida de Vidángoz en general y de Mariano en particular. Mariano vuelve a hacer referencia a la educación, que debía de ser tema que le preocupaba. Por un lado, se ve que Azkue debió mediar para que el organista volviera a enseñar solfeo al nieto de Mendigacha (recordemos que en el nº 1 de Bidankozarte se señalaba que podía tratarse de Eleuterio o de Norberto Mainz Mendigacha (Mendigatxa)).

Siguiendo con lo educativo, señala que ha venido maestro nuevo y que parece que éste (se refiere a Timoteo Maté Palacios) tiene más empeño en enseñar, si bien muestra sus reservas… Y, nuevamente, el maestro no durará más de un curso en Vidángoz.

Posteriormente responde a Azkue sobre su intención de pasar un mes en Vidángoz durante el verano de 1904, para hablar todo el día en vascuence con Mariano y tres o cuatro amigos.

Mariano, hombre previsor, le avisa que podría llegar por carretera hasta Güesa o Roncal, pero que ya se encargaría él de enviarle allí un mulo con un cuidador. Le pide además que, en caso de optar por hospedarse en casa Mendigatxa, le avise con antelación para preparar el “gobierno de la casa”.

Preparando leña para el invierno

Preparando leña para el invierno

En cuanto a escuchar el Uskara, le indica que, de hospedarse en su casa, en casa Mendigatxa, su hija – Ramona Inés Mendigacha Pérez (Mendigatxa) – y él mismo lo hablarán mutuamente. Y añade que se lo comentará a la gente de edad que le pide Azkue, aunque opina que, lo que no saque de él o de su hija, difícilmente lo sacará de otros. Recuerda que él mismo tiene muchas veces que hacer el esfuerzo de echar el pensamiento atrás para recordar cómo se decían algunas palabras, y que por eso le cuesta escribir cada carta.

Para terminar, y volviendo al día a día, indica que, a 29 de octubre, los hombres andan metiendo leña y teas en las casas para el invierno y que, después todos (él se incluye) se meterán con los trabajos de la madera para todo el invierno.

Termina esta carta de octubre que, junto con la de septiembre, nos ha dejado unas cuantas pinceladas de aquel Vidángoz de 1903.

Las cartas de Mariano Mendigacha (III)

En la carta del 7 de agosto con la que acababa el anterior número Mariano terminaba mencionando que, a petición de Azkue, había contactado con el organista para ver si éste sacaría las partituras de antiguas canciones de Vidángoz, de cuando el Uskara aún era la lengua de uso común. Un ejemplo de ellas es la que va al final de este apartado.

Pelea

Pelea

En la siguiente carta, del 20 de agosto, no aporta mucha información, pero relata cómo le contaba su madre, Melchora Ornat (Ornat) que, “en su juventud los mozos de aquí hacían dos cuadrillas; una los viejos y otra los jóvenes; siempre dicen que estaban reñidos, los viejos con los jóvenes; como los viejos podían más que los jóvenes, dicen que todas las fiestas los molían, blanqueaban a palos; de esa forma dicen que les metían el miedo, pues no salían de la casa en la que se reunían; dicen que iban los viejos, a la puerta de la casa en que estaban los jóvenes, a cantar lo que querían; después para despedida, dicen que cantaban la canción que le envío adjunta.

Después, con el tiempo dicen que vencieron, los jóvenes sobre los viejos; y dicen que fueron a la puerta de la casa en que estaban los viejos”, a cantar la canción que se expondrá a continuación, en Uskara, y que se titula “Goazen, goazen kebentik” (“Vámonos, vámonos de aquí”). Traducida la letra al castellano vendría a decir: “Vámonos, vámonos de aquí, por medio de la villa, a pesar de estos mocetes jóvenes, por donde queremos. Salid, mozos viejos, salid a la calle y habéis de aprender el lenguaje de nuestros palos. No saldréis, no, pues tenéis metido el miedo de que nuestros palos han de ser blanqueados (pelados) en vuestras espaldas”.

Como se ve, había una rivalidad “sana”. Para la próxima entrega, Mendigacha dice que se acordará de hablar de pinos y abetos y demás árboles que hay en Vidángoz. Veremos pues.

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