En algunas ocasiones, en nuestras casas o en casa de algunos conocidos, podemos encontrar los escudos asociados a nuestros apellidos. En la mayoría de los casos esos blasones poco o nada tienen que ver realmente con nuestro apellido o, más concretamente, con nuestra familia.
Los escudos están relacionados con la nobleza de la familia, entendiendo por ello una categoría social que conllevaba una serie de privilegios, como por ejemplo la exención del pago de diversos impuestos o de la realización del servicio militar.
Dicho esto, es obligada la siguiente pregunta: ¿somos nosotros, los bidankoztarras o nuestras familias, nobles? La mayoría pensaríais que no, que en estos pueblos no hay ni seguramente habrá habido apenas nobles, teniendo en mente duques, condes y demás títulos nobiliarios. Pero la sorprendente respuesta a esto es que casi hasta mediados del siglo XIX todos los vecinos de Vidángoz y del valle de Roncal (entendiendo por vecino aquel que tenía derechos como tal y no era un mero residente) eran nobles a resultas del privilegio de hidalguía colectiva concedido en 1412 por el rey Carlos III de Navarra, privilegio que se apoya en los concedidos en tiempos de las guerras contra los musulmanes por el rey Fortún García (entre los años 783 y 804) y por Sancho I (822), tiempos en los que los roncaleses ganaron también el derecho a goce de las Bardenas Reales de Navarra.
Así pues, todos los roncaleses eran nobles pero, ¿qué escudo les correspondería si eran familias muy diversas? Pues, a efectos de esta nobleza y tal y como indica el Libro de Armería del Reino de Navarra, el Valle de Roncal se comporta como una única casa solariega, y su escudo es uno para todos sus vecinos.
Para estas alturas y con todo lo explicado anteriormente, ya estaremos pensando en cuál es la imagen de ese escudo: la cabeza del rey moro, al que se suele denominar Abderraman de Córdoba, sobre el puente de Yesa (en la parte izquierda de este artículo, tal y como aparece en el Armorial Navarro, de Vicente Aóiz de Zuza, Biblioteca básica de Navarra (2003)).
En el propio valle, pues, no tenía mucho sentido el exhibirlo, ya que todos los vecinos gozaban de dicha hidalguía, pero el tema cambiaba cuando salían del valle para ir a vivir fuera en general o a una ciudad en particular. En algunos casos, jóvenes roncaleses que habían salido a estudiar eran requeridos para el servicio militar, y solicitaban testimonio de hidalguía al Valle, con lo que demostrarían que eran hidalgos y, por tanto, exentos de realizar tal servicio.
En otros casos, como el que da origen a este artículo, un roncalés se iba a establecer en una ciudad y había de demostrar su hidalguía para poder conseguir los beneficios que ésta conllevaba. Al acreditar ese origen noble, el roncalés en cuestión podía lucir en su fachada el blasón familiar.
El caso que nos ocupa es el de un bidankoztar que a finales del siglo XVIII se estableció en Pamplona, más concretamente en la calle San Saturnino (antigua calle Bolserías) nº 20, donde el escudo todavía puede observarse a la altura del primer piso, encima del estanco que actualmente ocupa los bajos del edificio, y que en 1803 obtuvo sentencia de hidalguía. Se trata de Joachín Joseph Salboch y Racax, de casa Salbotx de Vidángoz (porque también hubo casa Salbotx al menos en Uztárroz).
El escudo que luce en la casa familiar de Pamplona es el que aparece en la imagen de la parte derecha de este artículo. Como puede observarse, está dividido en 4 partes (denominadas cuarteles) que, en opinión de los entendidos (Escudos de armas en las calles de Pamplona, Martinena Ruíz, J. J., Ayto. de Pamplona, 1997), cada uno de ellos viene a representar el escudo de los siguientes apellidos: Salboch / Elizalde / Hualde / Racax. Supongo que la documentación (que no he tenido ocasión de consultar) lo acreditará así, pero, en cualquier caso, daré una pequeña explicación de lo que opino sobre el escudo en cuestión.
En mi opinión el escudo no representa esos cuatro apellidos, cada uno con su cuartel, sino que el 1º y 4º cuartel, ambos se corresponderían con el origen roncalés de Joachín Joseph Salboch Racax (cuyo 3º apellido era Hualde, y tal vez por eso se menciona ese apellido en la descripción del escudo) y los otros dos cuarteles se corresponderían con el origen de su esposa, María Tomasa Elizalde, que tal vez tuviera origen aezkoano a juzgar por lo representado en esos dos cuarteles.
El 1º cuartel, supuestamente de Salboch, muestra la cabeza del rey Abderraman de Córdoba sobre el puente de Yesa y, tras ellos, 3 peñas (en el actual escudo de las villas del valle de Roncal cabeza y puente por un lado y peñas por otro conforman 2 de los 4 cuarteles). Quedaría claro, pues, que Salboch era oriundo roncalés y, por ello, tenía derecho a usar el escudo de armas del valle.
El 4º cuartel muestra un lebrel (un perro de caza) y un castillo, 2 elementos que configuran los otros dos cuarteles del actual escudo del valle de Roncal. Se da la circunstancia de que esos dos elementos se le concedieron al valle de Roncal para poderlos añadir a su escudo en 1797, solo 6 años antes de que Joaquín José Salboch obtuviera su sentencia de hidalguía, por la actitud heroica mostrada por el valle en la Guerra de la Convención (1793-1795). El lebrel simboliza la lealtad y el castillo, la fortaleza.
Con todo lo dicho, es probable que en vuestro próximo paseo por el casco antiguo de Pamplona tengáis una parada obligada en San Saturnino 20.