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Más de 1.000 años del Vidángoz que conocemos

Finalmente llegamos en este recorrido en torno al origen de Vidángoz al pueblo que se encuentra en la ubicación actual, tal y como lo conocemos, donde podemos dar por seguro que lleva al menos 1.000 años.

Veíamos en la página anterior esa primera mención datada en el año 1.085, pero era un simple traspaso de poder sobre la iglesia de la villa y los tributos que a ésta correspondían. La iglesia, una iglesia (no la que conocemos hoy en día, que data en su mayor parte de una gran reforma realizada en el siglo XVI), ya llevaría tiempo hecha, claro está, y la estructura creada en torno a ella, con las primicias, diezmos y demás tributos que había que pagar, no habría surgido de la noche a la mañana.

La mención del año 1.085 tenía que ver con la vinculación de Vidángoz con el monasterio que había en Igal. Pues bien, tenemos noticia de que por dicho monasterio pasó en el año 848 San Eulogio de Córdoba en el viaje que realizó a tierras pirenaicas. Teniendo en cuenta que el monasterio era un elemento vertebrador del territorio y que su ámbito de influencia era de unos pocos pueblos, cabe pensar que para dicho 848 ya existiría Vidángoz.

De esta misma época son las batallas contra los musulmanes (Olast en el siglo VIII y Ocharren en el siglo IX) en las que los roncaleses ganaron su hidalguía y su derecho al uso de las Bardenas a perpetuidad. Es de suponer que esos derechos los adquirieron quienes participaron en las batallas, por lo que cabe pensar que Vidángoz ya era parte de esa primitiva comunidad llamada valle de Roncal.

Por otra parte, viendo lo que hablábamos sobre el origen del nombre de Vidángoz, parece que podríamos llegar hasta época romana, pero bueno, también se ha indicado que no sabríamos si se ubicaría donde el actual nucleo urbano o en otro lugar.

Bueno, pero una vez dicho todo lo anterior la pregunta que habría que hacerse (y que ya me realizaron varios bidankoztarras y eso ha dado pie a este boletín) es ¿Cómo comenzó todo esto? ¿Cuál fue la primera casa? Pues la verdad es que no tenemos ni idea. Bueno, idea no, pero lo que sí que podemos hacer es alguna suposición.

A ver, si Vidángoz eran los dominios de Vindacius, éste era un señor, un terrateniente, y como tal viviría, como se ha hecho en todas las épocas. Quiero decir con esto que, teniendo en cuenta las limitaciones de su tiempo, Vindacius tendría siervos que trabajaran sus tierras, tendría seguramente una casa mejor que las de aquellos y es probable que guardaran cierta distancia. La casa del señor sería lo que se viene a llamar un palacio (una casa más grande que lo habitual de la época, vaya, o de mejor fábrica)… no sé, pongamos que en lugar de palacio, por tener ciertas defensas, lo denominamos castillo…

Bueno, creo que no hace falta mucha imaginación para ver a dónde quiero llegar. Lo que hoy denominamos El Castillo tiene toda la pinta de haber sido el origen de nuestro pueblo por varias razones: 1.- Controlaba dos entradas al pueblo,  a quienes venían desde Igal y desde Burgui, y es visible desde todos los accesos a Vidángoz, de ahí el dicho:

Cuando vengas a Vidángoz
lo primero que has de ver
casa Maisterra, casa Larranbe>
y la ermita de San Miguel’.

2.- Probablemente tendría contacto visual con Gazteluzarra desde algún punto, lo mismo que desde una ventanica que hay en la ermita de San Miguel se puede observar en los días claros la ermita de la Virgen de la Peña, donde seguramente también habría algún puesto defensivo; 3.- El propio hecho de estar encima de la peña parece señal de estatus, ‘ahí arriba vive el señor’, y abajo, más cercanos al río y a la tierra, los siervos, dando origen con el tiempo a los tres barrios originales del pueblo, Iribarnea, Iriartea e Iriburua (Egullorre, como comentábamos, vendría posteriormente); 4.- Podríamos aventurar también, sin demasiado temor a equivocarnos, que la actual ermita de San Miguel pudiera haber sido originalmente la capilla del castillo; 5.- E incluso, puestos a imaginar, y esto tal vez ya sea demasiado fantasioso, podríamos pensar en la punta de Lapitxorronga como un lugar donde hacer justicia, o donde el Señor de Vidángoz de turno discutía con un rival y lo despeñaba al grito de ‘¡Esto… es… VIDÁNGOZ!’ (en referencia a la película ‘300’).

Pues hasta aquí esta teoría sobre desde dónde se habría generado nuestro actual Vidángoz, con argumentos medianamente razonables. Pero como se suele decir, que cada cual saque sus propias conclusiones.

¿En torno a un antiguo castillo?

Siguiendo el orden cronológico que llevamos en los artículos de este boletín, o al menos, siguiendo el orden que yo creo que pudieron llevar los hechos, Vindacius dio nombre a estos parajes, sí, pero ¿dónde estaría el pueblo exactamente? ¿Dónde lo conocemos actualmente? ¿O en otra ubicación y, por alguna razón, terminó trasladándose posteriormente a donde hoy en día lo conocemos? Bueno, pues esta hipótesis será nuestra siguiente parada.

Si observamos un poco el entorno de Vidángoz, lo que hoy denominaríamos el término municipal o lo que, tal vez, en su día fueron las tierras de Vindacius, podemos apreciar algunos elementos que nos permiten sospechar la posible ubicación de antiguos núcleos de población hoy ya desaparecidos.

No sabemos si aquel Vindacius era un ciudadano romano de los últimos tiempos del imperio. En cualquier caso, tras la caída de Roma parece ser que empezó la denominada Edad Oscura, llamada así fundamentalmente por la escasez de fuentes documentales para su estudio, pero probablemente también por lo que hubo de retroceso en bienestar y seguridad.

Este último factor, el de la seguridad podría haber hecho que los habitantes de este entorno, donde fuera que hubieran vivido hasta entonces, buscaran un lugar más protegido, si no era esa la ubicación elegida desde un principio.

El lugar del que estoy hablando sería lo que hoy en día denominamos San Juan o Campos de San Juan. ¿Por qué me aventuro a proponer esta ubicación? Por dos razones de peso: 1.- Porque ahí mismo y dando nombre al término están los restos de la que fue ermita de San Juan, ¿tal vez iglesia de un antiguo poblado?; 2.- Porque está bastante cerca de Gazteluzarra, que seguramente habría sido una posición defensiva vascona de la época que tratamos.

La primera razón, la de la ermita, viene además reforzada por el hecho de que la advocación a San Juan Bautista es referida junto a otras seis (Santa María, San Martín de Tours, San Esteban protomártir, San Pedro, San Andrés y San Miguel) como características de la tardoantigüedad y alta Edad Media (J.J. Larrea, La condición del campesinado navarro-aragonés entre los siglos IX y XII : una revisión crítica, 2006). Aparte de San Juan, en Vidángoz tenemos otras tres de esas advocaciones y seguramente también San Esteban, aunque esta explicación la dejo para otro día.

En cuanto a la fortificación de Gazteluzarra, como el resto de Gazteluzarras/Gaztuluzarras que hay en nuestro entorno (hasta ocho), podéis leer más en el artículo que escribí en el Bidankozarte nº 7, hace casi diez años.

Un sitio relativamente escondido, con una pequeña fortaleza, una pequeña iglesia, tierras para cultivar y una fuente, la de San Juan, que todavía existe, parecen suficientes indicios para pensar que ahí, en San Juan, hubo un antiguo Vidángoz. ¿Hasta cuándo?

Tal vez el hecho de que desde Gazteluzarra se pudiera ver El Castillo encima de Lapitxorronga (según dónde estuviera éste), indicaría que ambos poblados incluso convivieron… Pero será difícil que podamos demostrarlo.

Iturribeltza

Después de un par de números sin esta sección, vuelve la toponimia a Bidankozarte. En esta ocasión el término elegido es Iturribeltza, también pronunciado en ocasiones como Turrubeltxa.
Con este topónimo se denomina a un término situado al Sur del casco urbano de Vidángoz en el entorno de la fuente (iturri) que le da nombre, a menos de un kilómetro del pueblo siguiendo la carretera en dirección a Burgui. Es un paraje bien conocido por los paseantes que lo frecuentan.
La mayoría recordará también que en este entorno, hasta hace algunos años, había un aska o abrevadero a lado de la carretera, para que pudiera beber el ganado, y que fue eliminado en alguna de las últimas reformas de la carretera a Burgui. No obstante, en el lugar donde se encontraba todavía se puede ver cómo corre el agua que antaño abastecía el bebedero, aunque actualmente lo haga por el suelo, sin canalizar.

Iturribeltza, la fuente negra. [Fuente: Ángel Mari Pérez Artuch]

Iturribeltza tiene un significado claro, iturri ‘fuente’ + beltza ‘negra’, esto es, ‘la fuente negra’, seguramente haciendo referencia al ennegrecimiento de la roca por la que resbala el agua de la fuente y que dificilmente se seca y termina tomando ese característico tono oscuro que ha terminado por darle nombre.
Con respecto a este topónimo en concreto, señalan los estudios (Erronkari eta Ansoko toponimiaz, López-Mugartza, J.K., 2008) que éste es un caso curioso ya que, al contrario de lo que ocurre en el resto de pueblos del Valle de Roncal, donde la forma habitual para designar a las fuentes es uturri, en Vidángoz lo habitual es iturri, más similar a la que se encuentra habitualmente en Salazar, de manera análoga a lo que ocurre con otras raíces lingüísticas como el gaztelu de Gazteluzarra, que en el resto de pueblos roncaleses se torna en gaztulu y el topónimo es Gaztuluzarra.
Dejando las particularidades lingüísticas del habla de Vidángoz dentro del Valle de Roncal, cabe reseñar que éste topónimo, Iturribeltza, es el único topónimo euskériko referente a fuentes que ha pervivido hasta nuestros días, lo que no deja de ser curioso, ya que en el término municipal de Vidángoz hay más de 50 fuentes según los conocedores del terreno, cada una con su nombre correspondiente, denominación que en  su día sería iturri-loquesea o loquesea-iturri en muchas ocasiones.
Así, en documentos antiguos de Vidángoz podemos encontrar términos denominados Alkateiturria (1668), Iturrizarra (que es como denominaban los de Igal a nuestro Estozi) o Iturrotxordokia (que en opinión de Crisanto Pasquel [Paskel] haría referencia a la Mosquera de San Juan).
Por último, mencionar que a principios de los años 90, hubo un equipo de fútbol-sala en Vidángoz que llevo el nombre Iturribeltza.

Vidángoz en el libro «Cuando éramos navarros»

Relacionado con el libro que se citaba al hablar del topónimo Gazteluzarra, en 2012 Iñaki Sagredo publicó “Cuando éramos navarros” (Pamiela, 2012), otro libro de su serie sobre los castillos, en el que hace un repaso por la historia de Navarra como reino centrándose en la defensa de sus fronteras y en las sucesivas pérdidas de territorio.

Portada de "Cuando éramos navarros"

Portada de "Cuando éramos navarros"

El caso es que, en el primer capítulo, donde se describe el camino seguido por los vascones hasta formar un reino (primero de Pamplona y posteriormente de Navarra), hace algunas menciones a nuestro pueblo: Primero menciona tanto Gazteluzarra como El Castillo como ejemplos de defensa vascona en el Pirineo, resaltando particularmente el área que se podía vigilar desde el primero.

Posteriormente indica como posible origen de Vidángoz, la caída del imperio romano, donde los habitantes de las villas romanas, ante lo inseguridad creada por las invasiones bárbaras, habrían optado por refugiarse en el Pirineo, en altiplanos o valles encajonados y apartados de las principales vías de comunicación.

Por último, otra cita referente a una crónica de una campaña militar árabe de Abd Al Rahman III en el año 924, que viene a decir que, tras Pasar por Carcastillo hacia Gallipienzo, cogieron el camino hacia una aldea del Pirineo que denomina Baskhunsa, de donde era el cristiano originario. Por aquel entonces Vidángoz ya existía, y, por analogía fonética, opina el autor que la aldea Baskhunsa podría hacer referencia bien a Bidankoze (Vidángoz), bien a Nabaskoze (Navascués) o bien a una aldea que no habría llegado a nuestros días.

Un libro interesante y cuya lectura recomiendo.

Gazteluzarra

El topónimo que nos ocupa esta vez es Gazteluzarra. Se denomina así, o también Peñas de Gazteluzarra, al término situado al Sur de Elizarena, y puede ser observado fácilmente desde la carretera Igal-Vidángoz a la par del Castillo y de ahí hacia Burgui. Desde prácticamente cualquier punto que se divise, Gazteluzarra se presenta como una atalaya rocosa, que es precisamente lo que le habría conferido esa característica que originaría su nombre.

La etimología del topónimo es inequívoca en este caso: “gaztelu” (castillo) + “zarra” (viejo) = “el castillo viejo”.

Y el hecho de llamarse Gazteluzarra, el castillo viejo, en el caso de Vidángoz se puede relacionar con otro topónimo que tenemos en el mismo pueblo (y que trataremos en otra ocasión) y que no es otro que El Castillo, que, por contraposición, podríamos considerar “el castillo nuevo”.

Las "peñas" de Gazteluzarra vistas desde San Juan

Las "peñas" de Gazteluzarra vistas desde San Juan

En los valles de Roncal y Salazar se pueden encontrar diversos “Gazteluzarra” o “Gaztuluzarra”, todos ellos situados en cimas y conectados visualmente entre sí, lo que, como explica más detalladamente Iñaki Sagredo en su libro “Vascones: Poblamiento defensivo en el Pirineo” (Pamiela, 2011), implica la existencia de una organización defensiva común entre los pueblos de la zona. Por ejemplo, desde el Gazteluzarra de Vidángoz, además de controlar visualmente todo el valle del Biniés, hay contacto visual con los Gazteluzarra de Igal y Burgui, lo cual, ante una situación de peligro, permitiría dar aviso rápidamente a los Gazteluzarra cercanos, seguramente usando fuego.

Además, es probable que en algún momento convivieran “en activo” el castillo de Gazteluzarra y El Castillo del pueblo, puesto que, dependiendo de la ubicación exacta de este último, podrían haber tenido incluso contacto visual entre ellos.

En cualquier caso, por el momento todo son conjeturas ya que, por un lado, no hay documentación que mencione ni uno ni otro (lo cual no quiere decir que no existieran, sino que serían de época anterior a la de la documentación que se conserva), y por otro, hasta la fecha, no han aparecido vestigios reseñables de que en alguno de los dos emplazamientos hubiera una edificación de tipo defensivo. De hecho, a finales de 2012 un equipo comandado por el citado Iñaki Sagredo realizó una primera cata arqueológica en Gazteluzarra que no fue fructífera.

Para terminar y como muestras de lo que la memoria colectiva dice respecto a Gazteluzarra, Crisanto Pasquel Ornat (Paskel) comentaba que “en ese castillo se hicieron fuertes los nativos de aquí, cuando la invasión de los moros”, y mencionaba una leyenda que decía que “la tradicional riqueza de casa Santxena se debía a un becerro de oro que habían encontrado en Gazteluzarra”. En un aspecto similar, Evaristo Urzainqui Hualde (Lengorna), aseguraba que, siendo su madre pequeña, había encontrado en una pequeña cueva de Gazteluzarra un almirez (mortero) de piedra, que habría quedado en casa Navarro al casarse ella a casa Lengorna.

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