Posts Tagged ‘Fuga de San Cristóbal’

Vicente el de Landa ya descansa en paz

Hace casi dos años, en junio de 2013, recordábamos por un lado las represalias franquistas en Vidángoz, que padecieron prácticamente en exclusiva en casa Landa, y por otro lado, la fuga de San Cristóbal, de la que se cumplían en aquel entonces 75 años, y en la que tomó parte el bidankoztar Vicente Mainz Landa, de la mencionada casa Landa.

En aquel momento dábamos cuenta de los datos que se conocían: Vicente había sido detenido en los días posteriores al golpe de estado, juzgado por un Consejo de Guerra por un delito de Rebelión militar y sentenciado el 8 de agosto de 1936 a 30 años de reclusión perpetua. Seguramente en ese primer momento fue encarcelado en la cárcel sita en el barrio de San Juan (hoy en día desaparecida) y algo después, el 14 de noviembre de 1936, fue trasladado al penal de San Cristóbal. Año y medio más tarde, la noche del 22 de mayo de 1938, Vicente había escapado junto con otros 794 presos y no había regresado al penal como muchos de los aquellos (se contabilizaron 576 fugitivos que desistieron de su intento al haberse dado la alerta) que habían decidido volver antes que verse muertos por los disparos de sus perseguidores. Por último, parece que, en principio, habría conseguido aguantar casi 20 días fugado, hasta en día 10 de junio, cuando, según los informes, resultó muerto por la Fuerza Pública encargada de su captura al hacer armas contra ella en el valle de Esteríbar, si bien no se indicaba el pueblo concreto en cuyo término se le había detenido y ejecutado.

Vicente Mainz Landa

Vicente Mainz Landa

Pues bien, como resultado de unas recientes inhumaciones realizadas en el pueblo de Elía (valle de Egüés, aunque mugante con el valle de Esteríbar en el término de Belzunegi), ayer mismo (04/05/2015) se dio a conocer que los restos de uno de los enterrados en aquella localidad pertenecían al bidankoztar Vicente Mainz Landa, y en el mismo acto fueron recogidos por un sobrino suyo, Ricardo Galech Mainz, quien reconoció el descanso que suponía para la familia el hecho de encontrar los restos.

Sabiendo dónde terminó la fallida huida de Vicente, podemos intentar recomponer lo que fue su huida a través de los testimonios recogidos en los pueblos por los que fueron pasando fugados. La noche del 22 de mayo se produjo la fuga masiva, casi 800 presos de entre los que solo había 9 navarros, esto es, 9 que sabían más o menos por dónde se andaban o hacia dónde había que correr. En cualquier caso, parece que, al menos los organizadores de la fuga sabían que la mejor ruta para llegar hasta la muga francesa era el valle de Esteríbar. La fuga tuvo la mala fortuna de que uno de los guardias del fuerte que volvía de pasar el día en Pamplona vio lo que ocurría y dio el aviso esa misma noche. De no haber aparecido aquel, es probable que muchos más hubieran logrado el objetivo de llegar a Francia. Pero pasó lo que pasó. Y se inició la caza de los fugados, ya que se dió orden de no hacer prisioneros, sino de matarlos.

La mayoría fueron abatidos en los primeros días y en las cercanías del monte Ezkaba o cerca de los pueblos más inmediatos. Pero parece que algunos consiguieron eludir estos primeros momentos de acoso y refugiarse en el monte. Sin embargo, el miedo a ser acusados de colaborar con los fugados, unido a la propaganda falangista que avisaba de que los fugados eran delincuentes, asesinos y ladrones, hizo que muchos vecinos de las localidades por las que pasaron los fugados colaboraran con los franquistas en esta caza de fugitivos.

Vicente parece que, junto con otros dos fugados consiguió mantenerse con vida casi tres semanas tras la fuga oculto en el monte, en algún lugar entre la muga de los concejos de Belzunegi (Esteríbar), Elía (Egüés) y Zaldaitz (Lizoain), hasta que, seguramente, alguien les delató y fueron ejecutados. No sabemos cuál era su plan, tal vez ir hacia Vidángoz (como parece que llevaba camino) o alcanzar la frontera por otro camino, o tal vez permanecer ocultos hasta que se calmaran las aguas y poder seguir el camino, pero el caso es que aquello no llegó a buen término. Los vecinos del pueblo armados con escopetas hacían guardia bajo las órdenes de la Guardia Civil de Villava y ellos fueron los que capturaron a Vicente y a sus dos compañeros de fuga en algún monte cercano a Elía, y a otro fugado en término de Amocáin, el 10 de junio y probablemente al anochecer, y de ahí los bajaron al pueblo. Según el testimonio de Francisco Esáin, por aquel entonces niño de 11 años que vivía en Elía, los llevaron a Artadizoko (paraje situado en las afueras del casco urbano de Elía), los niños rezaron el rosario mientras llegaba el cura, que tomó confesión a tres de los cuatro apresados, ya que uno de ellos rechazó hacerlo. Finalmente, Vicente y otros dos de los fugados, maniatados, fueron asesinados de un tiro en la cabeza. Uno de los cuatro consiguió escaparse aprovechando la oscuridad de la noche. FInalmente, los tres cadáveres fueron enterrados en el espacio de dos sepulturas en dicho paraje de Elía.

Así, la familia quedó sin saber nada de su hijo Vicente (y de Enrique tampoco se sabe mucho más), sin saber que había sido ejecutado. Prueba de ello son las declaraciones de su padre, Crisanto Mainz Glaría (Aristu / Landa), que declara en junio de 1939, dentro del expediente de Responsabilidades Políticas seguido contra su hijo Vicente, “que hasta la fuga escribía con bastante frecuencia, pero a partir de dicha evasión carece de noticias, por lo que ignora en absoluto su paradero”. No fue hasta la década de los años ochenta, cuando la familia leyó el nombre de Vicente en un artículo de prensa sobre la fuga, y entonces tuvieron certeza de lo sucedido, si bien desconocían el posible paradero de sus restos. Casualidades de la vida (o no), Ricardo Galech, un sobrino de Vicente, se casó con una natural de Elía, y debido a ello, la familia tuvo noticia de que Vicente estaba enterrado en aquel término, extremo que se ha confirmado recientemente.

Finalmente, señalar que la exhumación de Vicente Mainz Landa supone un hito, ya que la identificación de sus restos es el resultado del primer expediente de exhumación incoado por un ayuntamiento (el de Egüés, con fecha de 6 de noviembre de 2014) desde la aprobación la Ley de Memoria Histórica de Navarra.

Descansa en paz, Vicente.

Para más información sobre la exhumación:

Otras fuentes de información:

Represalias franquistas en casa Landa

Al hilo de las represalias a la familia de casa Landa, la hemeroteca nos deja varias muestras. Una de las noticias es del verano de hace 75 años y las otras dos, de cerca.

La primera muestra, un mes escaso después del golpe de estado:

Diario de Navarra de fecha 30/08/1936

Diario de Navarra de fecha 30/08/1936

Un año después, incautación de bienes de los hermanos Mainz Landa:

Diario de Navarra del 28/09/1937

Diario de Navarra del 28/09/1937

Posteriormente, el capítulo ya mencionado del asesinato de Vicente Mainz Landa, en la fuga de San Cristóbal.

Y apenas tres meses después, le tocó el turno a la hermana, Marina Mainz Landa:

Diario de Navarra del día 31/08/1938

Diario de Navarra del día 31/08/1938

Pues eso, que a los de Landa les tocó sufrir la represión en sus carnes, el abuso del que, a la postre, sería el bando vencedor de la guerra.

La fuga de San Cristóbal (22/05/1938)

El fuerte de San Cristóbal, en la cima del monte Ezkaba

El fuerte de San Cristóbal, en la cima del monte Ezkaba

Hace 75 años nos encontrábamos inmersos en la guerra a la que había dado lugar el golpe de estado del 18 de julio de 1936, enfrentamiento que llevaba camino de cumplir dos años. En aquel contexto, el “fuerte de San Cristóbal”, en la cima del monte Ezkaba o San Cristóbal de Pamplona, se venía usando como recinto penal, como cárcel, siendo los allí presos militantes o simpatizantes republicanos, sindicalistas o políticos.

En aquel momento había casi 2.500 presos en unas condiciones infrahumanas en las que, además de lo que podríamos entender por una cárcel en tiempos de guerra, había que sumarle el hacinamiento, el frío y la corrupción (una vez más la corrupción) de los encargados de la prisión, que hacía que éstos se quedaran con el dinero destinado a la comida de los internos, añadiendo de esta forma el hambre a las penurias que tenían que pasar los allí recluidos.

Imagen del interior del Fuerte de San Cristóbal o de Alfonso XII

Imagen del interior del Fuerte de San Cristóbal o de Alfonso XII

El caso es que, en la primavera de 1938, se encontraba preso en San Cristóbal un bidangoztarra: Vicente Mainz Landa (Landa). Su caso, como el de tantos otros, no era el de un dirigente político o sindical, ni mucho menos. Simplemente, era un electricista (por ello había trabajado en el molino de Vidángoz) que tenía cierta afinidad con el movimiento obrero y había acudido a algún mitin socialista celebrado en el valle de Roncal. En 1934 ya había tenido que cruzar la muga con Francia por algún incidente de índole sindical, pero volvió con la amnistía decretada en febrero de 1936. Y en julio de ese mismo año, no pudo evitar ser detenido.

Vidángoz, por entonces, era un pueblo de derechas en su práctica totalidad: en las elecciones de abril de 1936 el bloque de derechas obtuvo 111 votos, mientras que la izquierda obtuvo solo 15. Prácticamente la única familia de izquierdas era la de Vicente Mainz Landa, lo que les puso en el punto de mira de la represión franquista tras el alzamiento, y Vicente fue detenido.

Muros del Penal de San Cristóbal, que fueron derribados recientemente para borrar rastros de su uso como cárcel franquista

Muros del Penal de San Cristóbal, que fueron derribados recientemente para borrar rastros de su uso como cárcel franquista

Así, tras pasar casi dos años en el penal de San Cristóbal llegó el día de la fuga, y Vicente trató de escapar, junto con otros 794 presos, en la que se dice ha sido la mayor fuga de una cárcel en la historia de Europa y, probablemente, del mundo. Desgraciadamente para él, la libertad le duró poco y a Vicente, lo mismo que a otros 220 fugados, lo “cazaron”. Nuestro paisano consiguió mantenerse oculto en los montes de Esteríbar, ya que por este valle, como él sabía (sólo 8 de los fugados eran navarros, y no conocían el entorno), era el camino más corto para alcanzar la muga francesa. Una fuga que en su caso se alargó durante casi 20 días y finalmente Vicente fue abatido «por la Fuerza Pública» el 10 de junio de 1938, en un lugar no especificado del valle de Esteríbar, por lo que desconocemos si estuvo cerca de ganar la muga o no tanto.

Para quien desee profundizar en este capítulo de nuestra historia, cuatro recomendaciones: los libros “Fuerte de San Cristóbal, 1938: La gran fuga de las cárceles franquistas” (Pamiela, 2008), de Félix Sierra e Iñaki Alforja y “Los fugados del fuerte de Ezkaba” (Pamiela, 2013), de Fermín Ezkieta; El video “Ezkaba, la gran fuga de las cárceles franquistas” (Eguzki bideoak, 2006), de Iñaki Alforja; y por último, la novela “La fuga” (Ediciones B, 2011), de Carmen Domingo.

Powered by WordPress | Buy best wordpress themes and Save. | Thanks to Free WordPress Themes, Top WordPress Themes and Free WordPress Themes