En la carta del 28 de septiembre de 1903 Mariano Mendigacha (Mendigatxa) expone los cultivos que se daban en Vidángoz: trigo (gari), avena (olo), hordio/cebada (garagar), gerón/yero (xeuri) y veza (zalge). A decir verdad, el cuarto de ellos yo no sabía ni que existía, y no sé si los más mayores recordarán si se sembraba mucho o poco gerón/yero.
Por otra parte, y en lo que respecta al tiempo, menciona que el 14 de septiembre nevó casi hasta el pueblo. Parece que algo ha cambiado el clima desde entonces…
A continuación, algo más sobre su vida personal: dice que pocos días antes se murió “el amigo más grande que he tenido en vida”, que aunque estaba sano, estuvo tres días en cama y al cuarto murió. Consultando el archivo parroquial no encontramos el nombre del amigo de Mariano, ya que no hay una anotación en los difuntos desde el 12 de agosto hasta el final del año, y el difunto de esa fecha no encaja en la descripción que Mariano Mendigacha hace de él.
Para terminar con esta carta, Mariano menciona otras fiestas que ya no sé celebran. Señala que la mencionada fiesta se costea mediante un estipendio que se cobra los días 28 y 29 de septiembre, en los que se celebran en la iglesia grandes funciones por los difuntos, y los dos días siguientes, el 30 de septiembre y 1 de octubre, “los vivos hacemos gran gasto y viene mucha gente de fuera a esta fiesta”. Vamos, que parece que en aquel tiempo cualquier excusa era buena para unos días de fiesta.
Con respecto a la siguiente carta, poca sustancia hay en lo relativo a la vida de Vidángoz en general y de Mariano en particular. Mariano vuelve a hacer referencia a la educación, que debía de ser tema que le preocupaba. Por un lado, se ve que Azkue debió mediar para que el organista volviera a enseñar solfeo al nieto de Mendigacha (recordemos que en el nº 1 de Bidankozarte se señalaba que podía tratarse de Eleuterio o de Norberto Mainz Mendigacha (Mendigatxa)).
Siguiendo con lo educativo, señala que ha venido maestro nuevo y que parece que éste (se refiere a Timoteo Maté Palacios) tiene más empeño en enseñar, si bien muestra sus reservas… Y, nuevamente, el maestro no durará más de un curso en Vidángoz.
Posteriormente responde a Azkue sobre su intención de pasar un mes en Vidángoz durante el verano de 1904, para hablar todo el día en vascuence con Mariano y tres o cuatro amigos.
Mariano, hombre previsor, le avisa que podría llegar por carretera hasta Güesa o Roncal, pero que ya se encargaría él de enviarle allí un mulo con un cuidador. Le pide además que, en caso de optar por hospedarse en casa Mendigatxa, le avise con antelación para preparar el “gobierno de la casa”.
En cuanto a escuchar el Uskara, le indica que, de hospedarse en su casa, en casa Mendigatxa, su hija – Ramona Inés Mendigacha Pérez (Mendigatxa) – y él mismo lo hablarán mutuamente. Y añade que se lo comentará a la gente de edad que le pide Azkue, aunque opina que, lo que no saque de él o de su hija, difícilmente lo sacará de otros. Recuerda que él mismo tiene muchas veces que hacer el esfuerzo de echar el pensamiento atrás para recordar cómo se decían algunas palabras, y que por eso le cuesta escribir cada carta.
Para terminar, y volviendo al día a día, indica que, a 29 de octubre, los hombres andan metiendo leña y teas en las casas para el invierno y que, después todos (él se incluye) se meterán con los trabajos de la madera para todo el invierno.
Termina esta carta de octubre que, junto con la de septiembre, nos ha dejado unas cuantas pinceladas de aquel Vidángoz de 1903.