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La Junta Local de Enseñanza

Al menos desde mediados del siglo XIX, los asuntos relativos a la instrucción pública en Vidángoz los trataba la Junta Local, denominada de Instrucción, de Enseñanza o de la Escuela según la época.

La Junta Local estaba integrada, como solía ser costumbre, por el alcalde, el cura y algunos otros miembros. Su función no era otra que la de velar por el adecuado funcionamiento de la escuela. Así, era el órgano encargado de trasladar al ámbito educativo local las disposiciones gubernativas sobre la materia, pero también procuraba que el aula cumpliera unas condiciones mínimas, que se dispusiera del material necesario, que se premiara al alumnado más aplicado e incluso solucionaba conflictos que surgían en el contexto escolar.

La escuela de Vidángoz en 1979 [Foto: Diario de Navarra]

Como curiosidad, cabe señalar que en la primera Junta Local de Enseñanza de la que se conserva documentación en Vidángoz, del año 1867, coincidieron los famosos Mariano Mendigacha y Prudencio Hualde, como alcalde y párroco respectivamente. El motivo de la reunión de la Junta Local en aquella ocasión fue la querella de un padre (Ángel Arriola Jamar [Garaioa / Arriola]) por castigos inmoderados que el maestro brindaba a su hijo (Pedro Javier Arriola Mainz [Arriola]) y otra querella que en respuesta presentó el maestro (Santos Mainz Pérez, de Burgui) contra dicho padre por insultos y amenazas. Al igual que otros aspectos de la administración, como por ejemplo el registro civil, esta institución parece que empezó a tener un funcionamiento más formal a partir de 1876. Ya en 1877 el inspector que visita a la Junta Local (donde nuevamente se encontraba Mariano Mendigacha, en esta ocasión como representante de los padres de familia) hace hincapié en algunos aspectos que nos resultarán incluso avanzados para aquella época: promover la asistencia a la escuela, especialmente la de las niñas, multando a quien no lo haga, visitar las clases y los exámenes, premiando a los más aplicados, la adquisición de mobiliario y la adecuación del aula e incluso el establecimiento de una escuela nocturna de adultos.

Como podréis imaginar, estas medidas todavía tardarían mucho en cumplirse. Las multas por no asistir se empezaron a imponer enseguida, y los premios al alumnado más aplicado también, siendo los tres primeros distinguidos José Mariano Urzainqui Urzainqui [Txestas] (quien terminaría siendo secretario), Ignacio Hualde Legaz [Oronz / Maisterra] y María Petra Urzainqui Urzainqui [Kostiol].

La andadura de la Junta Local duró lo que la escuela en Vidángoz, esto es, hasta 1980, pero el último acta del organismo es de septiembre de 1975, cuando la Junta Superior de Educación de Navarra planteaba la concentración escolar en Roncal. En aquella ocasión, el pueblo pedía mantener, al menos, la escuela en Vidángoz para la etapa anterior a la E.G.B. Los firmantes de aquella última acta ya nos son más familiares: Enrique Hualde [Txestas / Juanko], Evaristo Urzainqui [Lengorna], Luis Fuertes [Lixalte], Ascensión De Andrés [Xapatero], Mª Dolores Pérez [Diego] y Ascensión Marco [Garde / Danielna].

Difícil provisión

Decir que la escuela de Vidángoz era una de aquellas denominadas como de difícil provisión no sorprende demasiado.

Sello de la escuela de niños de Vidángoz del año 1937 [Fuente: Archivo Municipal de Vidángoz, Caja 009 / 1938]

Antes más, pongamos hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando la educación no estaba ni tan reglada ni tan generalizada, en la que el docente solía ser de algún pueblo del valle o de alguna zona cercana en cualquier caso, aquellos maestros (las maestras vendrían más tarde) sí que podrían durar muchos años en el pueblo. Así, por ejemplo, tenemos un ejemplo atípico de un profesor que parece que ejerció en Vidángoz durante 54 años (1787-1841), Pascual Ramón Nicolao, natural de Garde y casado en Vidángoz (de hecho, uno de sus hijos le sucedió en el cargo durante otros 19 años).

Pero, como se deduce del título de este artículo, esto no era lo habitual y, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, los maestros no tenían demasiada continuidad en Vidángoz, los cambios de docente eran frecuentes e incluso hubo ocasiones en que la escuela quedó vacante en mitad del curso, con el perjuicio que ello suponía para los y las jóvenes bidankoztarras.

Seguramente el aislamiento del pueblo, los crudos inviernos en Vidángoz y la paga y otras condiciones que se ofrecían, no serían aliciente suficiente para alguien venido de fuera. Era, en fin, una escuela de difícil provisión.

La escuela en Vidángoz

Desconocemos desde cuándo había escuela en Vidángoz, pero podemos asegurar que al menos en 1688 ya se enseñaba a los niños unas nociones elementales, leer, escribir y las operaciones aritméticas básicas (suma, resta, multiplicación y división). Lo sabemos porque en aquel hubo un pleito sobre el pago de la sustitución del maestro Pedro Salvoch. Señalar, por otra parte, que en esa época solo los niños (varones) acudían a la escuela, y tampoco todos ellos, ya que las familias más necesitadas no se lo podían permitir.

Foto del inicio del curso 1956-1957, con Aurelio Andueza e Inés Mainz Pérez [Aristu] como maestros y el párroco Antonio Mª López entre ambos

A lo largo del siglo XIX podría decirse que la educación fue volviéndose más reglada, más formal, y los sucesivos gobiernos liberales trataron de que ésta fuera más uniforme en todo el estado, que la enseñanza fuera obligatoria y gratuita entre los 5 y los 10-12 años y que las niñas también fueran a clase.

Por contra, este mismo siglo también trajo consigo la marginación, cuando no la prohibición y el castigo, en el uso en la escuela de la lengua vernácula, del uskara, siendo éste uno de los factores determinantes para que la transmisión familiar del idioma se detuviera en nuestro pueblo.

En cuanto a la ubicación de la escuela, no sabemos desde cuándo ocupaba el inmueble pero al menos durante el siglo XIX y hasta 1912 tanto la escuela como el antiguo ayuntamiento se encontraban en la denominada Casa de la Villa vieja, entre casa Bomba y casa Refelna. Dado el reducido espacio de aquella para el ejercicio de la enseñanza (pese a que tenía un piso más que en la actualidad, seguiría siendo una casa más bien pequeña para acoger a todos los niños de entre 5 y 10-12 años del pueblo) y el estado general del edificio, en aquel año de 1912 se inauguró la actual casa consistorial, construida sobre el solar de la antigua casa Mailusa, parte de cuyas plantas primera y segunda albergaron la escuela en la que estudiaron/estudiasteis muchas generaciones de bidankoztarras del siglo XX.

Las cartas de Mariano Mendigatxa (IV)

En la carta del 28 de septiembre de 1903 Mariano Mendigacha (Mendigatxa) expone los cultivos que se daban en Vidángoz: trigo (gari), avena (olo), hordio/cebada (garagar), gerón/yero (xeuri) y veza (zalge). A decir verdad, el cuarto de ellos yo no sabía ni que existía, y no sé si los más mayores recordarán si se sembraba mucho o poco gerón/yero.

Por otra parte, y en lo que respecta al tiempo, menciona que el 14 de septiembre nevó casi hasta el pueblo. Parece que algo ha cambiado el clima desde entonces…

Trigo, el cereal más cultivado en Vidángoz

Trigo, el cereal más cultivado en Vidángoz

A continuación, algo más sobre su vida personal: dice que pocos días antes se murió “el amigo más grande que he tenido en vida”, que aunque estaba sano, estuvo tres días en cama y al cuarto murió. Consultando el archivo parroquial no encontramos el nombre del amigo de Mariano, ya que no hay una anotación en los difuntos desde el 12 de agosto hasta el final del año, y el difunto de esa fecha no encaja en la descripción que Mariano Mendigacha hace de él.

Para terminar con esta carta, Mariano menciona otras fiestas que ya no sé celebran. Señala que la mencionada fiesta se costea mediante un estipendio que se cobra los días 28 y 29 de septiembre, en los que se celebran en la iglesia grandes funciones por los difuntos, y los dos días siguientes, el 30 de septiembre y 1 de octubre, “los vivos hacemos gran gasto y viene mucha gente de fuera a esta fiesta”. Vamos, que parece que en aquel tiempo cualquier excusa era buena para unos días de fiesta.

El solfeo se le resistía al sobrino de Mariano Mendigacha

El solfeo se le resistía al sobrino de Mariano Mendigacha

Con respecto a la siguiente carta, poca sustancia hay en lo relativo a la vida de Vidángoz en general y de Mariano en particular. Mariano vuelve a hacer referencia a la educación, que debía de ser tema que le preocupaba. Por un lado, se ve que Azkue debió mediar para que el organista volviera a enseñar solfeo al nieto de Mendigacha (recordemos que en el nº 1 de Bidankozarte se señalaba que podía tratarse de Eleuterio o de Norberto Mainz Mendigacha (Mendigatxa)).

Siguiendo con lo educativo, señala que ha venido maestro nuevo y que parece que éste (se refiere a Timoteo Maté Palacios) tiene más empeño en enseñar, si bien muestra sus reservas… Y, nuevamente, el maestro no durará más de un curso en Vidángoz.

Posteriormente responde a Azkue sobre su intención de pasar un mes en Vidángoz durante el verano de 1904, para hablar todo el día en vascuence con Mariano y tres o cuatro amigos.

Mariano, hombre previsor, le avisa que podría llegar por carretera hasta Güesa o Roncal, pero que ya se encargaría él de enviarle allí un mulo con un cuidador. Le pide además que, en caso de optar por hospedarse en casa Mendigatxa, le avise con antelación para preparar el “gobierno de la casa”.

Preparando leña para el invierno

Preparando leña para el invierno

En cuanto a escuchar el Uskara, le indica que, de hospedarse en su casa, en casa Mendigatxa, su hija – Ramona Inés Mendigacha Pérez (Mendigatxa) – y él mismo lo hablarán mutuamente. Y añade que se lo comentará a la gente de edad que le pide Azkue, aunque opina que, lo que no saque de él o de su hija, difícilmente lo sacará de otros. Recuerda que él mismo tiene muchas veces que hacer el esfuerzo de echar el pensamiento atrás para recordar cómo se decían algunas palabras, y que por eso le cuesta escribir cada carta.

Para terminar, y volviendo al día a día, indica que, a 29 de octubre, los hombres andan metiendo leña y teas en las casas para el invierno y que, después todos (él se incluye) se meterán con los trabajos de la madera para todo el invierno.

Termina esta carta de octubre que, junto con la de septiembre, nos ha dejado unas cuantas pinceladas de aquel Vidángoz de 1903.

Las cartas de Mariano Mendigacha

Mariano Mendigacha Ornat (Mendigatxa) fue colaborador de dos grandes estudiosos del Uskara: Louis-Loucien Bonaparte y Resurrección María Azkue. Facilitó traducciones, conjugaciones, vocabulario etc… relativos al Uskara de Vidángoz que ayudaron a dichos estudiosos a definir las características lingüísticas del Uskara roncalés.

Pero, además de esto, y es lo que hace particularmente interesante a Mariano Mendigacha, son las cartas que intercambió con el religioso de Lekeitio Resurrección Mª Azkue, en las que describe costumbres, cuentos, refranes, etc…

Se trata de una serie de unas 35 cartas escritas entre 1902 y 1916, que nos retrotraen al Vidángoz de hace 100 años. En cada número de Bidankozarte iremos viendo elementos relevantes de lo que escribió Mariano Mendigacha, a veces bastará con lo escrito en una carta y otras (como en este número) habrá que incluir comentarios contenidos en varias cartas.

Mariano Saturnino Mendigacha Ornat, euskaldun bidangoztar

Mariano Saturnino Mendigacha Ornat, euskaldun bidangoztar

Sin más dilación, pues, empezamos con la primera carta, que, como excepción no está dirigida a Don Resurrección Mª Azkue, sino a Dionisio Martín (de casa Kaltxes de Uztárroz), quien le había escrito comentando el interés de Azkue en entrevistarse con él y otros colaboradores en Santa Engracia. En el caso de Mariano Mendigacha, lo hace por las referencias que de él tenía por la colaboración hecha anteriormente con Bonaparte.

Mariano, que contaba en esta primera carta ya 70 años y, como se verá, era bastante sensato y precavido, avisa que, dada su avanzada edad, no le gustaría hacer viaje en balde y no ser de utilidad, por lo que pide contactar con Azkue antes de la reunión en Santa Engracia, para decidir si puede ser útil o no.

Esta primera carta no da mucha más información, solo indica cómo medían las distancias en aquel tiempo: “De Uztárroz a Santa Engracia 4 horas en cabalgadura (a caballo) y de Vidángoz a Santa Engracia, 7 horas”.

En la segunda, todavía con poco contenido, solo nos apunta que en 1903 solo había en Vidángoz 4 ancianos mayores que Mariano y, según él, “uno estaba ciego, y los otros tres están totalmente chochos lelos”.

En la tercera carta, y de ahí en adelante, las cartas ya empiezan a tener cierto contenido relevante en lo que se refiere al conocimiento del Vidángoz de la época. Empieza señalando que ha tratado de enseñar Uskara a los nietos, pero que como en la calle no lo escuchan a nadie, solo lo que él les habla, pues no hay forma, y, enfadados, han desistido de enseñarles. A este respecto señala un dicho de entonces: “No siempre está el avellano para hacer bastón”.

Sigue hablando sobre uno de sus nietos que debía de estar aprendiendo solfeo con el organista, pero lo han dejado ya porque dice éste que “para ser pastor o labrador, ya sabe suficiente”. Seguramente el nieto al que se hace referencia sea Eleuterio o Norberto Mainz Mendigacha.

Siguiendo en el ámbito educativo, menciona que “hace ya cinco meses que se fue el maestro por mayor paga y desde entonces la juventud anda por las calles sin escuela. De la muchachada de hoy por otro tiempo no faltaran hombres burros”. Y, enfadado, añade: “No puede haber en toda Navarra pueblo tan despreocupado como éste sobre la enseñanza; Aquí no hay empeño, ni en la junta de la escuela, ni en el ayuntamiento ni en los padres tampoco”.

Por último, una referencia al tiempo (teniendo en cuenta que la carta es del 15 de abril de 1903): “Tenemos el tiempo muy malo, no hemos visto en todo el invierno tanta nieve como la que hay ahora; Y también traza de hacerlo”.

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