Conforme iba leyendo las cartas de Josep Guilera en diversos momentos se me hacía inevitable ver analogías con lo sucedido con diversos bidankoztarras.
La primera y más evidente era comparar la situación de la familia Guilera Escofet con la familia Mainz Landa de casa Landa de Vidángoz. Ambas eran familias con tres hijos en las que, por la guerra civil o sus consecuencias, faltaban dos de ellos. Al hilo de los lamentos de su familia por la desgracia que les está tocando vivir, Josep, en uno de sus muchos intentos por mantener el ánimo y relativizar la situación, apunta con acierto que, al menos, están todos vivos, ninguno ha quedado mutilado y pronto estarán todos juntos. En ese sentido, la familia Mainz Landa había salido mucho peor parada, puesto que dos hijos habían perdido la vida (Enrique en 1937, luchando por el bando republicano en el frente de Bizkaia según unas fuentes o en el frente de Catalunya según otras, y Vicente en 1938, fusilado en Elía tras haber participado en la fuga del Fuerte de San Cristóbal junto con otras 794 personas) y, además, lejos de acabar con eso su drama, al terminar la guerra el Tribunal de Responsabilidades Políticas impuso sendas multas a los hermanos. Como no poseían bienes, fueron declarados insolventes y, de esta manera, al menos, no repercutió en el patrimonio familiar, pero sabiendo en casa que ambos habían fallecido, no deja de ser una forma de ahondar en su dolor y en su humillación.
Otra similitud la podemos encontrar con Dionisio Mainz Landa, primo de los anteriores y natural de casa Mux, quien en el momento de empezar la guerra parece que ya llevaba un tiempo residiendo al menos parte del año en Sangüesa, donde trabajaría como chófer en Gaseosas Landa, empresa de su tío materno, el también bidankoztar Fermín Landa Arriola. Compartía oficio, pues, con Josep Guilera, pero no acaban ahí sus coincidencias. Pese a que fue reclutado por el bando ‘nacional’ en mayo de 1937, al finalizar la guerra, y seguramente debido a su afiliación a la C.N.T. de Sangüesa, también fue enviado a un Batallón Disciplinario de Soldados Trabajadores, y aquí tenemos la segunda coincidencia. Además, parece ser que su hermano Anastasio también sufrió algún tipo de represalia, aunque todavía no he podido concretar, pero, de confirmarse, sería una tercera coincidencia. Para desgracia de nuestro Dionisio, y al contrario de lo que ocurrió con Josep, el de Mux tuvo que exiliarse a Francia y tardó muchos años en regresar.
Una última similitud podemos encontrar con los hermanos Navarro Aizagar, naturales de la actual casa Remendía (antigua casa Matías) y que para cuando empezó la guerra ya estaban afincados en Madrid. Estando en Madrid (que, al contrario que Vidángoz, desde el inicio de la contienda quedó enclavado en la ‘zona roja’) y debido a sus ocupaciones, Justino y Ángel sufrieron sendos procesos judiciales al terminar la guerra. Justino, escultor y maestro de profesión en 1936, llegó a ocupar la posición de comisario político de batallón y eso le acarreó una pena de cárcel de 20 años por auxilio a la rebelión. Ángel, que trabajaba en hostelería, parece que tuvo menor implicación en la guerra, pero aun así fue juzgado por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, si bien resultó absuelto. La similitud con el caso de Josep nos viene en esta ocasión de la mano de Justino, que en su estancia en prisión trató de conseguir todos los informes favorables que pudo de cara a su libertad condicional, y obtuvo testimonios propicios de tres sacerdotes de Madrid, la Inspección de Policía Urbana, un sargento de un Tercio de Requetés, dos industriales madrileños e incluso el jefe de una sección madrileña de Falange. Todos esos informes sirvieron para que a principios de la década de 1940 Justino lograra su liberación de manera condicional.
Como veis, sin salir de lo ocurrido con paisanos nuestros podemos encontrar muchos paralelismos con el caso de Josep Guilera.
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Similitudes con algunos bidankoztarras
Apellidos bidankoztarras: Mainz
Se ha hecho de rogar, pero al final le ha llegado el turno al apellido Mainz, que cierra el podio de apellidos más habituales en Vidángoz en los últimos tres siglos, solo superado en frecuencia por Sanz y Urzainqui.
Mainz es un apellido que consta en nuestro pueblo desde hace seis siglos: en el apeo de población de 1426 vemos por primera vez a Blasco Maynz y a Lope Maynz entre los 64 dueños de casas de Vidángoz. El apellido parecía desaparecer en el siguiente listado histórico del que disponemos, en 1501, pero poco después, en 1515, reaparece con Ysavel Maynz. No hay más listados nominales hasta 1612, pero en un documento de 1553 en la que símplemente se da referencia numérica de la cantidad de vecinos de Vidángoz, firma el alcalde Domingo Mainz.
Ya en el siglo XVII, en 1612 constan Pasqual y Pedro Maynz como dueños de casas; en 1634, Domingo, Pascoal, Miguel y Pascoala Maynz; en 1645, Domingo y Pascoala Maynz; en 1646, además, Pascoal Maynz es alcalde; 1677, Phelipe, Crisóstomo y Rafael Mainz; y en 1726, Daniel, Baleriano, Domingo y Ana Mainz.
A partir del siglo XIX, desde 1810, ya podemos afinar hasta en las casas por las que ha pasado Mainz como primer apellido: Montxonena, Danielna, Paskel, Artutx [actual Pelairea], Aristu vieja [actual Iturriondo], Aristu, Molena, Jimeno, Matías [actual Remendía], Makurra, Navarro, Anarna, Pantxo, Maizena, Santxena, Xoko, Mailusa, Vicaría, Mendigatxa, Bernabé [actual Harretxe], Mux, Bomba, Refelna, Landa y Arriola. Así, en los dos últimos siglos ha habido Mainzes en un tercio de las casas de Vidángoz, lo cual nos da una idea de lo abundante que ha sido el apellido en nuestro pueblo.
Pero cabe pensar que, en su día, tal vez no lo sería, o si no, ¿por qué se habría de denominar a una casa “la de Mainz”? Pues, seguramente, porque en aquel entonces sería el único Mainz que habría en el pueblo, y de ahí que a la casa de Mainz la denominaran Mainz+ena, y con el tiempo evolucionara hasta el actual Maizena. Se repite lo que comentábamos en su día con el archicomún apellido Sanz, que se ve que en su día no lo sería tanto, y de ahí que tengamos casa Santz+ena, casa Santxena.
El apellido Mainz en Vidángoz tiene otra particularidad, otra curiosidad: en un pueblo en el que prácticamente no hay alusiones a quién hizo una casa en las piedras de su fachada, encontramos en el dintel de casa Azkue la inscripción “PEDRO D MAIZ […] 623”. Bueno, hay que señalar que esa piedra no estaba originalmente en ese lugar, en esa casa, sino que llegó a ella en su última reforma… pero casualmente, como podéis ver en el tercer párrafo de este artículo, apenas once años antes de ese 1623 había un Pedro Maynz dueño de una casa en Vidángoz, ¿coincidencia?
Para terminar, trataremos su incierto significado. Hay quienes señalan que procede de la ciudad alemana de Mainz, pero en nuestro caso parece poco probable. Yo supongo que podría ser un patronímico de Martín, un Martíniz abreviado como pasa con otros apellidos como Sáez, Díez, etc… O, tal vez, por analogía con el apellido Sainz, que es patronímico de Sancho, ¿podría Mainz serlo de Mancho? A saber…
Apellidos bidankoztarras: Hualde
Como señalaba al inicio de este número, esta vez trataremos el apellido Hualde y su recorrido histórico en Vidángoz.
La verdad es que Hualde es un apellido relativamente frecuente en Euskal Herria, ya que podría traducirse como ‘al lado del agua’ y, así, de manera análoga a otros como Elizalde (‘al lado de la iglesia’), es un apellido que perfectamente podría existir en cualquier pueblo con río (o sea, en casi cualquier pueblo).
Dicho esto, vamos con la historia del apellido Hualde que, al igual que todos los apellidos frecuentes de Vidángoz (Hualde es el 5º apellido mas frecuente en nuestro pueblo en los últimos tres siglos y pico, solo superado por Sanz, Urzainqui, Mainz y Salvoch), tiene miga.
La mención más antigua al apellido Hualde es de hace seis siglos y medio, de 1366/1368, cuando uno de los treinta vecinos de Vidángoz se llamaba Sancho Hualde. Entonces no se heredaban los apellidos de padres a hijos, por lo que los actuales Hualde probablemente no tengan parentesco con éste, pero como dato, ahí queda.
En los siguientes libros de fuegos y apeos de población hasta 1613 no vuelve a aparecer, y en esa ocasión lo hace solamente en una mujer viuda llamada Cathalina Hualde. Desde al menos ese momento hasta la actualidad, la presencia de Hualde sera ya constante: en 1634 solo aparece un Domingo Hualde, en 1646 Pedro Hualde, en 1677 dos Juan Hualdes… y a partir de 1700 ya podemos seguir la pista completa a todas las ramas de Hualdes, si bien no sabemos cuánto de común tienen de ahí hacia atrás en el tiempo.
Antes de empezar con las líneas, y al contrario de lo que pasaba con Pérez, cuyas ramas en los últimos tres siglos habían llegado de otros pueblos del valle, señalar que en el caso del apellido Hualde todas las ramas son autóctonas de Vidángoz y las cinco que he localizado tienen inicio antes de 1700 (y, probablemente, partirían de un tronco común o, tal vez, dos).
Empezaré por las ramas más efímeras, aquellas que tuvieron poco recorrido a partir de 1700. La primera se localiza en casa Maisterra, donde vivían Pedro Hualde y Magdalena Urzainqui. La casa nativa la heredó una hija (y el Hualde no continuó), Juana Feliciana, y un hijo, Feliciano, se casó a casa Inigizena (actual casa Peña) y el apellido desapareció de aquella en la siguiente generación.
Un camino similar llevó la línea que partía de casa Lengorna, con Domingo Hualde y Cathalina Urzainqui, donde también heredó una hija, Pascuala Feliciana, y de donde pasó un hijo a casa Pelaire o a casa Garro y dos hijas de éste, María Josepha y María Joachina Hualde Glaria, ocuparon las dos casas mencionadas, pero, al ser mujeres, el apellido dejó de transmitirse.
La tercera rama, en casa Calderero e iniciada con Pasqual Hualde y Elena García, fue aún más efímera, ya que en la siguiente generacion heredó su hija mayor, Susana, y ya no se transmitió a la descendencia el apellido Hualde.
La cuarta línea que analizaré es la de los Hualdes de casa Arlla/Xapatero, iniciada con Fermín Hualde con sus dos matrimonios. Esta rama, aparte de mantenerse en casa Arlla hasta 1893, cuando falleció la última Hualde que heredó la casa (Petra Tomasa Hualde Salboch), llevó el apellido Hualde a las casas de Xoko (María Ysabel Hualde Sanz, en 1779), Anarna (María Sebastiana Hualde Sanz, en 1788), Txikiborda (María Tomasa Hualde Salboch, en 1884), Hualderna (María Tomasa Hualde Salboch, en 1915), Landarna (Casimira Antonia Hualde Barrena, en 1825), Txantxolit (María Sebastiana Hualde Barrena, en 1836), y Makurra (Petra Antonia Hualde Barrena, en 1838). La última Hualde de este linaje, María Tomasa Hualde Salboch, falleció en casa Hualderna en 1929.
La última rama, la más extensa y que llega hasta nuestros días se inició en casa Diego o casa Casero/Txantxolit (eran dueños de ambas casas y casa Casero la tenían alquilada, tal vez le venga desde entonces el nombre de casa Casero, donde ‘casero‘ equivale a ‘inquilino‘) y el primer matrimonio que conocemos es el de Agustín Hualde y María Urzainqui. En casa Diego duró solo dos generaciones más, pero desde allí pasó a las casas de Malkorna (Juan Hualde Urzainqui, en 1722), Laskorna (Juana María Hualde Sanz, en 1766), Hualderna (Fermina Agustina Hualde Armendáriz, en 1782), Mailusa (María Ramona Hualde Urzainqui, en 1792), Ornat (María Francisca Hualde Urzainqui, en 1795), Rakax (Josef Ramón Hualde Mayo, en 1849), Vicaría (Pedro Prudencio Hualde Mayo, en 1853), Santxena (Juana Ygnacia Hualde Yriart, en 1791), Pelaire (Pedro Pasqual Huarte Yriart, en 1796), Maisterra (María Cruz Hualde Anaut, en 1854), Arriola/Mux (Román Hualde Salvoch, en 1901), Navarro (Pedro María Hualde Salboch, en 1884), Ferniando (Javiera Hualde Mainz, en 1915), Danielna (Jacoba Hualde Mainz, en 1916), Angelena/José María (Jacoba Hualde Mainz, hacia 1920/1921), Lengorna (María Santos Hualde Mainz, en 1924), Txestas (Antonio Hualde Mainz, en 1925), Molena (Enrique Hualde Pérez, en 1953), Juanko (Enrique Hualde Pérez, en 1957), Mendigatxa, Aristu, Landeta y Remendía (antigua Matías), éstas últimas en tiempos más recientes. En resumen, que esta línea esparció Hualdes por más de un tercio de las casas de Vidángoz.