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Casa Iturriondo

Después de un año sin dar cuenta de la historia de ninguna casa, volvemos a la carga con la oiconimia, y siguiendo el orden que llevábamos, en esta ocasión nos toca otra vez el barrio de Iriartea y más concretamente la actualmente denominada como casa Iturriondo (antiguamente casa vieja de Aristu).

Casa Iturriondo, en la actualidad.

Las idas y venidas de esta casa son de las más desconocidas de todo Vidángoz, ya que, al contrario que la mayoría, esta casa no alojó a diversas generaciones de un mismo linaje, sino que por ella fueron pasando diversas familias, suponemos que en calidad de inquilinos, ya que, hasta donde llegamos a saber, como su propio nombre antiguo indicaba, su propietaria hasta un punto confirmable, fue la familia Aristu.

Hasta mediados del siglo XIX no he detectado rastro de esta casa. El primer indicio de su existencia lo encontramos en los expedientes de catastro del año 1854, donde por primera vez aparece Antonio Glaría (en aquel entonces cabeza de familia de casa Aristu) como dueño de dos casas, por lo que suponemos que ésta sería una de las dos (en el anterior catastro, de 1852, solo tenía una casa, por lo que la adquisición debió de ser en ese mismo año o 1853).

Pero, por desgracia, desconocemos  quién vivía en esa segunda casa hasta 1861, año en que se empezaron a redactar las matrículas parroquiales, una especie de censo de almas.

La denominada casa Aristu vieja, en torno a 1950. Delante de ella, el antiguo lavadero, desaparecido ya hace más de 60 años. [Fuente: Fondo fotográfico Bidankozarte]

Así, la primera familia que sabemos que la ocupó fue la del cirujano Félix Gutiérrez, que dejó el pueblo en el mismo 1861. Después de éstos, y por un espacio de unos quince años parece que estuvo vacía, volviendo a ser habitada a partir del final de la III Guerra Carlista (1876), cuando parece que estuvo en esta casa por espacio de un año la recién casada pareja formada por Javier Arguedas Mainz [Arguedas] y Petra Gayarre Mainz [Molena], que pasó en 1877 a establecerse definitivamente casa Molena.

En ese mismo año llegó a la casa otra pareja formada por Rufino Mainz Clemente [Refelna] y Francisca Urtasun Almándoz [natural de Donamaría, pero hija del que fuera cirujano de Vidángoz Juan Urtasun]. Esta pareja, que no tuvo descendencia, ocupó esta casa en dos periodos de tiempo: 1877-1889 y 1894-1897.

En dos de los cuatro años que faltaron de la casa (1891-1892), ésta fue ocupada por la familia encabezada por Melchor Fuertes Salvoch [Azkue, antigua casa Fuertes] y Petra Maisterra Miqueléiz [Igal], una familia que también pasó en calidad de inquilinos por diversas casas.

Desde 1896 hasta 1909 (compartiendo casa con los Mainz Urtasun los dos primeros años) fue la vivienda de Ángel Sanz Artuch [Txikiborda, antiguamente casa Kurllo], Manuela Salvoch Urzainqui [Zinpintarna] y  su prole.

Casa Aristu vieja en la década de 1970 [Fuente: Fondo fotográfico Santiago ‘Calderero’]

A esta familia le siguió la familia encabezada por Matías Aizagar Andreu  [Remendía, antiguamente casa Matías] y Rosa Salvoch Urzainqui [Zinpintarna], que habitó este edificio entre 1910 y 1920.

Y los últimos en habitarla hasta época reciente fueron los Montes Fuertes, Julián Montes Glaría (natural de Roncal y herrero) y Victoria Fuertes Salvoch [Lixalte], solo durante 1921. Bueno, tal vez estos no ocuparan realmente la casa y realmente estuvieran en casa Lixalte pero en las matrículas parroquiales se les mencionaba como familia aparte, pero no tenemos forma de comprobarlo.

En las cinco décadas siguientes parece que no se utilizó como vivienda, y a principios de la década de 1970 la adquirió la familia Lixalte para almacén del bar y tienda que regentaron.

Por último y ya en época reciente, en 1993 se reconstruyó manteniendo la planta baja su uso de almacén de la familia Lixalte y pasando el resto de la casa a ser vivienda de la familia Fernández Ezquer, siendo Ana Mª Ezquer Landa natural de casa Algarra.

Debe su actual nombre, Iturriondo, a su localización dentro de Vidángoz, ya que está ‘al lado de la fuente’.

Casas almadieras de Vidángoz en 1917

Mañana se celebra el Día de la Almadía en nuestro vecino pueblo de Burgui. Las almadías son parte de la historia no ya de Burgui y del valle de Roncal, sino que también lo es de otros valles pirenáicos, tanto navarros como aragoneses y catalanes. Así, y aunque para el que visite Vidángoz le pueda resultar sorprendente, por el Biniés, por el río de Vidángoz, también bajaban almadías, y no de manera esporádica o casual…

Una almadía en la Pechera, el punto por donde el río Biniés abandona Vidángoz

Hace 100 años concretamente, los bidankoztarras bajaron por los ríos 191 almadías, que se dice pronto. A este respecto, por un lado, hay que tener en cuenta que no todos los troncos se sacaban al río Biniés, por no ser el que más cerca quedaba de la explotación, y, por otro, también hay que considerar que a veces los bidankoztarras hacían «aprovechamientos forestales» fuera del término municipal de Vidángoz y bajaban almadías por el río que más cerca les tocara.

Tal era la actividad almadiera de Vidángoz que durante el 1º tercio del siglo XX funcionó en nuestro pueblo una Sociedad de Almadieros que agrupaba a los maderistas de la villa. Gracias a un documento de 1917 podemos saber con detalle qué casas integraban la Sociedad en aquel momento y cuántas almadías bajaron durante aquel año. La relación de las mismas, en orden de mayor a menor producción almadiera, es la que sigue: Garro 14, Arguedas 12, Pantxo 12, Txantxolit 11, Hualderna 10, Jimeno 8, Lixalte 8, Aristu vieja 7 (es Doroteo Jimeno, natural de Llabari), Juanko 7, Llabari 7, Mendigatxa 7, Xereno 7, Gaiarre 6, Ornat 6, Paskel 6, Txestas 6, Zinpintarna 6, Artutx 5, Danielna 5, Makurra 5, Matías 5, Paxapan 5, Antxon 4, Arotx 4, Larranbe 4, Montxonena 4, Santxena 3, Diego 3, Algarra 2, Lengorna 2.
Un total de treinta casas de Vidángoz que, en mayor o menor medida, participaban de la actividad almadiera. Sorprende ver en el listado algunas casas que  seguramente contaríamos por ganaderas, pero hay que tener en cuenta que, entonces como ahora, tampoco era mala idea diversificar el negocio.

Una cuchara de boj

Cuchara de boj realizada por Justino Navarro para Dámaso Pérez en 1924.

Cuchara de boj realizada por Justino Navarro para Dámaso Pérez en 1924.

Hoy presentamos una pequeña reliquia, si se le puede llamar así, una muestra de arte popular. Se trata de una cuchara de boj tallada por un pastor (por aquel entonces) para otro pastor. El autor, el que grabó la cuchara era un joven Justino Navarro Aizagar (casa Matías, actual casa Remendia), como lo atestiguan sus iniciales J. N. en la parte delantera de la pieza, que por entonces ejercería de pastor, si bien posteriormente haría valer sus dotes para el arte y se dedicaría a la escultura y a la enseñanza en Madrid, pasando diversas vicisitudes como consecuencia de la última guerra civil.
De Justino Navarro ya tuve ocasión de mostrar otra talla con ocasión del día de Santa Bárbara, de quien también realizó una pequeña figura en una de sus posteriores visitas a Vidángoz.
La historia de la cuchara nos la podemos imaginar en una noche de 1924 en torno al fuego en el que se habrían reunido unos cuantos pastores bidankoztarras a cenar, charlar y jugar un rato a las cartas. Vista la habilidad de Justino con la navaja, Dámaso Pérez Arriola (de casa Diego pero casado a casa Santxena) le habría encargado una cuchara de boj (recordemos que en aquel entonces esta herramienta y la navaja eran prácticamente los únicos cubiertos que se empleaban para comer) con un diseño de su gusto, en este caso el caballo de oros de alguna baraja de la época que tiene el aspecto de un caballero mongol (lo más similar que he encontrado ha sido el naipe que pongo en la imagen, si bien no es exactamente igual).
En definitiva, una cuchara con historia.

 

Sobre apodos, insultos y nombres de casa

Tal y como se ha ido mostrando a lo largo de los últimos cinco años en la sección de oiconimia de la revista Bidankozarte, los nombres de las casas de Vidángoz (y de cualquier pueblo en general) se pueden clasificar en diversos grupos atendiendo al origen que éstos tengan:

Varios antiguos nombres de casa Paskel parecen tener origen en apodos.

  • Las que se nombran de acuerdo con el nombre o apellido del  dueño/a de la casa en un momento determinado. Éste es el tipo de nombre más común que encontramos en nuestro pueblo. Así, tenemos entre los nombres de menor antiguedad casa Salbotx, casa Fuertes, casa Paskel o casa Arriola como ejemplos de nombres referidos a apellidos. De mayor antiguedad (y, por tanto, con la terminación euskérica -ena o -rna), pero del mismo tipo tendríamos otros nombres como Santxena, Hualderna o Montxonena. De manera análoga, hay oicónimos que hacen referencia a nombres propios de antiguos dueños de la casa, grupo en el cual encajan casa Pantxo, casa Matías, casa Diego o casa Bernabé como nombres de menor antigüedad y también casa Anarna, casa Angelena (antigua denominación de casa José María), casa Danielna o casa Refelna.
  • Nombres que hacen referencia al oficio del dueño/a de la casa en un momento del pasado. Es un caso bastante menos frecuente que el anterior, pero del que hay algunos ejemplos: Así, tenemos casa Arotx (antigua denominación de la actual casa Arbizu), casa Xapatero, casa del Secretario, casa Pelaire, casa de la Herrera (hoy solar), casa del Caminero (denominación que durante un tiempo se le dio a casa Matxin), etc…
  • Aquellas que deben su nombre a su localización dentro del pueblo. Este no es un caso muy habitual en Vidángoz, pero algún ejemplo sí que hay, aunque la mayoría de ellos sean recientes. Así, tenemos casa Malkorna como único ejemplo de nombre antiguo de este tipo, al que se unen los nombres de muchas de las casas construidas o reformadas en las últimas décadas: Peñeta, Landeta, Iturriondo, Bilizar
  • Otras reciben su nombre de alguna característica de la casa. En Vidángoz apenas hay nombres de este tipo, pero podemos poner como ejemplo casa Txikia (o Txikiborda) y también casa Harretxe.
  • Las que se nombran con el apodo por el que se conocía alguno de la casa. Desde el punto de vista actual, muchas casas pertenecientes a este grupo se nos hacen difíciles de identificar, y en muchas ocasiones pensamos que tal o cual nombre de una casa tiene su origen en una palabra que consideramos que sería en el pasado algún tipo de apodo aunque desconozcamos su significado. En este grupo podríamos encajar seguramente nombres como Bomba, Kurllo o Mux, cuyo origen en el mejor de los casos solo podemos imaginar

Pues bien. Relativo a este último grupo de nombres, al de los que tienen su origen en apodos, he encontrado recientemente un artículo que arroja algo de luz sobre varios nombres de casas de Vidángoz, en su mayor parte sobre denominaciones antiguas de las casas. El artículo en cuestión, redactado en euskera por Joseba Aurkenerena y publicado en naiz.eus, lleva por título «Erronkarierazko irainak», esto es, insultos en uskara roncalés, y el autor señala que los ha recogido del Diccionario español – uskara roncalés de Bernardo Estornés Lasa. Como quiera que los apodos en muchas ocasiones tienen una carga burlesca, es lógico pensar que muchos de esos insultos seguramente se corresponden con antiguos apodos.

Relacionados con estos apodos ‘faltones’ podrían estar los siguientes:

  • Andisko (estirado, chulico) seguramente tendría relación con el nombre antiguo de casa Pantxo, esto es, Andixko.
  • Argilla (enclenque) tal vez esté vinculado con el origen del nombre de casa Arlla (probad a pronunciar Argilla rápidamente).
  • Axari (medio borracho en una de sus acepciones, aunque literalmente significa zorro y también es el apodo por el que los salacencos denominaban a los roncaleses) posiblemente tenga relación con uno de los nombres antiguos de casa Paskel, con casa Axairna (seguramente evolución oral de Axarirna >> Axairna, del mismo modo que de Aristu >> Aistu).
  • Baldragas (desgarbado), aunque parece que era un apodo heredado de Ustés, éste era uno de los nombres que se le daban a la desaparecida casa Cosme, la casa antigua de Pelairea. Cosme Pelairea Villagoiz, por lo que se dice, era natural de casa Baldragas de Ustés, y algunos llamaban a su casa en Vidángoz de la misma manera.
  • Gaizo (pobre, ingenuo, bobo, simple, buenazo, cándido) puede que esté enlazado con otro de los antiguos nombres de casa Paskel, que antiguamente también debió de tener el nombre de casa Gaixo (y haber evolucionado oralmente de Gaizo >> Gaixo, del mismo modo que Zoko >> Xoko, Zapatero >> Xapatero o Monzón >> Monxón);
  • Makur (lelo), que aunque señalan en la propia casa Makurra que debe su nombre a un cheposo que vivía en la casa y que, por ello, andaba torcido o encorvado (makurra en euskera), encontramos en esta lista de insultos roncaleses con otro significado más malicioso;
  • Casa Txantxolit, claro ejemplo del uso de apodos para denominar a una casa.

  • Murri (endiablado, maldito, perverso, gruñón, persona de pocos amigos, insociable, modorro) era uno de los nombres antiguos de la hoy desaparecida casa Montes o casa Garín;
  • Muzka (milindris, delicado) puede que esté enlazado con el origen del nombre da casa Mux;
  • Txantxulit (ligero de cascos, de poco juicio, sin fundamento) es un apodo del que ya hablamos al tratar la historia de casa Txantxolit;

Como ya hemos ido viendo al analizar los nombres de las diferentes casas de Vidángoz, hay más nombres debidos a apodos que estos, pero me ha resultado curioso el encontrar el posible origen de algunos de ellos en insultos o palabras despectivas, y dado que el significado de algunas de ellas es desconocido para la mayoría hoy en día, me ha parecido interesante dedicarle este pequeño artículo. Señalar, para terminar, que seguramente nos han llegado pocos de estos nombres referidos a apodos, pero probablemente en su día se haría mención a muchas casas por medio de alguno de ellos.

Un «rojo» bidangoztarra a la cárcel (1939)

Era noviembre de 1939 y hacía más de siete meses que la última guerra civil había terminado, pero sus consecuencias se empezaban a notar, en particular para el bando más perdedor.

En ese bando, bien por convicción o bien por circunstancias de la vida, se encontraba un bidangoztarra de quien, hasta la fecha, nadie de los mayores que he entrevistado me había sabido decir algo al respecto. Estamos hablando de Justino Navarro Aizagar, natural de la actual casa Remendia (antigua casa Matías y que, cuando él nació no sabemos cómo se llamaría), que residía en Madrid desde la segunda mitad de la década de 1920 ganándose la vida como escultor y profesor de dibujo.

Estado actual de la casa nativa de Justino Navarro Aizagar.

Estado actual de la casa nativa de Justino Navarro Aizagar.

El caso es que la guerra le “pilló” en “zona roja”, en territorio de dominio republicano, y debido a su labor en ese bando durante la guerra, el 14 de noviembre de 1939 Justino fue detenido por haber ejercido de Comisario de Batallón e interrogado.

Según su declaración, “al iniciarse el Glorioso Movimiento Nacional pertenecía al Partido Socialista, al cual se afilió unos veinte días antes por temor a que, como no estaba afiliado a ninguna sindical ni partido, pudiera ocurrirle alguna cosa y poder, de esta forma, salvar su personalidad mediante la exhibición del oportuno carnet”.

Continua señalando que “a principios de septiembre del año 1936 se presentó en el Batallón del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza por su profesión de Maestro de Dibujo porque tenía miedo de que pudiera sucederle alguna cosa y dicho sindicato organizó un batallón de hombres para enviarlos al frente. Al tener conocimiento de ello, el que habla [Justino] se negó a ello, y entonces, por la fuerza le cogieron en unión de otros varios individuos que también se negaron a ir al frente, y los montaron en una camioneta y los trasladaron a El Escorial en donde ha estado prestando servicio en un Grupo de Información hasta el mes de abril de 1938, cuando recibió una orden de que se tenía que presentar al Comisariado de Madrid, como así lo hizo, y, una vez aquí, le hicieron saber que tenía que presentarse al Comisariado del VI Cuerpo de Ejército por haber sido designado Comisario según aparecía del oportuno momento publicado en el Boletín Oficial, y una vez hecha su presentación, le designaron al Batallón de Transmisiones del referido VI Cuerpo del Ejército, en donde una vez incorporado estaba al frente de los muchachos, no habiendo intervenido en ninguna clase de operaciones. Al disolverse el VI Cuerpo del Ejército pasó a prestar sus servicios en el Tercer Cuerpo del Ejército y en cuyo estado le sorprendió la terminación de la guerra”.

Justino había ido a Madrid a trabajar como escultor. En este recorte de prensa (24/03/1928) se habla de una exposición suya.

Justino había ido a Madrid a trabajar como escultor. En este recorte de prensa (24/03/1928) se habla de una exposición suya.

Si bien al terminar la guerra no se presentó ante las Autoridades Militares, actualmente estaba pendiente de verificarlo ante la Junta de Clasificación de Prisioneros de Guerra del Distrito del Hospital, pues se ha personado diferentes veces en el local correspondiente y no ha podido recoger los impresos para proceder a llevarlos toda vez que le han dicho que se habían agotado, por lo cual tenía que volver de nuevo”.

Ese mismo día lo enviaron a la prisión de San Antón, en Madrid (en la foto que acompaña a este artículo, aspecto actual de aquel edificio), en lo que podríamos decir “prisión cautelar”. Pedidos informes sobre su conducta social y política, el agente enviado a indagar resuelve que “desde los primeros momentos se sumó con gran entusiasmo a favor del gobierno rojo y está considerado por sus ideas como elemento izquierdista. Ingresó en el Ejército Rojo al ser llamado a remplazo, habiendo obtenido el grado de Comisario Político. No obstante lo expuesto anteriormente, en su domicilio se condujo con moderación, no habiendo perseguido a nadie, habiéndose afiliado a la U.G.T. después del Glorioso Movimiento Nacional”.

Las antiguas escuelas de San Antón, reconvertidas en prisión, fueron el lugar donde Justino cumplió condena. Hoy en día el edificio está siendo rehabilitado.

Las antiguas escuelas de San Antón, reconvertidas en prisión, fueron el lugar donde Justino cumplió condena. Hoy en día el edificio está siendo rehabilitado.

Y en otro informe señalan que “era de ideal izquierdista, tenía buena conducta en la vecindad y sin pasiones políticas. Iniciada nuestra Santa Cruzada, se mantuvo en actitud pasiva hasta octubre de 1936, en que ingresó voluntariamente en el derrotado Ejército Rojo, donde fue sargento y también desempeñó el cargo de Comisario Político de un Batallón. Por su ausencia en esta capital se ignoran sus actividades, pero está considerado elemento simpatizante a la causa roja y, por lo tanto, desafecto al nuevo régimen”.

En febrero de 1940 confirman su auto de prisión. De nada sirven los intentos que Justino hace en los meses siguientes por conseguir su libertad, aportando para ello los informes de tres sacerdotes de diversas parroquias de Madrid, que certificaban su buena conducta moral y religiosa, la Inspección de Policía Urbana, que certificaba su buena conducta, un sargento de un Tercio de Requetés que también lo tenía por “adicto al Glorioso Movimiento Nacional”, dos industriales madrileños, que también lo dan por “adicto al régimen”, o incluso un jefe de una sección madrileña de la Falange, que señalaba que Justino “es persona de arraigados sentimientos católicos y de buenos antecedentes político-sociales, considerándole, por lo tanto, afecto al Glorioso Movimiento Nacional”.

Finalmente es condenado a 20 años de prisión por un delito de Auxilio a la Rebelión (paradójicamente, los golpistas acusando a otros de rebelión), la misma pena que unos tres años antes impusieron al también bidangoztarra Vicente Mainz Landa (Landa).

Dejamos para otra ocasión lo que fue de Justino a partir de entonces, que da para un rato y no cabe físicamente aquí.

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