Posts Tagged ‘Casa Makurra’

Apellidos bidankoztarras: Mainz

Se ha hecho de rogar, pero al final le ha llegado el turno al apellido Mainz, que cierra el podio de apellidos más habituales en Vidángoz en los últimos tres siglos, solo superado en frecuencia por Sanz y Urzainqui.

Mainz es un apellido que consta en nuestro pueblo desde hace seis siglos: en el apeo de población de 1426 vemos por primera vez a Blasco Maynz y a Lope Maynz entre los 64 dueños de casas de Vidángoz. El apellido parecía desaparecer en el siguiente listado histórico del que disponemos, en 1501, pero poco después, en 1515, reaparece con Ysavel Maynz. No hay más listados nominales hasta 1612, pero en un documento de 1553 en la que símplemente se da referencia numérica de la cantidad de vecinos de Vidángoz, firma el alcalde Domingo Mainz.

Ya en el siglo XVII, en 1612 constan Pasqual y Pedro Maynz como dueños de casas; en 1634, Domingo, Pascoal, Miguel y Pascoala Maynz; en 1645, Domingo y Pascoala Maynz; en 1646, además, Pascoal Maynz es alcalde; 1677, Phelipe, Crisóstomo y Rafael Mainz; y en 1726, Daniel, Baleriano, Domingo y Ana Mainz.

A partir del siglo XIX, desde 1810, ya podemos afinar hasta en las casas por las que ha pasado Mainz como primer apellido: Montxonena, Danielna, Paskel, Artutx [actual Pelairea], Aristu vieja [actual Iturriondo], Aristu, Molena, Jimeno, Matías [actual Remendía], Makurra, Navarro, Anarna, Pantxo, Maizena, Santxena, Xoko, Mailusa, Vicaría, Mendigatxa, Bernabé [actual Harretxe], Mux, Bomba, Refelna, Landa y Arriola. Así, en los dos últimos siglos ha habido Mainzes en un tercio de las casas de Vidángoz, lo cual nos da una idea de lo abundante que ha sido el apellido en nuestro pueblo.

Pero cabe pensar que, en su día, tal vez no lo sería, o si no, ¿por qué se habría de denominar a una casa “la de Mainz”? Pues, seguramente, porque en aquel entonces sería el único Mainz que habría en el pueblo, y de ahí que a la casa de Mainz la denominaran Mainz+ena, y con el tiempo evolucionara hasta el actual Maizena. Se repite lo que comentábamos en su día con el archicomún apellido Sanz, que se ve que en su día no lo sería tanto, y de ahí que tengamos casa Santz+ena, casa Santxena.

El apellido Mainz en Vidángoz tiene otra particularidad, otra curiosidad: en un pueblo en el que prácticamente no hay alusiones a quién hizo una casa en las piedras de su fachada, encontramos en el dintel de casa Azkue la inscripción “PEDRO D MAIZ […] 623”. Bueno, hay que señalar que esa piedra no estaba originalmente en ese lugar, en esa casa, sino que llegó a ella en su última reforma… pero casualmente, como podéis ver en el tercer párrafo de este artículo, apenas once años antes de ese 1623 había un Pedro Maynz dueño de una casa en Vidángoz, ¿coincidencia?

Para terminar, trataremos su incierto significado. Hay quienes señalan que procede de la ciudad alemana de Mainz, pero en nuestro caso parece poco probable. Yo supongo que podría ser un patronímico de Martín, un Martíniz abreviado como pasa con otros apellidos como Sáez, Díez, etc… O, tal vez, por analogía con el apellido Sainz, que es patronímico de Sancho, ¿podría Mainz serlo de Mancho? A saber…

125 años de la muerte de Juan De Remón

Y os estaréis preguntando, ¿quién era, pues, ese Juan De Remón? Pues vamos a ver que es un personaje que tiene su miga.

Recorte de El Eco de Navarra, 08/01/1897

Lo primero que llama la atención es que se dio noticia de su muerte en la prensa (El Eco de Navarra, 08/01/1897). Si ya el hecho de que saliera en el periódico es algo que se sale de lo habitual, tenemos otros cuantos datos que encienden nuestra curiosidad.

El primero es que el finado es citado como comerciante, un oficio poco habitual en el Vidángoz de aquella época, pero que no significa otra cosa que él era quien regentaba la única tienda del pueblo a finales del siglo XIX, negocio del que daremos más datos después.

Por otra parte, no resulta menos curioso la mención a su pasado en la Marina Francesa. ¿Y esto? Pues bien, resulta que Juan De Remón, como era conocido en Vidángoz (su nombre real era Juan Bautista Erramundeybery, como consta en su partida de defunción), era natural de Baiona, y es por ello que habría tenido que realizar el servicio militar francés, y, por lo que se ve, hizo carrera en la Marina, con la que probablemente habría participado en alguno de las múltiples expediciones de colonización y conflictos protagonizados por Francia en las décadas de 1860 y 1870.

Bueno, y con ese origen, ¿cómo había llegado a Vidángoz? Pues, como también indica su partida de defunción, anduvo muchos años de marinero y estaba casado con la bidankoztar Silveria Clemente Hualde [Makurra], con la que, tras retirarse de la vida militar, había residido en Montevideo y Buenos Aires hasta que, hacia 1890, se habían establecido en este pueblo nuestro.

Silveria había dejado su Vidángoz natal hacia 1868, con unos 25 años, no sabemos si con destino a Francia o a América, y en alguno de los dos sitios habría conocido a Juan. Parece que la pareja no tuvo descendencia, pero Juan sí que tuvo al menos una hija de un matrimonio anterior, llamada Eugenia.

Y para terminar, ¿dónde estaba la tienda que regentaban? Pues, ¡sorpresa!, en casa Angelena, la que posteriormente durante medio siglo XX sería tienda de José María Sanz, que, al parecer, estaba disponible para alquilar cuando el matrimonio llegó a Vidángoz. Regentaron la tienda desde 1890 hasta que Juan falleció, y Silveria siguió hasta su muerte en 1906, aunque tuvo algún problema con acreedores de la tienda que no querían pagar, si bien no pudo demostrarlo… pero eso es otra historia.

Casa Ornat

Llegamos nuevamente al barrio de Iribarnea en este recorrido por las casas de Vidángoz, en esta ocasión a casa Ornat. Partiendo de la generación actual, nos encontramos que sus padres eran Flora Sanz Ornat y Cándido Artuch Jimeno, siendo ella la natural de la casa, de casa Ornat, y él nacido en casa Largotena. Lo mismo había ocurrido en la generación anterior, donde también había heredado la casa una mujer, en esa ocasión Martina Ornat Jimeno, casada con Jerónimo Sanz Calvo, natural de la actual casa Kurllo y que posteriormente también había vivido durante unos años en casa Txantxolit. Martina y Jerónimo tenían también sendos oficios singulares, por lo que eran más conocidos en el pueblo: ella por ser la comadrona, la última que ejerció en Vidángoz, y él por ser el alguacil durante muchos años. En esta generación se da la circunstancia de que fue la última en la que uno de los dos cabezas de familia llevó el apellido Ornat, que da a la casa su nombre actual, si bien hay que señalar que tres hermanos de Martina también se casaron a otras casas de Vidángoz y llevaron con ellos el apellido Ornat: Marcelino se casó a casa La Santa, Pío a casa Zinpintarna y Anastasia a casa Makurra.

Casa Ornat

Los padres de Martina eran Alejo Ornat Pérez y Vicenta Jimeno Navarro, él de casa Ornat y ella de casa Danielna, casados en un doble enlace de dos parejas de hermanos donde esta pareja quedó en casa Ornat y la otra, formada por José María Jimeno Navarro y Paula Ornat Pérez, pasó a casa Garro, puesto que en casa Danielna ya se había quedado otra hermana de Vicenta y José María, casada en otra doble boda entre dos parejas de hermanos donde una pareja quedó en casa Danielna y la otra en casa Llabari. Alejo era hijo, a su vez, de Francisco Pasqual Ornat Pérez, natural de la casa, y María Ygnacia Pérez Artica, natural de Burgui y hermana de Teresa Jesús Pérez Artica, que se casó a casa Pantxo un año antes de que María Ygnacia llegara a Vidángoz.

De aquí hacia atrás la sucesión en casa Ornat se empieza a complicar un poco ya que hubo varios enviudamientos y segundas nupcias en los cabezas de familia de la casa, aunque lo resumiré para no extenderme demasiado. Francisco Pasqual quedó huérfano de padre (Mariano Miguel Ornat Hualde, hermano de la madre de Mariano Mendigacha y padrino de éste) con 4 años y de madre (Nicolasa Pérez Garde, de casa Diego y hermana del Diego que da nombre a dicha casa) con 9. Su madre, al fallecer su padre, se había vuelto a casar y, de hecho, falleció como consecuencia de un parto. Así que Francisco Pasqual fue criado en gran parte por sus padrastros y otros parientes.

En la generación anterior el natural de la casa era Mariano Ornat, que murió joven (36 años). De esta generación ya he mencionado que era también Melchora, la madre de Mariano Mendigacha, y además un hermanastro suyo, Fermín Francisco Ornat Onco, cuyo hijo, Matías Ornat Urzainqui acabaría yendo de heredero a casa Algarra, extendiendo con él el apellido Ornat a otra casa.

Y una generación más atrás, nos encontramos con una pareja en la que ninguno eran de la casa: Pasqual Ygnacio Ornat Mendi, natural de Roncal, y Mª Francisca Hualde Urzainqui, de casa Malkorna. ¿Cómo puede ser? Pues la explicación es la siguiente: en casa Ornat había quedado una pareja mayor, formada por Cathalina Mendi Esparz, de la casa, e Ygnacio Aierra Pérez, de Burgui. La pareja no tuvo descendencia y, como se solía hacer en esos casos, habían recurrido a alguien con relación familiar para que fuera a la casa de heredero, en este caso a un hijo de una hermana de Cathalina que se había casado a Roncal. Y así, desde Roncal, llegó el primer Ornat a Vidángoz, y la casa tomó su nombre. ¿Cómo se llamaría antes? A saber. ¿Casa Mendirna? ¿Mendi? ¿Otro nombre que nada tiene que ver? ¡Adivina!

Pues hasta aquí esta pequeña historia de casa Ornat.

Bodas y nacimientos en Mauleón

La mayoría de las jóvenes vivía estas idas y venidas como algo temporal, no pensaban en quedarse a vivir en Mauleón, pero hubo quienes terminaron casándose allí. En los primeros tiempos, como hemos comentado, no había una relación demasiado fluida con los autóctonos, y las roncalesas que se casaron allí lo hicieron en su mayoría con mozos aragoneses, pero conforme fue pasando el tiempo se fueron formando también parejas mixtas con originarios de ambos lados de la muga, si bien apenas he encontrado casos de este tipo entre las de Vidángoz.

Consentimiento paterno obtenido por Crescencia Garín [Garín/Montes] para poder casarse en Mauleón en 1911.

De entre las muchas mozas que marcharon de Vidángoz, aquí van algunas de las que se casaron en Mauleón, aunque, casualmente, el primero de Vidángoz en casarse allí fue un ‘golondrino’: Felipe Nicolao Sanz [Mux] en 1880 con Florencia Clemente Solano (de Huértalo, Huesca); María Cruz Hualde Salvoch [Arlla] en 1892 con José Aznárez Orus (de Fago, Huesca);  Crescencia Garín Pascualena [Aizagar / Garín-Montes] en 1911 (no consta el nombre del marido en el registro donde lo consulté); Andresa Sanz Salvoch [Escuela / Mailusa] en 1912 con Félix Larraz (de Aragüés del Puerto, Huesca); Restituta Sanz Salvoch [Escuela / Mailusa] en 1918 con Antonio Larraz (de Aragüés del Puerto, Huesca); Sebastiana Conrada Pasquel Salvoch [Paskel] en 1918 con Eustaquio Elío Ansó (de Huértalo, Huesca); Constancia Navarro Mainz [Makurra] en 1922 con Juan Aznárez Hualde (de Mauleón, pero hijo de la bidankoztar María Cruz Hualde Salvoch [Arlla], mencionada más arriba); Inocencia Zazu Fuertes [Xereno] en 1925 con Pedro Landa Arriola [Mux]; Ecequiela Sanz Salvoch [Kurllo] en 1930 con Felipe Gómez Castro (de Santa María del Berrocal, Ávila); Secundina Sanz Fuertes [La Santa] en 1931 con José Jimeno (de ¿Birrau?, Zaragoza); Remigia Sanz Salvoch [Kurllo] en 1931 (no consta el nombre del marido en el registro donde lo consulté).

Por otra parte, también hubo quienes tuvieron algún hijo allí, y como veremos, las circunstancias eran bien distintas. Por un lado, tenemos a Miguel Salvoch [Pexenena / Juanko / Molena], que nació en Mauleón en 1875 siendo su madre, Saturnina Salvoch Zazu [Pexenena / Juanko] todavía moza soltera. Por otro lado, tenemos a Julio Salvoch Artuch [Anarna], nacido en Mauleón en 1912 e hijo de Petra Artuch Urzainqui [Anarna] y Tomás Salvoch Hualde [Maisterra / Anarna]. Es este segundo caso más atípico porque relacionamos a las alpargateras con mozas jóvenes y solteras, pero en este caso Petra no solo estaba casada, sino que ya había tenido otros ocho hijos antes, con lo que el hecho de que marchara a Francia (tal vez junto con toda la familia) solo puede entenderse en un contexto de necesidad en la familia Anarna.

Además de los nacimientos (que habrá más, probablemente), faltaría por consultar los fallecimientos de bidankoztarras en Mauleón, que seguro que los hubo, pero esto, de momento, tendrá que esperar.

Como veis, Vidángoz dejó más huella en Mauleón de lo que parecía…

Encuentros con los ‘rojos’ en el monte

Durante el tiempo que los maquis pasaron ocultos en el monte de Vidángoz y teniendo en cuenta que en aquella época se hacía mucha vida en el monte, es lógico pensar que hubo muchos más encuentros con los guerrilleros de los que yo he podido constatar.

Detrás del hecho de no hablar de los encuentros con los maquis había una doble razón. Por un lado, si no se denunciaba ante las fuerzas del orden público, quien lo hubiera hecho se enfrentaba a una desorbitada multa. Si no, que se lo digan al pobre Liborio Sanz [Mailusa], que tuvo la mala fortuna de cruzarse en el monte con algún guerrillero, no dió parte a las autoridades militares… y alguien le denunció. El resultado, una multica de 500 pesetas, una verdadera fortuna para aquella época, y más para un pastor. Para hacernos una idea de la cuantía de la sanción, baste mencionar que el precio de una casa media en aquellos años era de en torno a 4.000 pesetas.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que entre los maquis había gente de pueblos cercanos a Vidángoz como Burgui, Garde, Isaba, Salvatierra, Sigüés… Aquí van los nombres de algunos guerrilleros que tomaron parte en esta gran operación del maquis, aunque no necesariamente todos ellos pasaran por Vidángoz y, como podréis comprobar, sus apellidos les delatan: Jacinto Ochoa, Ángel Galé, Tomás Galé, Roberto Gayarre, Ubaldo Sola…

Teniendo en cuenta este último extremo, se entiende que hubiera quien en el propio Vidángoz brindara a los maquis algo de ayuda proporcionándoles un poco de comida, más si tenemos en cuenta que con algunos de ellos habría incluso lazos de amistad anteriores a la guerra.

Pero si hay dos encuentros con los maquis que se recuerdan son los de la tarde-noche previa al tiroteo de Egullorre, el 24 de octubre, ocurridos en varias bordas (las de Aristu, Makurra, Lengorna, Mendigatxa…) cercanas a la Cañada en Gaiaputua.

Uno de los encuentros se produjo con Isidro Urzainqui [Kostiol / Santxena], que al ir a entrar a una de las bordas se vió encañonado por diversas armas. En esto, salió uno de entre los maquis que pidió al resto que bajaran las armas y a Isidro que le diera un cigarro. Éste contestó que él no fumaba, a lo que el guerrillero replicó ‘¡Serás sinvergüenza! ¡Pero si tú eres el dueño del estanco!’. Isidro se vio sorprendido. Y el maqui aún preguntó más: ‘¿Y qué tal está la sorda?’. Y con aquello Isidro ya supo que tenía ante sí a alguien conocido, que resultó ser uno de Sigüés que había estado trabajando en la madera en el monte de Vidángoz y durante aquella temporada se había alojado en casa Santxena, que era la única fonda de Vidángoz.

Dejaron marchar a Isidro después de haberle entregado propaganda para que la repartiera en el pueblo, material que no sabemos en qué punto desechó, pues con aquello no podía volver a casa Santxena, donde estaban alojados algunos militares.

También en aquel entorno de Gaiaputua fueron a toparse los maquis con Pío Ornat [Ornat / Zinpintarna], alcalde en aquel entonces y en la pasada guerra requeté voluntario. Debió de responder a las preguntas que le hicieron y se dice que, posteriormente, incluso llegó a llevarles algo de comida a escondidas. Eso sí, al llegar al pueblo tuvo que avisar a las autoridades militares de que unos 300 maquis se encontraban durmiendo a escasos dos kilómetros del pueblo…

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