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Charlas y libricos temáticos

En 2012, además de seguir con los boletines y de presentar la segunda recopilación de hemeroteca, fui un paso más allá, presentando en dos charlas un tema de investigación que había trabajado más en profundidad, la primera con motivo del Uskararen eguna que se celebró en Vidángoz aquel año y la otra en fiestas. Como no podía ser de otra manera en Vidángoz, el pueblo de los “brujos”, el tema de aquel año fue el proceso por brujería contra Graciana Belza (1560-1561), única causa en la que sabíamos que había sido encausada una persona de Vidángoz.

En 2013 dediqué la investigación y la charla de ese año a la epidemia de cólera que azotó Vidángoz en 1855, cuando en apenas 15 días fallecieron más de 60 de los 400 habitantes que tenía Vidángoz entonces. Además de informar sobre cómo era el pueblo a mediados del siglo XIX y cómo se desarrolló aquella epidemia, asocié a cada fallecid@ con la casa en la que vivía y las circunstancias en las que quedó su entorno. Aquel año fue el primero en que edité un librico relativo al tema investigado (1855: La cólera de Dios en Vidángoz).

En 2014 se trató de una charla-paseo (con dos pases, en carnavales y en fiestas) sobre sucesos turbios (muertes, robos, delincuencia…) sucedidos en nuestra villa. El cuadernico correspondiente se tituló Vidángoz negro: muerte y delincuencia en nuestras calles.

La charla de 2015 versó sobre varios pequeños mitos o leyendas sobre el pueblo, esos temas que damos por seguros o por ciertos de alguna manera, pero que, mirándolos un poco a fondo, tal vez no sean verdades tan inamovibles. El librico relativo a aquella charla se tituló Mitos sobre Vidángoz.

En 2016 dediqué la charla a exponer algunas de las notas que pude encontrar investigando en los libros sacramentales de la parroquia de Vidángoz y que nos acercaban a diversos capítulos de la historia de nuestro pueblo. El volumen editado en aquella ocasión llevó por nombre Historia e historias de Vidángoz según sus libros sacramentales (I). Como se puede ver, quedó abierta la puerta a haber segunda parte.

Charla sobre Mariano Mendigacha, en 2018

La charla de 2017 fue compartida con la presentación del libro Guía etnobotánica del valle de Roncal (Orduna & Pascual), y por ello estuvo dedicada a la Flora y paisaje de Vidángoz según su toponimia. En aquella ocasión no edité librico al respecto.

El año 2018 estuve metido de lleno con el centenario de la muerte de Mariano Mendigacha, y el tema de aquel año no podía ser otro que la vida y obra del euskaltzale bidankoztar. El día 1 de septiembre se realizó un homenaje a Mendigacha en el que di la charla, la Coral Julián Gayarre cantó varias canciones  recopiladas por Mariano y se descubrió una placa en su casa nativa. Las circunstancias personales no me permitieron editar entonces un librico, pero algún día llegará.

En la primavera de 2019, con motivo de una nueva edición del Uskararen Eguna en Vidángoz, hablé sobre documentos históricos en uskara roncalés en una charla que titulé Uskararen aztarna agiri historikoetan.

Y por último, antes de fiestas de aquel año, y por cumplirse ese otoño 75 años del paso de los maquis por Vidángoz, hablé sobre aquel tema, que al igual que el año anterior con la figura de Mendigacha, atrajo también a gente de los pueblos circundantes, no solo de Vidángoz. Tampoco pude elaborar librico en su momento y aunque desde entonces lo he retomado en dos ocasiones, todavía está a medias. A ver si a la tercera…

Y con el tema del coronavirus dichoso, no he realizado charlas ni en 2020 ni en 2021, pero bueno, esperemos que de 2022 no pase la siguiente.

En cuanto a los libricos que tengo pendientes de escribir, lo dicho, a ver si a medio plazo los consigo materializar.

Una bruja en la cuadra

Si en el nº 19 de Bidankozarte narraba una de las historias sobre brujas en Vidángoz, la de la gallina de casa Pantxo, hoy contaremos otra menos conocida pero relacionada con aquella.

Esta leyenda decía que en la cuadra de casa Ornat todas las nochebuenas moría un macho, una mula o similar. Ante el perjuicio que ello causaba a la casa, un año el cabeza de familia se escondió en la cuadra en la noche señalada para ver qué ocurría y cuál fue su sorpresa que en torno a la medianoche apareció su madre, se montó encima del macho y éste empezó a agitarse hasta morir.

Entonces, el hombre salió de su escondite y recriminó a su madre por lo ocurrido, a lo que ésta contestó que, de no morir un animal, quien fallecería sería uno de los miembros de la familia.

Como suele pasar, hay un detalle en la historia que seguramente contribuyó a alimentar este cuchicheo, y es que el día de Nochebuena de 1895 falleció una nieta de esta supuesta bruja.

Dicen en casa Ornat que mi bisabuela Martina odiaba que a los de Vidángoz nos llamaran brujos, y es que los protagonistas de la historia anterior eran su padre, Alejo, y su abuela, Mª Ignacia Pérez Artica, hermana de aquella bruja de casa Pantxo, ambas naturales de Burgui, de ahí que la gente mayor del pueblo suele decir aquello de “a Vidángoz las brujas subieron de Burgui”.

Como véis, detrás de estas leyendas suele haber algún hecho real que contribuye a que parezcan verídicas.

El uskara y las brujas

Por muchos será conocido el hecho de que el documento escrito más antiguo que se conoce en el que haya redactado algo en uskara roncalés sea el reniego recogido en el proceso de brujería que tuvo lugar en Burgui en 1569.

Portada del libro «Las brujas de Burgui»

En la extensa documentación de la que consta dicho proceso judicial, y que el burguiar Félix Sanz Zabalza se encargó de analizar en su libro ‘Las brujas de Burgui’ (Evidencia Médica, 2013), pueden leerse cuatro pequeñas frases en uskara, todas ellas referentes a lo que decían las niñas que las brujas les obligaban a decir para renunciar de su fe cristiana y poder tomar parte, así, en la asamblea brujeril.

El primer reniego, recogido en el testimonio de Ana Portaz, de 9 años, dice así: ‘Arnega eçaçuey Janguoycoaz, eta andre donamariaz eta aren semeaz, eta sancta anna, eta aytaz eta azcaçi guçuez’, y según continúa el mismo documento, ‘que quieren decir en romance Renegad de dios y de santa maría y de su hijo y de santa anna y de vuestros padres y parientes’.

El segundo de los reniegos, éste obtenido de la boca de Catalina Bront, de 8 años, consta recogido como sigue: ‘Aurrac, arnega eçaçuey Jangueycoaz eta andredonamariaz eta sayntu eta saynta guçuez eta andredonamariac eta Santa Annac ez tuey aurric’, que en romance equivaldría a ‘Renegad de dios y de nuestra señora santamaria y de todos los santos y santas y nuestra señora ni santa ana no tienen hijos’.

«Reniego» hecho por Catalina Bront

El tercer reniego, pronunciado por María Garat, de 9 años, dice así: ‘Arnega eçaçuey Janguecuaz eta andredonamariaz eta saintu eta saintaez, ama eta aytaez eta ascaçi guçuez’, esto es, ‘Renegad de dios y de nuestra señora santa maria y de todos los santos y santas y de vuestros padres y parientes’.

El último de los reniegos, salido de los labios de María de Ezcániz, de 10 años,  es el siguiente: ‘Aurrac arnegaeçaçuey Jangueycoaz eta andredonamariaz eta saintu eta sainta guçuez eta aytaz eta amaz eta ascaçi guçuez’, traducido como ‘Renegad de dios y de santa maria y de todos los santos y santas y de los padres y parientes’.

De estos testimonios y del resto de los que hubo, todos o prácticamente todos en uskara aunque no tengamos el texto original de los mismos, podemos figurarnos, por un lado, la realidad lingüística del valle en aquel tiempo y, por otro, la importancia del intérprete en estos juicios de brujería, ya que podía inclinar, en cierto modo, la balanza de la justicia en función de sus traducciones.

De hecho, en el proceso por brujería que se siguió apenas nueve años antes, en 1560-1561, contra Graciana Belza, de Vidángoz, no aparece ningún testimonio en uskara en toda la documentación, nada que haga pensar que ni la acusada ni los testigos conocían el castellano… hasta que al final del proceso se señala que ‘se le dió a entender la sentencia en basquençe‘, con lo que queda claro que Graciana solo hablaba y entendía aquella lengua.

Sentencia final a Graciana Belza (1561)

Por algo se dirá aquello de ‘traduttore, traditore‘ (‘traductor, traidor‘).

Graziana Belza en un cómic

Mari Ttipia Zugarramurdiko akelarrean (Sua Edizioak, 2010)

Hace ya algún tiempo que tomé prestados en una biblioteca varios libros de una colección cuya protagonista es la joven Mari Ttipia, que en sus aventuras recorre diversos lugares de Euskal Herria. El primer libro que cogimos fue el que tiene lugar en el puente colgante de Holtzarte (Mari Ttipia Holtzarteko zubian), por aquello de que algún día habíamos de acercarnos desde Vidángoz a aquel curioso paraje al otro lado de los Pirineos.

Sea como fuere, a mis hijos les gustó el libro y en nuestra siguiente visita a la biblioteca eligieron el que transcurre en la cueva de Zugarramurdi (Mari Ttipia Zugarramurdiko akelarrean). Y en este libro es donde con sorpresa, encontré que, entre las brujas famosas que acudían al akelarre (Graziana Barrenetxea de Zugarramurdi, Endregoto de Viana…), aparece Graziana Beltza, nuestra Graziana, aquella que fue acusada de brujería en Vidángoz en 1560 y cuyo proceso analicé más a detalle y di a conocer en una charla en el año 2012.

La bruja Graziana Belza, según aparece en el libro.

Pues bien, ahora, por medio de este libro dirigido al público infantil, nuestra bruja (aquella de la que hay referencias históricas, se entiende) será un poco más conocida. Junto a estas líneas, la imagen que de Graziana Belza nos da la mencionada publicación, que, si bien es fantasiosa y no guarda relación con lo sucedido con nuestra bruja, sí que merece ser reseñado por el pequeño homenaje que hace a aquella sorgina o belagile bidankoztar que fue injustamente juzgada, torturada y condenada en su tiempo pese a no confesar ni demostrarse su culpa.

El libro, escrito por Mikel Tellagorri e ilustrado por J. Ignacio Treku, está publicado en euskara por Sua Edizioak. Aunque en su página web ya no está disponible, si os interesa podéis adquirirlo en la página web de Elkar.

Casa Pantxo

Casa Pantxo será la quinta casa del barrio de Iribarnea que trataremos. Una casa que, como se expondrá a continuación, tiene unas cuantas curiosidades.

Pero empecemos por el principio: ¿de dónde surge el nombre de la casa? Pues, la respuesta en esta ocasión parece más sencilla que en otras ocasiones, y es que Pantxo es una de las maneras de denominar coloquialmente en euskera a alguien llamado Francisco. Hasta aquí fácil, pero exactamente ¿a qué Francisco debe su nombre casa Pantxo? Y aquí es donde viene la madre del cordero.

Casa Pantxo, origen de alguna leyenda sobre las brujas de Vidángoz

Casa Pantxo, origen de alguna leyenda sobre las brujas de Vidángoz

Y es que en casa Pantxo hubo cuatro generaciones seguidas en las que el cabeza de familia se llamaba Francisco Urzainqui. Partiendo de la generación actual, los hermanos Urzainqui Asín, el primer Francisco Urzainqui que encontramos en su ascendencia sería su tatarabuelo, Juan Francisco Urzainqui Sanz, que era hijo de Pedro Francisco Urzainqui Mainz, nieto de Josef Francisco Urzainqui Mendigacha y biznieto de Juan Francisco Urzainqui Mainz. Así que parece que nos quedaremos con la duda de saber con cuál de los cuatro Franciscos que fueron dueños de la casa entre 1757 y 1892 se originó la denominación Pantxo.

Sea como fuere, además de casa Pantxo, antaño debía de ser conocida
como casa Andixko. Seguramente se trate de un apodo, que tampoco sabemos con quién se originó, y cuyo significado también nos plantea alguna duda. Andixko significa literalmente “grandecito”, por lo que considerando que en muchas ocasiones los apodos tienen una connotación burlesca, tal vez no se refiriera a alguien grande sino todo lo contrario. Sea como fuere, Andixko es otro nombre con el que se conoció casa Pantxo en algún momento.

Otra de las cosas curiosas que encontramos en casa Pantxo, es su transmisión familiar. Tendemos a creer que en nuestro pueblo, en nuestro valle, las casas tendían a heredarse por el mayor de los hijos varones de una familia, pero cualquiera que profundice un poco en este tema comprobará que este modo de proceder dista bastante de ser una regla. Bueno, pues casa Pantxo es una de las pocas casas de Vidángoz en la que durante al menos ocho generaciones consecutivas la transmisión se ha producido por los varones, con lo cual estamos hablando de que ha mantenido el apellido Urzainqui desde al menos 1701 (que es desde cuando podemos seguirle el rastro documental).

Tres siglos a lo largo de los cuales la transmisión pendió en muchas ocasiones de un hilo (por muerte prematura de uno de los padres, por segundas nupcias que daban como fruto otros hijos que podían competir en temas hereditarios, por ser pocos hijos de los que las mitades se morían, etc…) pero que, caprichos del destino, consiguió seguir su camino.

En fin, casa Pantxo, casa Andixko, otra casa de Vidángoz con sus historias.

 

Casa Pantxo y las brujas

Cruz de piedra que corona el tejado de casa Pantxo, antiguo remedio contra las brujas

Cruz de piedra que corona el tejado de casa Pantxo, antiguo remedio contra las brujas

Cuenta la leyenda que unos mozos que andaban de ronda retorcieron el cuello de una gallina que andaba en la puerta de casa Pantxo y que al día siguiente la abuela de la casa andaba con dolor en el cuello.

Esta historia enlaza con lo que suelen decir los mayores de Vidángoz cuando indican que a nuestro pueblo ‘las brujas subieron de Burgui’, y es que la supuesta bruja de esta historia es Teresa Jesús Pérez Artica, natural de Burgui y casada con el viudo Juan Francisco Urzainqui Sanz, cuya primera esposa había fallecido como consecuencia de la epidemia de cólera de 1855.

Chimenea de casa Montxonena, emulando a las antiguas chimeneas roncalesas

Chimenea de casa Montxonena, emulando a las antiguas chimeneas roncalesas

Esta pareja no tuvo descendencia, pero Teresa, que era conocida por algunos como la Pantxa (por ser la mujer de Pantxo, de Francisco), vivió muchos años, dejando muestras de su carácter, que probablemente le habría acarreado algún enemigo que inventó historias para difamar a Teresa.

Casualmente (o tal vez no sea tan casual), casa Pantxo es la última casa de Vidángoz que ha mantenido la cruz de piedra que solía coronar las chimeneas roncalesas para evitar que las brujas se colaran en las casas. El ejemplo de aquella costumbre se puede observar en la reconstruida casa Montxonena.

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