
Veremundo Artuch Urzainqui [Maisterra]
Veremundo Artuch Urzainqui [Maisterra]
Cuando nos ponemos a investigar en el pasado de Vidángoz es relativamente fácil encontrar que tal o cual persona realizaba un oficio o cargo determinado. Incluso para los últimos 100 años podríamos saber la mayoría de los oficios no habituales, entendiendo con esto los que no eran ganaderos, agricultores o almadieros.
Pero hay veces que necesitamos saber en un momento preciso de la historia quiénes ostentaban determinados cargos, quiénes se encargaban de unos trabajos concretos, etc… y eso no siempre es posible.
El caso que nos ocupa en esta ocasión es el Anuario del Comercio y la Industria de 1915, donde, además de los que desempeñaban las distintas actividades económicas de nuestro pueblo, aparecen también varios cargos públicos.
Las 17 personas que se mencionan en el documento son las siguientes:
Portada del Anuario de 1915 de La Rioja
De todo lo que acabamos de leer se pueden realizar varias apreciaciones: Salvo en el caso de los albañiles/canteros, parece todos los “profesionales liberales” venían de fuera: los carpinteros no eran naturales de Vidángoz, el herrero tampoco, ni el molinero, ni el secretario, ni la maestra… es algo que, hasta hace 100 años era relativamente habitual, y que en ese momento estaba empezando a cambiar (posteriormente hubo carpinteros, molineros, maestras, etc… de Vidángoz).
Por otro lado, resulta cuanto menos curiosa la mención que se hace a los propietarios principales, señalando, al parecer, a los que más tierras y ganado tenían. No obstante, las 4 de las 5 casas mencionadas (Navarro, Rakax, Santxena y Ferniando) ya eran 4 de las 5 casas más pudientes en Vidángoz 32 años antes, en 1883, y parece que mantenían poderío, que les venía principalmente de la posesión de grandes ganados. El caso de casa Diego no está claro que fuera así, ya que aunque en 1883 estaba bien colocada en la clasificación económica de casas de Vidángoz (8ª), era la primera de las casas que no tenían ganado en aquel momento. En 1915 parece que la casa no vivía del ganado (Severo Pérez Arriola, hijo del mencionado Eusebio que heredó la casa, ejerció principalmente de almadiero durante su vida), si bien en otros momentos de la historia también se había quitado el ganado en la casa y luego se había vuelto a poner.
En casa Santxena ya en aquel entonces se podía hacer la compra y dormir y, aunque no se menciona, seguramente también sería el estanco y funcionaría como taberna, siendo un centro social importante.
Por último, y como curiosidad, señalar que en la actualmente conocida como casa del Secretario no vivía el que ejercía ese cargo, sino la maestra con su familia. El secretario municipal residía, seguramente compartiendo casa, en casa Iriarte, casa Elizalde o casa de La Herrera.
Bueno, pues aquí queda esta curiosa radiografía del Vidángoz de hace un siglo.
La quinta de los nacidos hace ahora un siglo fue algo menos que su predecesora, que la de 1914. Tal vez esto se debiera al influjo indirecto del inicio de la I Guerra Mundial, que, aunque no tuvo efectos directos en nuestra tierra, de manera indirecta seguramente se notaría el hecho de que 15 kilómetros al norte se encontraran en la, hasta entonces, guerra más sangrienta jamás conocida.
De este modo, en 1915 nacieron en Vidángoz 10 niños/as, cuyos nombres pasamos a listar a continuación, asociándolos con su casa natal y, si es caso, la casa a la que pasaron posteriormente:
Ángel Sanz Urzainqui (Arguedas);
Felipe Artuch Jimeno (Largotena);
Ciriaco Landa Urzainqui (Arriola);
Nicolasa Landa Arguedas (Arotx);
Pascual Urzainqui Hualde (Lengorna);
Elena Pérez Goyeneche (Diego);
Miguel Pérez Goyeneche (Diego);
Esperanza Salvoch Artuch (Anarna);
Sabina Iriarte Sanz (Iriarte/Kurllo);
Dominica Mainz Mainz (Refelna / Dominica);
Una quinta en la que hubo un par de primogénitos (Ángel Sanz y Felipe Artuch), dos “últimas hermanas” (Nicolasa Landa y Esperanza Salvoch) y una pareja de mellizos (Elena y Miguel Pérez) en casa Diego, cosa que tampoco era tan habitual en aquellos tiempos. Tampoco era fácil que una pareja de mellizos saliera adelante y, en este caso, Miguel se quedó por el camino con 4 meses y, aunque Elena salió adelante, murió con apenas 6 años. Ciriaco Landa justamente pasó de los 2 años y también falleció de niño.
De estos quintos, tampoco tuvo demasiada suerte Pascual Urzainqui Hualde, que murió en combate en la guerra civil con tan solo 21 años.
En esta ocasión el topónimo que trataremos es Esarena. Es un término cercano al pueblo, aunque tal vez éste no es de uso tan común como otros como Ziberria, Landeta, Elizarena, etc…
El caso es que Esarena se denomina al entorno del barranco de Esarena, que desagua en el pozo de Ziberria. Para tener una referencia inconfundible, en Esarena se ubica la ermita de San Sebastián, también llamada de la Asunción.
Mapa en el que se refleja la situación de Esarena
Es prácticamente seguro, por tanto, que el “otro Bidángoz” o Bidangoiz, como se denominaba al otro pueblo que mencionábamos al explicar el topónimo Bidankozarte (o Bidangozarte) en el nº 1 de esta publicación, se ubicara en este término de Esarena. El pueblo habría desaparecido como tal en algún momento entre el año 1198 (cuando se menciona por última vez en la documentación de Leire) y 1350, aunque poco más se puede afinar, ya que las fuentes de aquella época son escasas. Lo mismo desapareció por completo por la epidemia de peste negra de 1348 que acabó con más de la mitad de la población de Navarra en apenas 3 meses y como consecuencia de la cual quedaron despoblados para siempre un montón de pueblos. En el Vidángoz que hoy conocemos quedaron 15 casas habitadas (no sabemos sobre cuantas, pero en pocos años volvió a haber 30 casas, con lo cual seguramente, al menos 30 casas habría antes de la peste), y no fue de los peores parados del valle de Roncal. O tal vez no fue la peste y la población de Bidangoiz fue mermando en detrimento del Vidángoz que hoy conocemos por alguna razón que se nos escapa.
Sea como fuere, de aquel poblado no quedó desde 1350 más que la iglesia y, tal vez, alguna casa suelta, no sabemos con qué continuidad en el tiempo.
En cuanto al nombre del paraje, el topónimo Esarena aparece en la documentación al menos desde 1586 (Essarena) y el término se repite periódicamente en la documentación en los años y siglos posteriores.
La ermita de San Sebastián o de la Asunción, en el paraje de Esarena
Si atendemos a su grafía actual (que prácticamente es la que ha tenido en los últimos cuatro siglos y medio) Esarena, etimológicamente, podría descomponerse como Esa- (yeso) + -rena (sufijo posesivo), “el/la del yeso” o “lo del yeso”, lo que, hasta donde yo conozco, no tiene mucho que ver con la realidad de ese paraje.
Pero en una de las menciones a este paraje que aparece en la documentación, se le denomina Echerena (1701), y tal vez esto nos puede dar un indicio del origen del topónimo: Etxe- (casa) + -rena (sufijo posesivo), con lo que vendría a significar “el/la de la casa” o “lo de la casa”, dando a entender que solo quedaría una, al estilo de lo que sucedía en Navarzato, donde solo había una casica.
Por último, señalar que por Esarena también sube actualmente la pista forestal que lleva a Roncal. Hay que señalar que el trozo de pista que discurre por Esarena es un trazado reciente, de hace un par de décadas, diferente al trazado original que abrieron los prisioneros del franquismo que realizaron trabajos forzados y a los que se viene homenajeando desde hace casi diez años en torno a estas fechas en el alto de Igal. Dicho trazado original partía del corral de Arguedas y subía por Bidankozarte.
Así pues, venga su nombre de donde venga, queda claro que Esarena es un paraje con historia.