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Nacimientos, bodas y defunciones en 1921

Para terminar con este número y como suele ser costumbre en la última revistica de cada año, vamos a hacer repaso de quienes nacieron, se casaron y murieron en Vidángoz en el año que estaba a punto de empezar hace ahora un siglo.

En el capítulo de nacimientos, digamos que 1921 fue un año flojico, ya que solo nacieron nueve niñ@s, cuando la media en aquellos años estaba en doce. Por orden cronológico, son los siguientes: Fermina Artuch Urzainqui [Maisterra], Teodoro Sanz Fuertes [Txantxolit / Antxon], Ángel Sanz Jimeno [Zinpintarna], Jorge Asín Gayarre [Pelaire], N. De Andrés Fuertes [Xapatero], Bernardino Mainz Mainz [Refelna], Benigna Mainz Mainz [Mendigatxa], Bernardina Iriarte Sanz [Iriarte / Txikiborda] y Pedro Ornat Sanz [La Santa].

A grandes trazos, la vida de estos nueve fue así: uno nació muerto, el de Xapatero, pero el resto llegaron a la edad adulta. De ellos, tres, Teodoro, Jorge y Pedro fueron cabezas de familia en Vidángoz, casándose los dos primeros con sendas bidankoztarras y el tercero con una de Garde. Otros tres, Ángel, Bernardino y Benigna, emigraron a América en la que sería la última gran oleada que cruzó el charco, aunque uno de ellos, Bernardino, terminó regresando. De ellos solo se casó Benigna, como la mayoría de sus quintos, con un bidankoztar. Fermina no se casó y se quedó en la casa nativa junto a sus padres y hermanos. En cuanto a Bernardina, toda su familia dejó Vidángoz en torno al final de la Guerra Civil para marchar a Pamplona, donde hizo su vida ya lejos de Vidángoz.

Ángela Urzainqui y Felipe Jimeno, casados en 1921 a casa Hualderna.

En el capítulo de bodas también fue 1921 un año regular, celebrándose tan solo dos enlaces cuando la media era casi de 2,5. Las parejas que se unieron en aquel año fueron Felipe Jimeno Ornat [Garro / Hualderna] con Ángela Urzainqui Hualde [Hualderna] y Pedro Mainz Salvoch [Aristu] con Felisa Pérez Jimeno [Landarna / Aristu]. Unas parejas bastante prototípicas para la época, en las que ambos contrayentes eran de Vidángoz, donde ambos novios tenían 26 años (algo más jóvenes de la media de edad al casarse en la época en nuestro pueblo, que era de casi 29 años para los varones) y ambas novias 23 años (también algo más jóvenes que la media de la época, que era de 24,5 años para las mujeres).

Ambas parejas se quedaron en Vidángoz y fueron cabezas de familia en sendas casas: La primera, en casa Hualderna, donde nacieron sus nueve hij@s; y la segunda en casa Aristu, donde vinieron al mundo otras ocho criaturas.

Como podéis ver, parejas muy al estilo de su tiempo.

Por último, llegamos al capítulo de defunciones. Para empezar, diremos que fueron diez, con lo que aquel año Vidángoz tuvo saldo vegetativo negativo (más fallecimientos que nacimientos). Fallecieron varios cabeza de familia: Miguela Salvoch Pérez [Escuela / Mailusa] con 59 años, Pedro Antonio Mayo Landa [Uztárroz / Rakax] con 78 años, Manuela Mayo Garde [Uztárroz / Bomba] con 73 años, Amalia Mendigacha Mainz [Bernabel / Llabari / Garín] con 32 años, Cecilio Sanz Hualde [Landarna / Santxena] con 79 años y Balbina Monzón Barrena [Monxon / Largotena] con 67 años.  Como podéis ver, la mayoría llegaron a una edad considerable para su época, excepción hecha de la desdichada Amalia, sobre cuyas circunstancias podéis leer el artículo dedicado a casa Montes/Garín en el Bidankozarte nº 12, pero que probablemente se habría visto afectada por las consecuencias que trajo su condena en un caso de estafa de 1.000 pesetas a Jacinto Garín.

También fallecieron aquel año cuatro menores. Dos de ellos algo más crecidos y debido a unas fiebres tifoideas: Quintín Urzainqui Urzainqui [Pantxo], de 13 años, y Elena Pérez Goyeneche [Diego], de 5 años. Los otros dos, el que nació muerto en casa Xapatero, N. De Andrés Fuertes, ya mencionado en los nacimientos, y otro de apenas cinco meses, Juan Dandiararena Ros, también en casa Xapatero, sacado de la inclusa y que se hallaba lactando con Isidra Fuertes, práctica ésta habitual en la época.

Pues hasta aquí 1921, un año que ya veis que tuvo sus particularidades.

Nacimientos, bodas y defunciones en 1919

Señalaba al inicio que, aparte de lo relativo a las epidemias, también en este número iba a haber algo de puesta al día, y es que como los cinco últimos números han sido monográficos por diversos motivos (bueno, y éste bien podía haberlo sido en lo relativo a epidemias), no he podido incluir sendos artículos que solían incluirse en el número de invierno ni el año pasado ni este. Me refiero al repositorio de nacimientos, bodas y defunciones registrados en Vidángoz hace 100 años.

Faltaba de repasar lo relativo a 1919, que tenía que haber aparecido hace cinco números de Bidankozarte, y ahora me pongo a ello.

Empezando por el capítulo de nacimientos, hace un siglo hubo diez retoños que vinieron al mundo en nuestro pueblo, cifra ligeramente inferior a la media de aquellos años, que era de 12,5 niños/año. En orden cronológico, la lista sería la siguiente: Teófilo Rodríguez Blázquez [de padres castellanos], Victoriano Artuch Urzainqui [Maisterra], N. De Andrés Fuertes [Xapatero], Ambrosio Navarro Carrica [Pexenena], Isidora Artuch Jimeno [Largotena], Marino Juanco Pérez [Paxapan / Xoko], Rosario Pérez Goyeneche [Diego], Santiago Pérez Goyeneche [Diego], Luis Martín Corrales [de padres castellano y extremeña] y Andresa Asín Gayarre [Pelaire / Pantxo].

Es una quinta un tanto atípica, ya que, para empezar, hay dos nacidos de padres foráneos. El primero es hijo de un pastor llegado de un punto tan lejano como Yeste (Albacete), lo mismo que su mujer. El otro consta como hijo de un obrero natural de La Alamedilla (Salamanca) y su mujer, natural de Piedras Albas (Cáceres), padre que seguramente se encontraría trabajando en la construcción de la carretera de Burgui a Vidángoz. Dos niños que apenas habrían vivido en el pueblo.

Por otra parte, tenemos varios que fallecieron a temprana edad: el de casa Xapatero (que no dio tiempo ni a ponerle nombre o nació muerto), Isidora y Rosario. Este último se trata de un caso de mellizos, que en aquella época era difícil que salieran adelante, y normalmente fallecían en poco tiempo uno de los dos o ambos. Cuatro años antes había habido otra pareja de mellizos en casa Diego y en aquella ocasión ambos habían fallecido en poco tiempo. Esta vez uno de los dos salió adelante, Santiago, que con los años sería sacerdote.

De los cuatro restantes, Victoriano y Ambrosio vieron marcadas sus vidas por la Guerra Civil. El primero quedó soltero y vivió en Vidángoz el resto de su vida. El segundo, tras la Guerra Civil, formó parte de la División Azul en la II Guerra Mundial y terminó casándose en Francia con Felisa, una bidankoztar de casa Paskel. Marino también se casó, con Capitolina Aldunate (de Ujué) y vivieron algún tiempo en Vidángoz aunque terminaron dejando el pueblo. El caso de Andresa es similar, puesto que se casó con Víctor Urzainqui [Pantxo] y terminaron emigrando al entorno de la capital en la década de 1960.

María Gayarre y Silvestre Asín, en la foto flanqueando a su hijo Ciriaco en el día de su ‘cantamisa‘.

En el capítulo de bodas, hubo cuatro: Antonio Landa Lanzaco [Sigüés / Algarra] e Irene Sanz Salvoch [Mailusa / Algarra]; Silvestre Asín Cemboráin [Uscarrés / Pelaire] y María Gayarre Guinda [Gaiarre / Pelaire]; Florencio Rodrigo Mendigacha [Maizena / Xoko] y Braulia Urzainqui Fuertes [Xoko]; Santiago Urzainqui Recari [Ferniando] y Norberta Pérez Jimeno [Landarna]. Otro bidankoztar, Fermín Landa Arriola [Mux] también se casó en 1919 con Dionisia Jiménez, de Javier, si bien lo hizo en Sangüesa, donde fue creciendo el negocio que él creo, las famosas Gaseosas Landa, tema del que también hablaremos en otra ocasión.

En las dos primeras había al menos un viudo y ambas parejas terminaron viviendo en una casa de la que no eran naturales ninguno de los dos. En las otras dos, también hay otra coincidencia inusual, aunque en aquella época no lo era tanto: los novios en ambas parejas eran americanos que habían empezado a hacer fortuna en Argentina, volvieron al pueblo a casarse y retornaron a América. A ver cuándo tengo ocasión (e información suficiente) para afrontar este tema de la emigración.

En cuanto a los fallecidos, fue un año promedio, muriendo ocho personas: tres niños (N. De Andrés Fuertes [Xapatero], Isidora Artuch Jimeno [Largotena] y Casta Sanz Hualde [Danielna] y cinco adultos (Norberto Mainz Mendigacha [Mendigatxa], Josefa Jimeno Navarro [Danielna], Melchor Fuertes Salvoch [Fuertes / Melchor-Cosme], Miguel Hualde Salvoch [Pelaire] y Santiago Mainz Fuertes [Montxonena].

Nota de prensa de El Pensamiento Navarro (17/02/1919) sobre la muerte accidental de Norberto Mainz [Mendigatxa]. Días después también se le dedicó un amplio espacio a sus funerales en el Diario de Navarra.

De entre estos cinco adultos, dos eran bastante jóvenes: Norberto, de 24 años, falleció tras recibir una coz de una caballería y cuya desgracia tuvo su sitio hasta en la prensa de la época, y Santiago, que padecía una enfermedad pulmonar, secuela seguramente de alguna neumonía padecida. Los tres restantes, ya de mayor edad, fallecieron por causas más comunes: Josefa, con 54 años, de un derrame cerebral; Melchor, con 80 años, de ‘senectud’ (o sea, ‘de viejo’); y Miguel, con 65 años, de ‘parálisis’.

Como veis, los protagonistas y las circunstancias que rodean a estos nacimientos, bodas y fallecimientos de 1919 son un fiel reflejo de lo que acontecía en el Vidángoz de hace 100 años.

La edad de oro de la alpargata

Quien más quien menos ha oído historias sobre alguna mujer de Vidángoz que fue ‘a la alpargata’, bien por ser de su casa, bien por haberlo oído contar a sus mayores. Así, más o menos se tiene noción de cuándo terminó este modo de vida, en torno a la Guerra Civil, pero ¿cuándo había empezado?

Haciendo un poco de historia, en Mauleón y sus alrededores se realizaban alpargatas artesanalmente desde antiguo, pero no era ni el único centro de producción ni el principal. Sin embargo, desde 1860, en Mauleón se procedió a la industrialización del sector con la construcción de talleres y fábricas que podían producir una mayor cantidad de alpargatas. Pero si se aumentó la producción, la oferta, era porque había una demanda que cubrir, y es que en esa misma época la emigración vasca, particularmente a Argentina se disparó, y en su destino no encontraban su calzado habitual, y alguien de Mauleón, con buen criterio, vio allí una oportunidad de negocio. También se señala como causa del incremento de esta demanda la explotación minera del norte de Francia, cuyos trabajadores gastaban este calzado en gran cantidad.

Así, la industria de la ‘espartina’ (llamada así por tener la suela de esparto) crecía de tal manera que no encontraba mano de obra suficiente ni en Mauleón ni en los pueblos de su comarca, y esto atrajo a trabajadoras del sur de la muga, de los valles de Roncal, Salazar, Ansó, Hecho…

También tuvo mucha influencia en este asunto la III Guerra Carlista (1872-1876), tercera guerra civil que sufrió nuestra tierra en apenas 50 años, tras la cual muchas familias quedaron en situación de necesidad y vieron en la industria de la alpargata una oportunidad de salir adelante, de manera que las mozas de Vidángoz comenzaron a realizar ese viaje de ida en otoño y vuelta en primavera hacia las fábricas de Mauleón.

Carta de 1904 de Mariano Mendigacha a Resurrección Mª Azkue donde menciona someramente el modo de vida de las alpargateras.

Y es que no marchaban a la alpargata las jóvenes de cualquier familia, y aún se mantiene en la mente de algunos lo que ya comentaba Mariano Mendigacha en una carta a Azkue en marzo de 1904: ‘Desde hace veinte o más años, todas las chicas de la gente necesitada van a Francia a trabajar en la alpargata todo el invierno, y de allí vienen y van, porque cada día tienen un jornal de una peseta y costes, y en tiempo de siega, durante un mes o más, el coste y a cada tres pesetas [diarias]. Por esto está perdido el servicio de las mujeres [en las casas del valle]’.

Y así estuvieron durante seis décadas, hasta que otra guerra civil y la posterior II Guerra Mundial (que afectaba a Mauleón) terminaron con este tránsito pirenaico. Seis décadas que, como veréis, dieron para mucho.

…y entonces llegó el desastre

Mariano trató de gestionar su familia de la mejor manera posible de acuerdo con su mentalidad. Si dejamos de lado las disputas que tuvo con su hija y yerno y que parece que acabaron reconduciéndose, parece que lo hizo bien. Pero en los meses siguientes a su muerte, la familia sufrió una serie de reveses que bien podrían parecer una maldición.

Una nieta de Mendigacha fue encarcelada por estafa pocas semanas después de morir Mariano.

Apenas tres semanas después de morir Mendigacha, una de sus nietas de casa Bernabel, Amalia, fue condenada por estafar a Jacinto Garín y quedarse con dinero de éste, y pasó cuatro meses en la cárcel, con un bebé de tres meses. Parece que el paso por el presidio y las precarias condiciones que le tocaron vivir (además, su marido había marchado a Argentina) hicieron que muriera en apenas tres años.

En casa Mendigatxa, por su parte, tres de los nietos que no habían de heredar la casa hicieron las maletas para marcharse a América y, el que en principio estaría destinado a heredar la casa, Norberto, falleció tan solo seis meses después de hacerlo Mariano a consecuencia de una coz de sus caballerías.

Mala racha para los Mendigatxa

De casa Mendigatxa a Argentina

La descendencia de Mariano Mendigacha no fue ajena al fenómeno de la emigración a América y así, tres de los cuatro nietos de casa Mendigatxa que llegaron a viejos cruzaron el charco en busca de una vida mejor. Se trata de los hermanos Eleuterio, Teodosia y Diego Mainz Mendigacha.
Casualmente, el verano pasado (2017) tuve la ocasión de coincidir con varios descendientes de Teodosia que andaban de visita por Vidángoz. Además de mostrarles la casa de la que procedía su ascendiente, les pude contar algunas historias relativas a la historia familiar. Ese encuentro sirvió para comenzar una comunicación que poco a poco va dando sus frutos a la hora de conocer qué fue de aquellos Mendigatxas que emigraron.
Así, sabemos que se tras emigrar a finales de la década de 1910, se instalaron en la localidad de General Pico. Inicialmente, los hermanos trabajaron en el campo y Teodosia de cocinera, y ésta pronto se casó con Ciriaco Iriarte, de Ibilcieta, mientras que sus hermanos quedaron solteros. Los tres hermanos pronto se tuvieron que encargar de la jabonería ‘Dos cañones‘ y el almacén de ramos generales fundados por Ciriaco al morir éste prematuramente en 1928. Mientras Eleuterio se dedicaba a labores de menor entidad debido a su cojera, Diego ejercía de viajante o comercial. Regentaron ambos negocios hasta la década de 1960 en el caso de la jabonería y hasta la década siguiente en el caso del almacén.
Como curiosidad, cabe reseñar que Diego Mainz fue el primer presidente del Club Costa Brava de General Pico y, de hecho, su campo de fútbol (su cancha, como dirían allí) lleva su nombre: Diego Mainz – Nuevo Pacaembú.
Posteriormente, en 1950, una sobrina de los tres hermanos Mainz Mendigacha, Benigna Mainz Mainz, también emigró con su familia para trabajar en la jabonería.

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