Posts Tagged ‘Archivo General de Navarra’

Pleito por una pocilga

Éste es un asunto que ya se mencionó de pasada en el nº 16 de Bidankozarte, cuando hablábamos del origen del nombre de casa Xoko.
Corría junio del año 1830 y dos casas de Vidángoz andaban enfrentadas. Para más señas, los implicados en el caso eran Santiago Sanz Hualde [en el título del proceso se le denomina Sebastián por error], de casa Zoco, (la que hoy denominamos casa Xoko), y Pascual Anaut Hualde, de casa Niguecena (actual casa Peña, antiguamente denominada Inigizena).
El tema de la discordia era una pocilga del de Xoko (que, por cierto, en aquel documento se presenta como “casa de Zoco”), que suponemos que estaría en el terreno que hay entre las dos casas (tal vez en el solar correspondiente a la desaparecida casa Montes), y que habiendo diferencia de opiniones sobre la propiedad del lugar donde se encontraba la pocilga, el de  Inigizena se tomo la justicia por su mano y derribó parte de la porqueriza de su vecino.
El de Xoko, como es lógico, no se quedó conforme y, al no haber arreglo por las buenas, finalmente recurrió a los tribunales.
¿En qué quedó la cosa? La respuesta, en el proceso 141162 del Archivo General de Navarra.

Vidángoz, Isaba y el vino

Que los de Isaba son bastante suyos no parece nada nuevo, y que podrían tener sus más y sus menos con los de Vidángoz, tampoco, y ya si metemos vino de por medio esto parece que puede tomar tintes dramáticos.

Pues mirad por dónde, que hace más de cuatro siglos parece que ya andábamos en éstas. Corría el año 1591 y la taberna de Isaba (que era un servicio municipal cuya gestión se subastaba anualmente) la tenía en arriendo el bidankoztar Pascual Mainz. La taberna no era simplemente un local destinado al ocio, sino que, entre otras funciones, se encargaba de abastecer al pueblo de vino, que en aquel entonces (y hasta hace no mucho) era un bien de primera necesidad.

Así rodarían los barriles de vino por la calle Ecuador hace algunas décadas

Así rodarían los barriles de vino por la calle Ecuador hace algunas décadas

No sabemos qué le ocurrió a nuestro paisano Pascual, pero el caso es que debió dejar a Isaba algún tiempo sin vino y con eso no se juega. Así que la villa de Isaba le tomó como prenda una taza de plata hasta que pagara la multa correspondiente. Parece que Pascual cumplió, pero Isaba no le devolvía la taza… y se vieron en los tribunales.

Sabido es que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y aunque el hombre sea de Vidángoz no iba a ser una excepción… y es que justo cien años después parece que volvieron a alinearse los astros y chocaron un bidankoztar, Pedro de Iriarte Corostiel (cuyo segundo apellido tal vez tenga que ver con el origen de nombre de casa Kostiol), y un izabar, Miguel de Baines y Lorbes (que además era escribano real, esto es, notario), y el vino estaba por medio.

Lo que había habido en esta ocasión  era un pleito relativo al desembargo de una mula y una carga de vino. Ese proceso habría terminado como tendría que terminar, pero a la hora de pagar las costas hubo algún jaleo relativo a la ejecución de bienes del bidankoztar y éste demandó al escribano.

No he tenido ocasión de ver cómo terminaron ambos asuntos, pero si alguno tiene curiosidad, se trata de los Proceso nº 056817 y 271063 del Archivo General de Navarra respectivamente.

Visto lo visto, la próxima vez que vayáis a Isaba no pidáis un vino, por lo que pueda pasar.

Con las mulas a vueltas (1639, 1689 y 1739 (2))

Los bidankoztarras, aunque hidalgos desde hace siglos, no han sido históricamente demasiado pudientes y, como personas ligadas al trabajo de la tierra y del ganado que eran, nos podemos hacer una idea de la importancia que tenía para una familia el hecho de tener un macho, una mula o un buey.

Así, en esta ocasión mencionaré diversos procesos judiciales que tenían como causa principal mulas y machos y que, casualmente, tuvieron lugar en años redondos hacia atrás desde el actual (hace 375, 325 y 275 años respectivamente). No conozco la sentencia de estos casos porque no he tenido tiempo para estudiarlos. No obstante, dejo señalada la referencia de los mismos en el Archivo General de Navarra (AGN), por si alguno se anima algún día.

Las mulas, animales de carga por excelencia.

Las mulas, animales de carga por excelencia.

En el primero de los casos, de 1639, tiene por protagonistas a dos bidankoztarras: Por lo que se ve, Marcos de Urzainqui había dejado su mula a Juan Garceche (apellido que hoy conocemos como Garcés, pero que, lo mismo que Artutx o Salbotx, en su día era Garzetx), y éste se la había devuelto con una pata rota y poco menos que inútil. El caso es que el primero le reclamaba 500 reales por el valor de la mula y los gastos de curas de la pata rota.

Su referencia: AGN Proceso 227054;

Carga de vino, transportada en aquel entonces en pellejos.

Carga de vino, transportada en aquel entonces en pellejos.

El segundo proceso, de 1689, nos lleva hasta Isaba, donde el bidankoztar Pedro de Iriarte había contraído una deuda con el izabar Vicente Ros, habiendo dejado como fianza una mula y una carga de vino. Pedro de Iriarte decía haber pagado la deuda, pero el escribano real (lo que hoy llamaríamos notario), Miguel de Baines y Lorbes, también izabar, había ejecutado el aval y entre tanto se habían causado daños a la mula. El pleito en esta ocasión era entre Pedro de Iriarte y el escribano.

Más info.: AGN Proceso 270940;

Feria de ganado

Feria de ganado

Medio siglo después de este último proceso, en 1739, otro bidankoztar, Marcos Sanz, llevaba a juicio a José Resano, de Andosilla. Por lo que se ve, nuestro paisano vendió 4 caballerías lechales, esto es, 4 potros, al andolense, suponemos que en alguna feria de ganado de antaño, y habrían acordado el pago en dos plazos: parte en la misma feria y parte más tarde. Según parece, ese segundo plazo, por importe de 418 reales, no llegó a realizarse y pasó lo que tenía que pasar.

Para saber cómo terminó este asunto, AGN Proceso 242458;

Y en ese mismo año de 1739, y para que no parezca que los de Vidángoz siempre somos los paganos en estos asuntos, otro proceso que en este caso tiene al que fuera vecino de nuestro pueblo como demandado. Juan Barber, de Ezcároz, reclama a Bernardo Sanz, de Vidángoz, 26 ducados que le debe por la venta de un macho.

Su referencia: AGN Proceso 092599;

Y estos procesos son solo los que coinciden en años redondos con el actual, así que nos podemos imaginar los que habrá habido… Bueno, con esto nos hacemos una idea de la importancia que tenía el ganado caballar (equino) en el Vidángoz de hasta no hace tanto tiempo.

El otoño-invierno de 1561 en Vidángoz

Al igual que en el verano de aquel mismo año 1561, hace 450 años el invierno también andaba movido. Demasiados procesos judiciales en el mismo pueblo en tan poco tiempo.

Por hacer una composición de lugar del Vidángoz de 1561, hay que tener en cuenta que nuestro pueblo contaba con en torno a 500 habitantes (99 fuegos o casas o familias que se suelen cuantificar a 5 personas por fuego/casa. Un pico demográfico resultante de la cierta “bonanza” que se vivió después de las violentas sacudidas de la peste en el siglo XIV, la guerra civil que asoló Navarra durante gran parte del siglo XV (agramonteses contra beaumonteses) y para terminar, a principios del siglo XVI, la conquista de Navarra por Castilla y la posterior represión, de la que dieron buena cuenta los roncaleses por haber permanecido fieles a sus reyes legítimos.

Así pues, se llevaban unos años de relativa calma social y la vida en Vidángoz seguía adelante. En torno al año del que hablamos se hizo una reforma del molino y de la acequia que a él conduce (y que también dejó un pleito de por medio) y, por lo que dicen los entendidos, se construyó la parte principal de la iglesia, la nave (la torre del campanario la datan varios siglos antes).

Hasta aquí lo que concierne a Navarra en general y a Vidángoz en concreto. Pero en el caso que se trata a continuación entran en juego otras circunstancias, en este caso la persecución de los moriscos en el Reino de Aragón.

Los bosques de Vidángoz, lugar propicio para llegar hasta la muga sin ser descubiertos.

Los bosques de Vidángoz, lugar propicio para llegar hasta la muga sin ser descubiertos.

Se denominaba moriscos a los musulmanes que, voluntariamente o no, se habían convertido al catolicismo para no ser expulsados, en este caso, de Aragón. A pesar de esta conversión, siguieron siendo “sospechosos” en cierto modo y, por ello, perseguidos y posteriormente expulsados.

Por lo que se ve, varios vecinos de Vidángoz (entre los que se menciona principalmente a Francisco Ferrero) y Miguel Iriarte (vecino de Iciz) ayudaban a los moriscos a pasar a Francia, donde no eran perseguidos.

En Navarra tenían prohibido el dar alojamiento a los citados moriscos y, por supuesto, estaba penado el ayudarles a cruzar la muga. Y el hecho de escoger Vidángoz para pasar y no cualquier otro pueblo del valle o de Salazar, seguramente obedecería a que el paso desde Vidángoz no es una vía principal de paso de los Pirineos y, por ello, debería ser menos arriesgado atravesarlo por estar, también, menos vigilado (aunque en aquel entonces no había aduanas).

Pero, como se menciona en las primeras líneas del proceso, “eran moriscos provenientes del Reino de Aragón con muchos dineros”, y los acusados, supuestamente, “cobraban algo dellos a cambio”. Poderoso caballero es don dinero, y, conociendo estos montes como los conocerían podría decirse que era un dinero relativamente fácil llevar a unos moriscos hasta la muga de Francia.

Además, también se acusa a Domingo Punt, almirante del Valle de Roncal en aquel momento, de negligencia en el ejercicio de su cargo. Vamos, que él no había hecho nada por evitarlo.

El cómo acabó este proceso es otra historia, porque consta de 113 folios y de momento no he tenido tiempo de leerlo con detenimiento. En cualquier caso, y si a alguien le interesa, se puede consultar en el Archivo General de Navarra, donde este proceso tiene la referencia 010478. En lo sucesivo daré estas referencias en este apartado por si alguien se anima a investigar. No es nada complicado y solo hacen falta ganas y, sobre todo, tiempo.

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