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Sobre apodos, insultos y nombres de casa

Tal y como se ha ido mostrando a lo largo de los últimos cinco años en la sección de oiconimia de la revista Bidankozarte, los nombres de las casas de Vidángoz (y de cualquier pueblo en general) se pueden clasificar en diversos grupos atendiendo al origen que éstos tengan:

Varios antiguos nombres de casa Paskel parecen tener origen en apodos.

  • Las que se nombran de acuerdo con el nombre o apellido del  dueño/a de la casa en un momento determinado. Éste es el tipo de nombre más común que encontramos en nuestro pueblo. Así, tenemos entre los nombres de menor antiguedad casa Salbotx, casa Fuertes, casa Paskel o casa Arriola como ejemplos de nombres referidos a apellidos. De mayor antiguedad (y, por tanto, con la terminación euskérica -ena o -rna), pero del mismo tipo tendríamos otros nombres como Santxena, Hualderna o Montxonena. De manera análoga, hay oicónimos que hacen referencia a nombres propios de antiguos dueños de la casa, grupo en el cual encajan casa Pantxo, casa Matías, casa Diego o casa Bernabé como nombres de menor antigüedad y también casa Anarna, casa Angelena (antigua denominación de casa José María), casa Danielna o casa Refelna.
  • Nombres que hacen referencia al oficio del dueño/a de la casa en un momento del pasado. Es un caso bastante menos frecuente que el anterior, pero del que hay algunos ejemplos: Así, tenemos casa Arotx (antigua denominación de la actual casa Arbizu), casa Xapatero, casa del Secretario, casa Pelaire, casa de la Herrera (hoy solar), casa del Caminero (denominación que durante un tiempo se le dio a casa Matxin), etc…
  • Aquellas que deben su nombre a su localización dentro del pueblo. Este no es un caso muy habitual en Vidángoz, pero algún ejemplo sí que hay, aunque la mayoría de ellos sean recientes. Así, tenemos casa Malkorna como único ejemplo de nombre antiguo de este tipo, al que se unen los nombres de muchas de las casas construidas o reformadas en las últimas décadas: Peñeta, Landeta, Iturriondo, Bilizar
  • Otras reciben su nombre de alguna característica de la casa. En Vidángoz apenas hay nombres de este tipo, pero podemos poner como ejemplo casa Txikia (o Txikiborda) y también casa Harretxe.
  • Las que se nombran con el apodo por el que se conocía alguno de la casa. Desde el punto de vista actual, muchas casas pertenecientes a este grupo se nos hacen difíciles de identificar, y en muchas ocasiones pensamos que tal o cual nombre de una casa tiene su origen en una palabra que consideramos que sería en el pasado algún tipo de apodo aunque desconozcamos su significado. En este grupo podríamos encajar seguramente nombres como Bomba, Kurllo o Mux, cuyo origen en el mejor de los casos solo podemos imaginar

Pues bien. Relativo a este último grupo de nombres, al de los que tienen su origen en apodos, he encontrado recientemente un artículo que arroja algo de luz sobre varios nombres de casas de Vidángoz, en su mayor parte sobre denominaciones antiguas de las casas. El artículo en cuestión, redactado en euskera por Joseba Aurkenerena y publicado en naiz.eus, lleva por título «Erronkarierazko irainak», esto es, insultos en uskara roncalés, y el autor señala que los ha recogido del Diccionario español – uskara roncalés de Bernardo Estornés Lasa. Como quiera que los apodos en muchas ocasiones tienen una carga burlesca, es lógico pensar que muchos de esos insultos seguramente se corresponden con antiguos apodos.

Relacionados con estos apodos ‘faltones’ podrían estar los siguientes:

  • Andisko (estirado, chulico) seguramente tendría relación con el nombre antiguo de casa Pantxo, esto es, Andixko.
  • Argilla (enclenque) tal vez esté vinculado con el origen del nombre de casa Arlla (probad a pronunciar Argilla rápidamente).
  • Axari (medio borracho en una de sus acepciones, aunque literalmente significa zorro y también es el apodo por el que los salacencos denominaban a los roncaleses) posiblemente tenga relación con uno de los nombres antiguos de casa Paskel, con casa Axairna (seguramente evolución oral de Axarirna >> Axairna, del mismo modo que de Aristu >> Aistu).
  • Baldragas (desgarbado), aunque parece que era un apodo heredado de Ustés, éste era uno de los nombres que se le daban a la desaparecida casa Cosme, la casa antigua de Pelairea. Cosme Pelairea Villagoiz, por lo que se dice, era natural de casa Baldragas de Ustés, y algunos llamaban a su casa en Vidángoz de la misma manera.
  • Gaizo (pobre, ingenuo, bobo, simple, buenazo, cándido) puede que esté enlazado con otro de los antiguos nombres de casa Paskel, que antiguamente también debió de tener el nombre de casa Gaixo (y haber evolucionado oralmente de Gaizo >> Gaixo, del mismo modo que Zoko >> Xoko, Zapatero >> Xapatero o Monzón >> Monxón);
  • Makur (lelo), que aunque señalan en la propia casa Makurra que debe su nombre a un cheposo que vivía en la casa y que, por ello, andaba torcido o encorvado (makurra en euskera), encontramos en esta lista de insultos roncaleses con otro significado más malicioso;
  • Casa Txantxolit, claro ejemplo del uso de apodos para denominar a una casa.

  • Murri (endiablado, maldito, perverso, gruñón, persona de pocos amigos, insociable, modorro) era uno de los nombres antiguos de la hoy desaparecida casa Montes o casa Garín;
  • Muzka (milindris, delicado) puede que esté enlazado con el origen del nombre da casa Mux;
  • Txantxulit (ligero de cascos, de poco juicio, sin fundamento) es un apodo del que ya hablamos al tratar la historia de casa Txantxolit;

Como ya hemos ido viendo al analizar los nombres de las diferentes casas de Vidángoz, hay más nombres debidos a apodos que estos, pero me ha resultado curioso el encontrar el posible origen de algunos de ellos en insultos o palabras despectivas, y dado que el significado de algunas de ellas es desconocido para la mayoría hoy en día, me ha parecido interesante dedicarle este pequeño artículo. Señalar, para terminar, que seguramente nos han llegado pocos de estos nombres referidos a apodos, pero probablemente en su día se haría mención a muchas casas por medio de alguno de ellos.

La quinta de 1915

La quinta de los nacidos hace ahora un siglo fue algo menos que su predecesora, que la de 1914. Tal vez esto se debiera al influjo indirecto del inicio de la I Guerra Mundial, que, aunque no tuvo efectos directos en nuestra tierra, de manera indirecta seguramente se notaría el hecho de que 15 kilómetros al norte se encontraran en la, hasta entonces, guerra más sangrienta jamás conocida.

De este modo, en 1915 nacieron en Vidángoz 10 niños/as, cuyos nombres pasamos a listar a continuación, asociándolos con su casa natal y, si es caso, la casa a la que pasaron posteriormente:

Ángel Sanz Urzainqui (Arguedas);

Felipe Artuch Jimeno (Largotena);

Ciriaco Landa Urzainqui (Arriola);

Nicolasa Landa Arguedas (Arotx);

Pascual Urzainqui Hualde (Lengorna);

Elena Pérez Goyeneche (Diego);

Miguel Pérez Goyeneche (Diego);

Esperanza Salvoch Artuch (Anarna);

Sabina Iriarte Sanz (Iriarte/Kurllo);

Dominica Mainz Mainz (Refelna / Dominica);

Una quinta en la que hubo un par de primogénitos (Ángel Sanz y Felipe Artuch), dos “últimas hermanas” (Nicolasa Landa y Esperanza Salvoch) y una pareja de mellizos (Elena y Miguel Pérez) en casa Diego, cosa que tampoco era tan habitual en aquellos tiempos. Tampoco era fácil que una pareja de mellizos saliera adelante y, en este caso, Miguel se quedó por el camino con 4 meses y, aunque Elena salió adelante, murió con apenas 6 años. Ciriaco Landa justamente pasó de los 2 años y también falleció de niño.

De estos quintos, tampoco tuvo demasiada suerte Pascual Urzainqui Hualde, que murió en combate en la guerra civil con tan solo 21 años.

Un bidankoztar muerto en la República Dominicana (1864)

Estaba terminando el año 1864 y un bidankoztar estaba haciendo su mili en la República Dominicana, que aunque era independiente desde 1844, había sido recolonizada por España.

Este proceso dio lugar a una guerra, denominada Guerra de la Restauración [1863-1865], en la que los dominicanos trataban de recuperar su independencia y los españoles de dominar una antigua colonia.

Luperón, victorioso tras una batalla al mando de los dominicanos.

Luperón, victorioso tras una batalla al mando de los dominicanos.

Al pobre Patricio Sebastián Artuch Mainz (Anarna), que era el primogénito de su casa, le llamaron a remplazo y su destino fue la República Dominicana, donde fue enviado con otros muchos jóvenes a “sofocar la rebelión”, combatiendo en el 2º Batallón del Regimiento de Infantería de la Reina nº 2.

Finalmente, tuvo la mala suerte de encontrar la muerte a los 22 años en Santo Domingo un 16 de noviembre de 1864.

Pues eso, Patricio el de Anarna, una víctima colateral del colonialismo.

Casa Monxon

Toca otra vez el barrio de Iriartea. En este caso, una casa que actualmente ya no existe como tal, como casa independiente con ese nombre, si bien sí que está físicamente. Y es que si el invierno pasado hablábamos de casa Pelairea, que antes había sido casa Artutx, esta vez le toca el turno a su vecina casa Monxon, que hoy es parte de casa Pelairea, pegante a casa Pexenena.

Al hilo de casa Artutx, cuando tocó hablar de ella olvidé mencionar un pequeño detalle. Algunos llamaban a la casa Kartutxo, haciendo un juego de palabras con el apellido que le daba nombre. Y en referencia a ese nombre con el que denominaban a la casa y a sus habitantes, señalaba Evaristo Urzainqui Hualde (Lengorna) que cuando se juntaban Kurtxo (el que da nombre al cerro Kurtxo, que sube desde Zeleia a la Pulpitera) y un Kartutxo (uno de casa Artutx) se decían el uno al otro:

–         “¿A dónde va Kurtxo?”.

–         Y le contestaba Kurtxo “A por codas. ¿Y Kartutxo?”.

–         “Al cañón”.

Sirva esto para traer a colación el uso frecuente que antes se hacía de los apodos. La explicación a este diálogo viene a que Kurtxo (o Kurto o Kurtto o, ¿tal vez incluso Kurllo?), como define “curto” el “Vocabulario Navarro” de José María Iribarren, y como señalaban algunos de los mayores que entrevisté, hace mención al que no tiene rabo / cola. De ahí lo de “¿A dónde va Kurtxo? A por codas (colas)”.

Casa Monxon

Casa Monxon

Y hecho este apunte, vamos a los que nos toca en este número. Casa Monxón como tal, como casa independiente y habitada, fue usada hasta finales del siglo XIX, pero su origen no está muy claro, como veremos más adelante.

Y es que, por lo que dicen los libros de matrícula de la parroquia, la casa no se usa como vivienda de una familia desde 1893, año en que murió su último morador, Fermín Pasqual Monzón Pelayrea. Por lo que me decían los más mayores de Vidángoz, y en mi caso también por lo que había oído en casa, en casa Monxon habrían nacido mi bisabuelo Juan Miguel Artuch Monzón, que posteriormente viviría en casa Largotena, y también su hermano Pedro, que se casó a casa Maisterra. Y rebuscando, resultó que sí y que no, que había algo de razón, pero no toda: Juan Miguel no nació en casa Monxon sino en casa Anarna, y Pedro sí que nació en esta casa.

Y es que cuando sus padres, Manuel Narciso Artuch Urzainqui (Anarna) y Francisca Balbina Monzón Barrena (Monxon), se casaron en 1883 vivieron inicialmente en casa Anarna. Luego, por algún motivo que desconocemos, pasaron a casa Monxon en 1886, donde todavía residía el padre de Balbina, el antes mencionado Fermín Pasqual Monzón Pelayrea. Y en 1891 pasaron el matrimonio y los 3 hijos del mismo a casa Largotena, a donde fueron “de herederos”, esto es, a hacerse cargo del anciano que vivía en ella, Santiago Gárate Yrigaray, que acababa de enviudar de María Antonia Sanz Calvo, a cambio de quedarse con la casa cuando éste falleciera, que fue en 1903.

Después de que salió de casa Monxon esta familia, se quedó en ella solo “el abuelo”, Fermín Pasqual Monzón Pelayrea, que falleció tan solo un par de años después, en 1893, y así se acabó casa Monxon como tal. Después se habría usado como pajar o como lo que fuera, pero ya no como vivienda.

Ya hemos visto cómo terminó casa Monxon pero, ¿cómo y cuándo apareció? Pues esta vez la respuesta no está tan clara. Desde 1861/1862, año en que se empezaron a realizar las matrículas parroquiales, una especie de “censo de almas” que habitaban una parroquia, en este caso la de Vidángoz, en casa Monxon ya vivía Fermín Pasqual Monzón Pelayrea, viudo y con 2 hijas, una de cada uno de sus matrimonios. La mayor de las hijas se casó con uno de casa Artutx, actual casa Pelairea, y tal vez por eso, a la postre, casa Monxon pasó a ser propiedad de casa Artutx. La pequeña de las hijas es Balbina, la que, junto con su pareja vivió durante un poco de tiempo en esta casa, pero finalmente pasó a casa Largotena.

Y antes de estas fechas, pues hay una laguna de casi 45 años, hasta 1816, en la que no hay forma de saber qué pasó, cómo o quién llegó a casa Monxon.

Y como no podemos saberlo seguro, pues toca hacer hipótesis, y la que se me ocurre es la siguiente: Fermín Pasqual Monzón Pelayrea se casó con Juaquina Juanco Sanz (Juanko) y como no tenían casa donde vivir, se hicieron una en un casalico o en un trozo de huerta que sería de Juanko.

En cuanto al nombre, no hay que romperse mucho la cabeza: Al tal Fermín Pasqual le llamarían “Monxon” porque era su apellido pero lo pronunciaba con esa “x” característica de la pronunciación bidangoztarra, como en Mux o Paxapan o Xapatero.

Casica pequeña, pero la historia que ha dado para contar, algo más grande.

Casa Anarna

Llegamos en esta segunda vuelta al barrio de Iribarnea, y en concreto a una casa que ya no lo es, que desapareció como consecuencia del incendio que se declaró en casa Landa el día 3 de diciembre de 1973. Y es que lo que en su día fue conocido como casa Anarna es actualmente un solar.

Ventanas de casa Anarna, reutilizadas en una casa de Roncal

Ventanas de casa Anarna, reutilizadas en una casa de Roncal

En las últimas décadas su devenir ha estado ligado al de la actual casa Azkue (antigua casa Fuertes), ya que fueron adquiridas hace unos 40 años por la parroquia San Sebastián mártir del barrio El Antiguo de Donostia/San Sebastián. Más recientemente, hace unos diez años, y también como si de un lote se tratara, la antigua casa Fuertes y el solar de casa Anarna fueron adquiridas por Iñaki Azkue Larrañaga (Orio).

A partir de los años 40 del siglo XX casa Anarna dejó de ser utilizada como vivienda. En esa década, José María Sanz Jimeno (Danielna / José María) la adquirió para emplearla como almacén del género que vendía en la tienda que regentaba en Vidángoz (José María). Posteriormente, al realizarse las obras, de la carretera que atraviesa el pueblo y tener acceso directo a su casa, dejó de necesitarla y pasó a manos de Cándido Artuch Jimeno (Largotena / Ornat), que la empleaba como establo de ganado vacuno.

Hasta aquí, las idas y venidas de casa Anarna desde que salió de ella la familia que era natural de la misma, y cuyos últimos moradores fueron los hermanos Salvoch Artuch, hijos de Tomás Salvoch Hualde (Maisterra) y Petra (Manuela Modesta) Artuch Urzainqui (Anarna), siendo natural de la casa la madre.

Dibujo borroso tallado sobre la puerta de Casa Anarna

Dibujo borroso tallado sobre la puerta de Casa Anarna

Y de aquí hacia atrás, otro de esos embrollos familiares que hace difícil seguir la pista de la familia originaria de la casa. Y es que Manuela Modesta (que así consta su nombre oficial en la partida de bautismo, si bien ya indica que comúnmente se le llama Petra) era hija de Lorenzo Ramón Artuch Pérez (probablemente de casa Bomba) y María Urzainqui (natural de Urzainqui). Así que ninguno de los dos era de la casa. Y es que éste era el 2º matrimonio de Lorenzo Artuch, ya que enviudó en 1855 de su primera esposa, María Antonia Mainz Urzainqui (Anarna), que era la originaria de la casa.

Aparte de esto, y en lo relativo a su nombre, etimológicamente parece claro que Anarna quiere decir “casa de Ana”. Así que, partiendo de María Antonia Mainz Urzainqui hacia atrás, generación a generación, encontramos que la madre de su tatarabuelo por línea paterna era

Ana María Glaría, la madre de ésta Ana María Sanz y la suegra de ésta última Ana Sanz.  Si bien no podemos precisar a cuál de ellas se refiere el nombre, parece claro que es ése el origen del nombre, y podríamos situarlo, en función de la persona a la que se deba, entre 1685 y 1715.

Por lo demás, y a falta de fotos de la fachada (en alguna foto se ve de refilón), entre las líneas de este artículo por un lado alguna de las ventanas de casa Anarna, que fueron reutilizadas en una casa de Roncal, y, por otro lado, el dibujo, bastante deteriorado, que figuraba en la piedra que coronaba el marco de la puerta de entrada y que, según los hermanos Urzainqui Salvoch (Lengorna), también se reutilizó en una casa en Torralba del Río.

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