Seguimos donde se quedó el relato de la carta del 29 de Noviembre, que hablaba de los árboles y arbustos que crecen en Vidángoz y los usos que se les da. Habíamos visto en parte ya lo que se decía de pinos, abetos y hayas. Seguimos, pues, desde ese punto.
Sobre el roble, señalaba Mariano Mendigacha (Mendigatxa) que “no crece mucho” (que no hay mucho en Vidángoz), que su madera es buena para hacer mesas, puertas y cubas de vino y que “tiene mejor fuego que el haya”.
Por lo que respecta al encino, señala mariano que “tiene madera muy fuerte, que la buscan los carpinteros para hacer herramientas”. En cuanto a su valor como leña, dice que “tiene el mejor fuego de todos los árboles”. Y señala también, al mencionar el uso de sus cenizas para lavar, que “si las mujeres no mezclan las cenizas del encino con otras cenizas se les agrietan las manos al hacer la colada”.
Habla después del fruto de haya, roble y encino, que denomina respectivamente magalla, zin y artazi (y a todas en conjunto, ezkur). Dice que el año que hay bellotas se llevan los cerdos “a la bellota”. Y que la bellota del encino es la mejor, y que la gente la come como las castañas.
En cuanto a los lugares donde crece cada árbol, señala Mariano que “abeto y pino crecen también en los pacos, el haya en las sierras, el roble en los carasoles y el encino en lugares rocosos”.
Por lo que respecta a arbustos, señala que “los que más nacen son el boj, el espino, el acebo y la argoma. El boj es el más fuerte de todos y con él se hacen cucharas, peines y los carpinteros lo usan para poner adornos en otros materiales, y tiene tan buen fuego como el encino. El espino, que también tiene buen fuego, lo usan los carpinteros para hacer ejes. Vienen de Aragón y compran todo el monte para quitarle la corteza. De la corteza hacen goma para coger pájaros vivos”.
Ya en la carta de 18 de diciembre del 1903, termina el repaso a los arbustos con el saúco y el avellano. Dice que “la hoja de saúco se recoge en primavera para todo el año; cuando hay catarro se cuece de estas flores y con azúcar o yema de huevo (o si hay de las dos, mejor) bien batido, si se bebe mezclado con el agua de la flor cada vez la cantidad de una taza, se aflojan los pechos. También, después de pasada la sazón, muchos la recogen para hacer tinte negro. Su madera es buena para mangos de hacha. Tiene mal fuego”.
En cuanto al avellano, señala que “con él se hacen los collares para colocar el cencerro en el cuello de los animales. También se hacen cestas, aros y muchas otras cosas. Con avellano se atan los maderos (en las almadías) para llevarlos a vender. Muchos sacan la vida de estos palos, cortándolos y vendiéndolos”.
Para terminar, solo cita como frutales ciruelos y nogales. Dice que hay otros muchos árboles, pero que como no son de provecho, no los nombra. Ante todo, parece que Mariano Mendigacha era un hombre práctico.
[…] Azkue en 1903 y a la que ya se hizo referencia en esta publicación hace algún tiempo (1ª parte y 2ª parte). Para terminar, e imitando a un anuncio de electrodomésticos reciente, los que aparecen en la […]