El documento del que vamos a hablar se redactó en 1884, esto es, en la época en la que se dejó de enseñar el uskara a la nueva generación y uso del roncalés entró en barrena. Pues bien, este testimonio escrito, pese a ser lingüísticamente de menor relevancia, tiene algo de icónico por ser su autor el tenor roncalés de fama internacional Julián Gayarre.
Quizás por eso mismo, por venir de alguien que había alcanzado una fama tan grande, y por las fechas en las que fue escrita, tiene un carácter especial, puesto que nos demuestra que, pese a todo lo que consiguió, Julián Gayarre seguía llevando su tierra, su familia y su uskara muy dentro.
Y es que este tenor universal pertenece a la penúltima o última generación que aprendió uskara en sus casas en Roncal antes de que la transmisión familiar se interrumpiese de cuajo en la segunda mitad del siglo XIX.
Así, y pese a ser una misiva breve, Gayarre muestra en ella el afecto que tiene a su tía Juana, a la que invita a pasar unos días en Barcelona con todos los gastos pagados y conocer así el mar, y, de paso, manda saludos para todos los de casa… y un pellizco para las mozas guapas de Roncal.
Julián Gayarre, tenor universal, sí, pero, ante todo, orgulloso roncalés… y uskaldun!