Tras dos números de ausencia de esta sección, y aunque sea brevemente, volvemos al repaso a las cartas que escribió Mariano Mendigacha en aquel Vidángoz de hace más de un siglo.
En esta ocasión daremos cuenta de otra de las pequeñas muestras de su carácter que dejó entrever en sus escritos. Este apunte lo tomamos de la carta de febrero de 1905, precisamente la última misiva que tratamos en el número 14 de Bidankozarte.
En ella Mariano muestra a Resurrección Mª Azkue sus pensamientos al respecto de las cartas que le escribe: ‘Ya hace algún tiempo que tengo dos pensamientos metidos en la cabeza:
El uno que me dice: D. Resurrección está harto de tu vascuence, de tus cartas y de tu forma de escribir, con el trabajo que lleva, aborrecido con un desagradecido, te tira todas las cartas a debajo de la mesa; no le escribas más.
Y el otro me dice: no le creas a ése, ya sabes que le agrada tu vascuence, D. Resurrección no se aburre nunca de tu vascuence, de tus cartas, ni de tu forma de escribir; ya sabes que, aunque está metido en grandes trabajos, ya tiene cabeza y paciencia con las demás cosas para atender a todos; ya sabes también, por más trabajo que se le junte no le fallarán a D. Resurrección, pues está dado al trabajo, igual que el burro a los palos, no dejes el escribir como hasta ahora’.
Nuestro Mariano era un trabajador infatigable, pero que no quería ser canso. Azkue le confirmó que no lo era y, gracias a su colaboración, Vidángoz tiene un lugar importante en el mapa del Euskera.