Como lo prometido es deuda y para compensar el ritmo trimestral de publicación roto por el retraso en el número anterior, aquí va una nueva entrega de Bidankozarte.
Parece que ya ha quedado atrás el invierno, algo más suave de lo normal, y tenemos un tiempo primaveral e incluso algunos días de calor más propios del verano. Las huertas (y los hortelanos) en plena faena y los montes llenos de diversos tonos de verde. En abril ha habido aguas mil y el río baja mayenco (el día de la almadía incluso “demasiado mayenco” debía bajar).
Y en Vidángoz además, por celebrarse este año el Uskararen Eguna, también hay algo más de movimiento de lo habitual. Además de lo acostumbrado en otras ocasiones, esta vez se va a grabar un lip-dub, un vídeo en el que, haciendo un recorrido por el pueblo irá apareciendo gente de todos los pueblos y diversas asociaciones del valle acompañado todo ello de una canción que, como merece la ocasión, reivindica el uso del Uskara.
En Vidángoz, aunque muchos todavía hoy lo vean como algo ajeno, lejano, seguramente influenciados por la política, el Uskara sigue vivo en nuestro vocabulario, en los nombres de los montes, de las casas, en los apellidos… Y en realidad, no hace tanto que se fue.
En la segunda mitad del siglo XIX, en 1863, el 90% (317 uskaldunes de un total de 347 habitantes) de la población y de allí en adelante, por diversas causas, el uso del Uskara cayó en picado, yendo poco a poco reduciéndose al entorno familiar y de ahí, a la tumba. En 1925 la revista “Navarra” todavía cita a Vidángoz como pueblo euskaldún en la muga sur de los territorios en los que se hablaba Uskara, habiéndose perdido ya en Burgui, Garde, Roncal y Urzainki. Incluso en 1935, a puertas de la guerra civil, aún se cifraba en un 4% el número de uskaldunes de Vidángoz, y teniendo en cuenta que la población rondaba los 400 habitantes, estaríamos hablando de 16 uskaldunes.
En efecto, para esas fechas, como ya señalaba Mariano Mendigacha (Mendigatxa) en sus cartas a Azkue a principios del siglo XX, señala que ya no se hablaba en la calle, cuando se lamenta de no poder enseñar Uskara a sus nietos. No obstante, debía quedar gente más o menos mayor que dominaban en mayor o menor medida el Uskara que habían aprendido de pequeños. Es el caso de Juliana Arriola (Arriola), que fue encuestada en 1924 por Eusebio de Etxalar en la realización de la Erizkizundi Irukoitza.
Algunos años después, con la llegada de los prisioneros que construyeron la carretera Igal-Vidángoz-Roncal, muchos de ellos vizcaínos y euskaldunes, algunas personas mayores de Vidángoz todavía conseguían hacerse entender con ellos en Uskara.
Posteriormente, aún hemos conseguido oír resquicios de aquel Uskara que se hablaba aquí por boca de algunas de nuestras abuelas o bisabuelas.
En los retazos de historia que he podido ir encontrando (y los que quedarán por aparecer), se menciona el Uskara en Vidángoz en 1560, cuando se le da a conocer a la supuesta bruja Graciana Belza su condena, “dándole a entender en bascuenç”, porque no entendía otro idioma. Siglo y medio después, en 1723, en otro proceso, esta vez eclesiástico, dos bidangoztarras se disputan la vicaría de Vidángoz, como luego comentaré en las notas históricas. Y otro siglo y medio después, el estudioso Louis Loucien Bonaparte contacta con Mariano Mendigacha y Prudencio Hualde para documentar el, por entonces, todavía sano Uskara.
En el medio siglo siguiente, como deja claro Mariano Mendigacha en sus cartas, el Uskara desapareció como la nieve cuando llega la primavera, en un visto y no visto.
Hoy en día, en la misma medida en que se fue apagando el Uskara en Vidángoz por boca de sus mayores, va rebrotando por boca de los no tan mayores, los jóvenes y sobre todo los más pequeños y cada vez es menos raro oír Uskara por nuestras calles. Si Mariano y Prudencio levantaran la cabeza, seguro que esbozaban una sonrisa al verlo.
Por todo ello y porque es parte de nosotros, disfrutemos de este Uskararen Eguna 2012.