Archive for the ‘Casas y lugares’ Category

Porteros de la catedral de Pamplona

Decíamos que casa Laskorna quedó vacía cuando Ángela Sanz se casó. ¿Y qué fue de ella? Pues contrajo nupcias, ya bastante mayor para la época (34 años), con el pamplonés Justo Gamasa Osinaga, hermano de un tío suyo (Gregorio, que se había casado 11 años antes con Sebastiana Navarro Pérez, hermana de Melchora). La pareja fijó su residencia en Pamplona y, poco tiempo después, pasaron a residir en la denominada casa nueva de los canónigos, junto a la catedral, ejerciendo de porteros de la misma durante cuatro décadas.

Junto a estas líneas, un cuadro de Jesús Lasterra de 1952 que muestra a la derecha la puerta de la casa de Justo y Ángela custodiando el Arcedianato (Fuente: patximendiburu.blogspot.com).

Casa Laskorna

Volvemos al barrio de Iriburua, para dedicarle unas líneas a casa Laskorna. Pero… “¿casa Laskorna? ¿Y dices que está en Vidángoz? Pues no me suena…”. Seguro que esto pensáis más de uno… Pero vamos a ver que tiene su explicación.

Y es que casa Laskorna quedó vacía hace justo un siglo, en 1922, y desde entonces ha permanecido prácticamente deshabitada… bueno, no todo el tiempo. En los años que siguieron al final de la Guerra Civil, casa Laskorna, junto a sus vecinas casa Aizagar y casa Bortiri, alojó a los Batallones de Trabajadores que fueron traídos a nuestro pueblo a realizar trabajos forzados abriendo a pico y pala la caja de la proyectada carretera Igal-Vidángoz-Roncal.

Es de suponer que, si ya no estaría especialmente bien cuando quedó desocupada, después del paso de los prisioneros habría quedado bastante maltrecha, al igual que se indicaba con la vecina casa Aizagar, y ello llevó a su demolición en la década de 1940. A finales de los años ochenta, la familia Zinpintarna construyó sobre el solar de dicha casa una bajera o garaje, y ése es el edificio que ha llegado hasta nuestros días.

Pero volvamos atrás para saber qué fue o qué sabemos de la familia que habitaba casa Laskorna. En la década previa a quedar vacía, en la de 1910, habían ido dejando la casa por diversos motivos todos los hermanos Sanz Navarro, y llegado 1920 solo quedaban en casa Ángela Sanz Navarro y su madre, y también natural de la casa, Melchora Navarro Pérez. En 1922 Ángela se casó y la casa quedó vacía.

En aquel mismo año, y no sabemos si conviviendo con madre e hija antes de que ésta se casara o justo después de que la casa quedara deshabitada, pasó un breve periodo de tiempo, unos meses seguramente, Leonarda Urzainqui Urzainqui [Arguedas], de quien hablamos en su día en por su fallido intento de establecerse junto con su tía Jesusa en San Francisco (E.E.U.U.) tras haber enviudado en Iciz [ver Bidankozarte 27]. Pues bien, aquel intento fallido fue en julio de 1922, y, tal vez, al tener que regresar, se alojó brevemente en casa Laskorna hasta que partió de nuevo para dejar Vidángoz ya definitivamente.

Pero sigamos desde los hermanos Sanz Navarro hacia atrás. Bueno, hay que señalar que la casa quedó deshabitada en 1922, pero dos de aquellos hermanos se habían casado a otras casas de Vidángoz: Onesífora a casa Elizalde y Félix a casa Zinpintarna.

Los padres de los hermanos Sanz Navarro eran Fermín Modesto Sanz Urzainqui, de casa Calderero, y Melchora Navarro Pérez, de la casa. Ésta, a su vez, también había recibido la casa por línea materna, pues su madre Vicenta Pérez Sanz era de Laskorna y su padre, Fidel Navarro Mainz, de casa Danielna. Y Vicenta también heredó la casa de su madre, luego vemos, una vez más, que esa creencia de que heredaban solo los primogénitos y varones no era una regla ni mucho menos. Los padres de Vicenta eran Francisca Sanz Urzainqui, de la casa, y Ángel Pérez Clemente, de casa Belttorna (actual casa Antxon).

Los cabezas de familia de la generación anterior eran Juan Gregorio Sanz Onco, de casa Laskorna, y Juana Paula Urzainqui Mainz, de casa Pantxo. Y ya de Juan Gregorio, que nació en 1786, hacia atrás, es difícil saber quién era de la casa,  entraríamos en el terreno de la conjetura, por lo que dejaremos aquí el seguimiento genealógico de esta familia.

Para ir terminando, hablaremos delposible origen de su nombre. Vista la formación de los nombres que mantienen la terminación que denota posesión en uskara, –ena o –rna, está claro que Laskorna es “la de Lasko”, pero ¿qué clase de nombre es Lasko? En mi opinión originalmente sería Blaskorna, y con el tiempo y la pronunciación habría perdido la B inicial. Así, en Vidángoz tenemos los topónimos de Bilasko y Bilaskoarena, y en el valle existieron los apellidos Braskotx y Blásquiz. Bueno, y en el propio Vidángoz, entre los 15 dueños de fuegos (casas) que quedaron en 1350 tras el brote de peste negra, había un Blasco de nombre y un Blásquiz de apellido. Y también en 1309, y dando nombre a uno de los primeros bidankoztarras mencionados en la documentación con nombre propio, tenemos a “Blasco de Vidángoz, llamado Mordos”, un malhechor roncalés al que persiguió el merino de Pamplona Juan Lópiz de Urroz (saliéndose de su jurisdicción), quien lo atrapó y ahorcó.

Hasta aquí, pues, unas pinceladas sobre la historia, genealogía y posible origen del nombre de casa Laskorna.

Toponimia: Kartxiria

Recuperamos esta sección sobre los nombres de lugares de Vidángoz con un topónimo que a la mayoría os sonará a chino: Kartxiria. Bueno, pues vamos a ver que éste es un caso curioso por varios motivos.

El primero es que, siendo un topónimo que estaba en uso hace prácticamente un siglo, ahora sea totalmente desconocido. Algo similar sucedía con otro topónimo que tratamos no hace mucho, Ezpelarena, muy utilizado hasta finales del siglo XIX y hoy ignorado.

Otra cuestión curiosa de este topónimo es que su uso no es que haya desaparecido porque hacía referencia a un lugar muy concreto de un monte y se ha acabado diluyendo y quedando englobado dentro de un topónimo que sirve para denominar a una zona más amplia (por ejemplo, prácticamente no se usan ni Irasokoatea ni Argaraia, dos topónimos que hoy se han diluido en lo que llamamos Azaltegia). En este caso, la zona ha cambiado de nombre, pero el nuevo nombre denomina al mismo espacio físico, como veremos.

Y por último, y relacionado con lo anterior, ya hay otros topónimos que han cambiado con el tiempo y que, por el devenir de nuestro uso de las lenguas, han pasado de tener un nombre en euskera a tenerlo en castellano, y no necesariamente siendo una traducción (por ejemplo, Antsoburua es ahora El Abetar o Ekiederra se denomina en parte El Pinar Grande), pero en este caso no es así, ya que el nombre que usamos actualmente para denominar a ese término es también en euskera.

Pues vamos al grano. Kartxiria viene a ser lo que hoy llamamos Landeta. No hay opción a la confusión porque, tal y como viene descrita la ubicación de un linar en un documento de 1671, éste se sitúa en “[…] la parte llamada Carchiria, entre el río Viniés y la cequia molinar […]”, luego no queda lugar a la duda.

Las referencias escritas al término Kartxiria o Kartxerea se extienden desde al menos mediados del siglo XVII hasta el siglo XIX, cuando se empieza a imponer el término Landeta.

En cuanto al significado del Kartxiria, el propio Mariano Mendigacha hablaba de kartxiriak en referencia a huertas de regadío, diferenciándolas de las baratzeak, que venían a ser huertas de secano. Paradójicamente, el término que lo sustituyó, Landeta, vendría a tener un significado similar, de pequeñas tierras de cultivo.

Hortelanos, ya sabéis: ¡A Kartxiria!

Sobre el nombre Paxapán

La casa que tratamos en esta ocasión tiene un nombre digamos que curioso, cuanto menos: Paxapán. Tiene esa pronunciación con “x” (sonido /sh/) tan característica del habla tradicional de Vidángoz y que también se puede oír en otros nombres de casa como Mux, Lixalte, Pexenena, Monxón… Pero, ¿de dónde viene el nombre Paxapán?

Seguramente se trate de un apodo, pero el intríngulis del asunto debe de estar en su origen: ¿Vendrá de alguien que decía mucho “Pasa pan”, como aventuraba algún mayor del pueblo? Puede ser, pero parece una explicación demasiado simple.

Juankar López-Mugartza en su artículo “Erronkaribarko oikonimia, mitoak eta elezaharra” ofrecía otra explicación curiosa: Paxapán, con otra pronunciación Paxabán, podría estar relacionado con la frase con la que se sella el Tributo de las Tres Vacas: Pax Avant.

Por último, plantearé mi propuesta, y es que el nombre esté relacionado con un tal Celestino Pasamán, natural de Olorón y que residió en Vidángoz hacia 1863 no sé exactamente con qué empleo, tal vez herrero, boyero, u otro oficio por el estilo. El caso es que en las pocas ocasiones en que se le menciona unas veces consta como Pasamán, otras como Masapán. Pasamán, Masapán… ¡Pasapán! En cualquier caso, tampoco queda claro que ocupara la actual casa Paxapán o la antigua (hoy Elizarena) y, como suele pasar, creo que nos quedaremos con las ganas de saberlo.

Casa Paxapán

Llegamos nuevamente al barrio de Egullorre, a casa Paxapán concretamente. Sucede con esta casa algo curioso: la antigua casa Paxapán o casa vieja de Paxapán sería la actual casa Elizarena y la actual casa Paxapán… pues todavía no he conseguido aclarar si anteriormente era una vivienda o, por contra, era un edificio destinado a otras funciones. La estructura exterior de la casa, las ventanas y puerta principal parecen indicar que la casa tiene cierta antigüedad, pero al seguir la genealogía de la familia Paxapán y al estudiar la ocupación de diversas casas de Vidángoz en tiempos pasados no queda claro que hubiera dos casas habitadas en aquel entorno…

Así pues, nos centraremos en la familia que denominamos Paxapán, en cómo se transmitió la casa durante la últimas generaciones. Comenzaremos por los hermanos Juanco Pérez, sus últimos habitantes hasta pasar en la década de 1970 a casa Lixalte, con la que tenían vínculos familiares y que en aquel momento estaba vacía y en mejor estado que su casa nativa.

Casa Paxapán

Natural de casa Paxapán era la madre de los hermanos Juanco Pérez, Gabriela Pérez Artieda, casada en 1909 con Nicolás Juanco Salvoch, natural de casa Juanko. No era la primogénita, pero junto con su hermano mayor Fermín, que se casó a casa Txestas, eran los dos únicos hermanos que llegaron a adultos de los ocho hermanos que eran, dándose la curiosa circunstancia de que cuatro de ellos murieron en torno a la edad de 20 años y otros dos, y esto ya era más habitual, con 2 y 3 años de edad.

Gabriela, a su vez, había recibido la casa de mano de sus padres, que eran Faustino Jovita Pérez Larrambe, de casa Paxapán (algunos tal vez conozcáis un lugar en el monte que se denomina Lo de Jovita, pues bien, hace referencia a este Faustino Jovita, puesto que se refiere a una finca de esta familia), y María Petra Artieda Mayo, natural de Uztárroz, quienes habían contraído matrimonio en 1868. Faustino era el 3º de seis hermanos de los que tres fallecieron a corta edad, otra a los 28 años (poco antes de la boda de Faustino) y del benjamín de esta generación no sabemos qué fue, tal vez se casó a otro pueblo o tal vez emigró.

Éstos habían sucedido a los padres de Faustino, que eran Francisco Fermín Pérez Eder [Paxapán] y María Juana Larrambe Mainz [Axairna, actual Paskel], que se casaron en 1838. Francisco Fermín era el primogénito, y los otros dos hermanos fallecieron con casi 2 años y 13 respectivamente, por lo que la pervivencia de la casa pendió durante tres años de un hilo que era el propio Francisco Fermín.

Francisco Fermín había heredado la casa de mano de sus padres, Francisco Ygnacio Pérez Urzainqui [Paxapán] y Juana María Eder Esandi [de Roncal], pareja que había contraído nupcias hacia 1815 (seguramente en Roncal, por ser el pueblo de origen de la novia) y de quienes era el primogénito. Francisco Ygnacio era el benjamín de tres hermanos, pero parece que el mayor falleció a temprana edad y la segunda, que era una hermana, no sabemos si estaría destinada a heredar, pero tuvo un hijo de soltera (aunque terminó casándose apenas dos meses después) y en aquel momento salió de la casa, quedando como heredero Francisco Ygnacio, quien se casaría apenas un año después, en 1815.

A Francisco Ygnacio le legaron la casa sus padres, casados en 1779, Joseph Gabriel Pérez Hualde y Mª Cecilia Urzainqui Mainz, siendo ella la natural de casa Paxapán, quien a su vez la había recibido de sus padres, Pedro Francisco Urzainqui Dansa y Mª Ysabel Mainz Pérez, pareja enlazada en 1751 y en la que ella era natural de la casa que tratamos. Y con los padres de Mª Ysabel, Domingo Mainz Gambra y Lucía Pérez Echeverri, él de Paxapan y ella de Garde, llegamos todo lo lejos que puedo llegar en la genealogía, pues Domingo Mainz era el dueño de la casa en 1726, que es el último punto de control histórico que puedo enlazar y antes que eso ya no sé por cuál de los progenitores de Domingo seguiría.

La transmisión de casa Paxapán, como la de todas las casas, veis que ha tenido sus peculiaridades. Se nos escaparán muchas historias, pero algunas nos son inalcanzables…

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